Jodido: sin nada qué hacer...

Hoy no fui a clases, pues ya culminaron las olimpiadas académicas y deportivas. Solo queda el bailetón que será dentro de unas horas para definir qué salón es el campeón de estas, mas no sé si ir o no. Quizá muchos digan, Puta, que rico, estar en tu jato sin hacer nada, pero, la verdad, es que yo no lo siento así. Me aburre tanto estar solo en las mañanas. Si bien es cierto que tengo tiempo para repasar, me canso y cuando quiero distraerme no hay con quién hacerlo.

Me llega altamente que todos mis conocidos vivan lejos o realicen sus actividades en el otro lado del mundo, ¿por qué tu universidad queda tan lejos?, ¿por qué no te mudaste a un lugar más cerca? Y, si no viven lejos, no pueden o están ocupados justo hoy día, ¿por qué recién lo haces última hora?, ¿por qué hoy, pero los demás días sí?, qué jodido que eres...

Sé que debí haber hecho algo con anterioridad para evitar esta situación, pero es que me hes inevitable no sentirme molesto de que no haya alguien con quién pasar la tarde que no sea mi almohada. Al menos ella escucha y respeta tus silencios..., pienso, pero sé que no es lo mismo. Espero no haber llegado al límite del aburrimiento al hablarle a una almohada y exigirle una respuesta a mis dudas.

Quiero, en estos momentos, varias cosas: un postre frió de marucuyá con chocolate, curarme de esta afonía que tengo a causa de gritar mucho en las olimpiadas, un hombre para abrazar, un hombre que este dispuesto en las tardes y no solo en las noches como muchos, un vaso de vodka con jugo de naranja y esa cosita roja que lo hace dulce, un cigarro, tener una buena sesión de sexo, caminar por el malecón, escribir algo más interesante que sobre mi.