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Siendo yo |
Estudié en un colegio católico de hermanos maristas. Hasta ahí todo bacán. Lo jodido era que en mi promoción todos eran varones. Tener 13 años, rasgos afeminados, voz aguda, no jugar bien fulbito, y ser sensible no es lo mejor si estás en un colegio así. Es como una jungla. Conforme avanzas en el camino, solo sobreviven los más fuertes, y, si no tienes correa, te cagaste.
Por supuesto, la educación basada en valores cristianos se impregnó en mi pequeño cerebro. Eso sumado a las enseñanzas conservadoras de mi madre, y a los comentarios medio homofóbicos de mi viejo, me hicieron creer que de seguir el camino de la mariconada me iría derechito al infierno. Era apenas un púber con 3 vellos púbicos. Tenía miedo de joderme la vida yéndome al infierno, muriendo infeliz. Por supuesto, eso no podía quedarse allí. Mi plan de salvación consistió, durante un par de años, recorrer las sietes iglesias todos los jueves santo, ya que sí lo hacía un número determinado de veces, y pedía por mi descarriada alma, iría al cielo.
Desarrollé una especie de fobia por tratar con hombres, que me hizo odiar todo tipo de fiestas, quinceañeros, bodas y demás eventos donde se congreguen personas. Me aislé por dos años, y, así como la criatura Gollum, dejé que mis miedos se apoderaran de mí hasta consumirme en una profunda depresión. Sin embargo, he de admitir que no estuve solo todo el pesado trayecto. Por esos años, conocí muy buenas personas, y pude acercarme a otras que no las sentía tan cerca de mí. No obstante, nada de eso pudo frenar el golpe.
Por el 2007 ya sabía que era gay, o algo así. Había intentando estúpidamente gilear con chicas para ver si podía tener solución. Claro está, con ninguna funcionó. Tengo aún en mi memoria una escena increíble. Está ella, Tala, sentada en el sofá de su sala, y yo del otro extremo confesándole que me gusta, mientras ella me mira con cara de '¡Qué mierda me estás diciendo Max?'. Luego, empiezo a llorar. No lo hago porque me halla negado de golpe mis sentimientos de afecto, sino porque sé que no tengo remedio, que ya no tengo más esperanzas, y no sé qué hacer.
Esa experiencia sumada a otras hizo que me autodestruyera de la manera más cruel que he conocido. Mi inconsciente me hizo una mala jugada por dos días, y casi me suspenden del colegio por mi estupidez. Buscaba ayuda, pero no de la mejor manera. No sabía cómo hacerlo tampoco. Al final, la obtuve, y pude salir de la tormenta que me envolvía. Me costó mucho trabajo aceptarme quién soy con mis defectos y virtudes. Me costó mucho aprender a convivir con los demás.
Sé que vivir estas experiencias me han hecho una persona más fuerte; no obstante, aún quedan ciertas heridas por sanar. Es complicado ser uno mismo, cuando parece que está mal. Pero, he aprendido, con los años, que está bien ser diferente, siempre respetando y valorando la diferencia de los demás. Algunas veces, uno simplemente tiene que seguir su camino, así le joda al resto, porque uno no puede actuar en beneplácito de terceros toda la vida. Todo es cuestión de voluntad, y huevos. Sobre todo huevos, para pararse ante los demás y decir: Fuck them all, quiero sentirme bien siendo quien soy.