Mostrando entradas con la etiqueta Pastrulada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pastrulada. Mostrar todas las entradas

martes, 25 de octubre de 2011

Australopithecus

Mientras hablo con el chico 6pack que me agregó hace poco, me pregunto qué carajo tiene él que no tenga yo. No es tan lindo de cara, pero su vientre, sus brazos... Es un buen ejemplo de cuerpo de hombre para cualquier gay. Me pregunto si en verdad a ningún chico str8 le llega al pincho, así sea en el fondo de su corazoncito, el hecho de que no tengan 'Eso'. 'Eso' que jala las miradas de chicas,  que hace que sonrían lindo, pellizquen sin interrupción a su mejor amiga para que esta voltee, le lancen una mirada cómplice, y se rían juntas. 'Eso' que hace que hasta el marica, que se jura machazo, se moje internamente,  actúe fresh, se moje todo, y quede como un tipo tonto cuando ve un chico guapo.

Yo creo que sí. Es decir, a todos los hombres nos gusta sentirnos bien, y mostrar alguna cualidad que nos diferencie de otros para atraer. Todos los hombres del mundo desarrollan un ego interno, pero las mujeres son más desvergonzadas en mostrarlo.  Es normal. Es como ir de caza. Si vas sin arma que te defienda, perdiste flaco. Hay que estar preparado. Siempre hay alguien más churro que uno atrás. Pero, la diferencia entre ese huevón (porque jamás será él) y uno es el cerebro. Hombre bonito y cerebro cagado no dura más que Hombre 'buena gente' e inteligente. Es así.

No conozco mujer str8, marica o gay que no valore un chico inteligente. Casos hay varios. Conozco chicos churrísimos  y chicas guapísimas que están con unos patas NADAQUEVER. Así, con mayúsculas y todo, pero están. Y tú, querido lector, te preguntarás, ¿quién soy yo para decir que alguien es NADAQUEVER? Bueno, ojo de loca no se equivoca, ¡chúpala! Una vez aclarado mi punto subjetivo, prosigo. Decía que los chicos inteligentes son bien valorados en la sociedad, aunque, venga, no todos pueden serlo. Por ello, creo que los hombres deben rescatar más su astucia.

La astucia es la mejor de las armas. Tal vez, por eso me atraen las serpientes. Un hombre que sabe mover bien sus recursos, que avanza con cautela, y se lanza cuando es preciso, a pesar que quizá no tenga ni brazos, ni piernas, ni la cara, puede ser muy exitoso en su caza. Los hombres heterosexuales tienen la dicha que su cerebro siempre se suele ver como un 'coso' primitivo por parte de las mujeres str8s, mayoritariamente. Es demasiado menospreciado, y por ahí fácil pueden sacar partido de esa situación. En cambio yo, chico miembro de una sociedad caleta que rajan de los profiles Manhunt de otros, tengo, o mejor dicho siento, la presión social de hacer un esfuerzo extra por verme más que bien, ¡y no es fácil!

No es nada sencillo conseguir plata para ir al gym, dejar de comer esa torta twistter de Tortas Gaby que tanto me gusta, comprarme ropa cada temporada, ser menos áspero en mi trato de lo que suelo ser, etc.. Es complicado ser gay, y ya es decisión personal si uno se deja llevar o no. Las armas de conquista en el género no varían, sino, quizá, la manera cómo se emplean. Por lo demás, todos somos Australopithecus cuando vemos algo que queremos.

¡Y 6pack? Bueno, no es más que eso.

jueves, 11 de agosto de 2011

Yo también...

Una frase completa puede cambiar todo el sentido del mensaje. Lo aprendí hace mucho. Ayer caminaba con Rulos Bonitos por el parque de la loma, y, mientras conversábamos, me di cuenta de que muchas veces no necesitaba decir la oración completa para que él entienda lo que quería decir, lo cual me pareció increíble, pues eso me demuestra que hay una buena comprensión entre lo que uno dice y el otro escucha.

Sin embargo, me puse a pensar por una fracción de momento en esas veces que charlaba con otras personas y solo me decían , No, Yo igual, En fin, Yo también, etc. Sí, su respuesta era simple y directa, pero me dejaba la mente abierta a muchas interrogantes. A veces, aunque parezca estúpido, resulta necesario completar toda la frase, pues al hacerlo damos más seguridad sobre lo que sentimos frente al mensaje, y nos acerca al otro, pues le hace sentirse escuchado. Entonces, me acordé del típico ejemplo de...

Y: Hola Bebe, ¡cómo estás?, ¡todo bien?
X: Sí.
Y: Bueno, yo hoy día tuve un día maso pesado, pero luego... Y tú?
X: Yo igual.
Y: Ok. Te quiero mucho.
X: Yo también.
Y. Ok (¡tú también qué, me quieres mucho o lejos, me lo dices por compromiso o qué?)

Puede sonar bien noico lo que estoy diciendo, pero oír la frase completa con ESA palabra, y todo el sentido que acarrea, puede modificar muchas cosas, como la percepción que se tiene sobre uno. A veces sí es necesario que alguien se dé 1 segundo de su vida y te diga de buena manera, así esté cansando o lo que sea , Yo también te quiero. Sonará estúpido, pero creo que decirlo completo es una manera de afianzar un lazo con la otra persona.

No voy a negar que influyen la voz, la manera cómo se dice el mensaje, el contexto, entre otros factores, pero no por ello la palabra debe ser olvidada o tratada como algo secundario. Puede ser que muchos se comuniquen con silencios y otros medios, pero hasta ahora no he conocido sujeto que no haya gustado un mensaje que diga "te quiero mucho" enviado al celular a las 3:00 a.m. por alguien querido.

sábado, 4 de junio de 2011

Vida y Yo

Estoy un poco resentido con la vida. Es que la huevona se pasa. Yo doy todo lo que puedo para manejar bien la situación, pero me la pone difícil, pues. ¡Qué culpa tengo yo? Sí, lo sé. He sido bien pesimista últimamente, pero a todos nos viene la regla tarde o temprano, ¿no? No es que ahora sea Mr. Felicidad y sonría a todo el mundo, y crea que mañana todo será pinky, pero he aflojado mi carácter, y mucho. Entonces, ¿por qué se comporta así conmigo?

No lo entiendo. Cuando quería conmigo, estaba sin ganas, y ahora nada. ¿También le habrá venido la regla? Quiero que volvamos a estar como antes. No había peleas, pero tampoco mucho entendimiento. Eso era pajita, al menos me tenía pensando sin llegar al extremo de querer que me jale de los pelos por sus dudas. Ay vida, vida, si supiera todas las tonterías que me hace. La echo de menos sus toques, lo suficiente diría yo. Estamos en un break, pero quiero verla de nuevo.

Creo que somos buena pareja, siempre hay equilibrio. Lo malo es que a veces se pasa de pendeja. Yo no tengo problema con ello. Tenemos una relación bien open mind, pero no me gusta que otros me increpen lo bien que se lo pasan con ella, mientras estoy peor que perro arrastrado. Eso me jode. Solo le pido que sea más caleta cuando se quiera divertir, nada más. Espero que esté más tranquila esta semana que viene. Han sido días pesados. Hasta pronto, es hora de ir a su encuentro.

lunes, 30 de agosto de 2010

Rose rocks!

¡Feliz día Santa Rosa de Lima!: la primera santa de América latina, regia, alta, lacia, blanca, esquizofrénica, virgen, hardcore, de origen español y super limeña. So nice!

Rose nació a mediados del siglo XVI. Tuvo una vida fresh, a pesar de tener money. Luego, cuando cumplió la mayoría de edad, sintió el llamado de Dios, que no era más que una sombra imaginaria que la jodía de noche, y decició meterse en el convento. Gustosa de los lugares dark, de los azotes y la penitencia, se calcula que también vivió en la misma época que el negrito mazamorrero Saint Martin de Porras. Falleció joven y nunca conoció el botox, pues no lo necesito. Por eso y más you rock, honey R.

miércoles, 30 de junio de 2010

Sima de esperanza

Su hermosura era cegadora; sin embargo, el sol del medio día había terminado por derretir todo ese caramelo suyo que alguna vez me endulzo. Ahora era mujer sufrida, ociosa, cansada, fastidiosa, ella. No entendía por qué seguía allí. A pesar de eso, seguía con ella, pues los árboles parecían tratar de animarme de tanto en tanto con su sombra ofrecida.

-¿Ves algo?
-No.
-Mira bien.
-Estoy cansada.
-No cierres los ojos.
-¡Te digo que estoy cansada!
-Si sigues así, nunca llegaremos.
-No sé para qué me fui contigo
-Yo sí “pero ya no estaba tan seguro de si creía estarlo”. Ya nos falta poco, Clara. Mira, allí, hay una fuente.
-Se ve seca.
-Pruébala y sabrás.
-¿Y si me pica una araña? Me habré bajado por las puras.
-Pues nunca más te acercarás.
-Solo los tontos cometen tales locuras.
-Como huir a la nada con la mujer que dices que amas sin dirección alguna.
-¡Cállate!, ¡no sé porqué me tuve que ir de la casa de mi padres! Ahora estoy en no sé dónde, contigo y sin ti, perdida, cansada.

Nunca antes me había gritado. Fue el principio del silencio. Intenté romperlo, pero fue en vano.

-¿Ves algo?

Silencio.

-Clara, responde, ¿ves algo?

Silencio.

-Está bien. Si no quieres hablar, calla. Quizá no es tu culpa, es mía. Sí, es mía. No debí mirarte esa vez. Tú tampoco, pero lo hiciste. Qué ingenuos los dos. Nunca hagas todo por amor, o ilusión, me decía mi padre. ¡Qué sabio era él! Ahora estamos aquí, con hambre, sed y, ¿desamor? No, nunca he amado. Lo sé, soy consciente de eso, pero guardaba fe de hacerlo. Ojalá tu también hubieses abrazado lo mismo que yo, pero no. Querías una aventura. Ahora la tienes, pero te quejas. No te entiendo. Creo que veo un camino más allá. Avance.
-Está bien.

miércoles, 16 de junio de 2010

Mi barrio

A veces confundo el gris del cielo con el de la avenida. La soledad se ve disfrazada por los diversos colores opacos de las casas. El silencio es imperante, tanto así que un cementerio puede llegar a resultar un espacio más entretenido. Por eso, no puedo comprender por qué le pusieron el nombre de una diosa tan bella a semejante lugar. Yo le hubiese puesto, sin exagerar, Averno.

Tampoco hay muchos árboles, ni flores, ni arbustos, parece un imperio de cemento. Las personas que la transitan van usualmente sólas, calladas, mirando todo y nada a a la vez. Solo quieren pasar rápido y llegar a su destino. Allí raramente se oye el cantar de los pájaros, el choque de copas de un brindis o la risa de los niños.

En medio de esta hay un almacén con una amplia cochera. Varios carros y camiones pequeños entran y salen de esta. La hora límite de ingreso es siempre precisa: 8:00 a.m. Basta que un automovil se pase un pobre minuto para que Jocho, el guardia de seguridad, vuelque toda su rabia sobre este por atreverse a levantarlo de su comodísima silla donde espera pacientemente la hora de salida. Exactamente al frente, cruzando la calle, hay un poste azul, que más que luz brinda noticias breves sobre la localidad por la increíble cantidad de anuncios pegados allí.

Mi casa se encuentra frente a este. Su fachada es sumamente contrastante. Mientras que las columnas que la rigen son de porcelana marrones, cremas y verdes sus paredes son azules y celestes. Sus ventanas son amplias, opacas, enrejadas, como una cárcel. Cuando la miras de frente, parece alzarce como un alcázar imponente, tétrico, sombrío.

Delante de esta existe solo rezagos de lo que antes fuese un bello jardín japones, un pasado más alegre. Ahora hasta la maleza se abre paso entre el pasto que yace seco. Ni los insectos se acercan allí, es muerte asegurada.

jueves, 25 de febrero de 2010

Maxxienieves y los 3 punticos I

Hace mucho tiempo, en Arco Iris Town, en las tierras de Gayland, vivía un príncipe de cabellos ondeados y castaños llamado Maxxienieves. Su cuerpo era alto y delgado como un alfiler, su piel blanca como el papel, y sus ojos amarillos como el sol. Él habitaba en una gran palacio de cristal junto a sus sirvientes Valetodinos y su querida madre Yekacienta, quién había perdido a su pareja hace mucho en un duelo con Vizcondelmort, rey de Putiland. El príncipe tenía bajo su posesión un objeto de mucho valor llamado "El Consolatorium". Este era un báculo de poder hecho del más fino metal que jamás haya existido y en una de sus puntas tenía una esfera de marmol que decía AYR; es decir, el lema del reino: Ay, qué ricow. La importancia de que este objeto permaneciera en tenencia de Maxxinieves era sumamente grande, ya que sin él no hubiese existido el equilibrio emocional en Gayland y todos sus habitantes habrían vivido Drama Queens todos los días de su existencia. Así mismo, otorgaba la facultad de controlar a todo ser vivo dentro de las tierras del reino al poseedor. Sin embargo, había alguien que ansiaba el consolatorium con el fin de tener más poder: La Putisima del Oriente.

Esta bruja vivía en la montaña más alta y fría del mundo a las afueras de Gayland, Bitchland, donde la sonrisa de hasta los más sonrientes era capaz de extinguirse y la promiscuidad rondaba en el aire. Ella, que antes había sido una sirventa Valetodina, siempre quizo ser princesa de aquel bello lugar. Por eso, todas las noches le imploraba a la diosa Perrisa para que pudiese cumplirle su deseo. Así fue que la diosa habiendo oído sus suplicas la sedujo al ritmo de Aquarin para que escapara del palacio y se fuera a Bitchland para lograr convertirse en reina. Sin embargo, lo que la diosa deseaba de verdad era tomar forma humana, por lo que intento de forma fallida apoderarse del cuerpo de la joven, ya que la diosa Orgasmisima le envió un Orgasmillo desde Placerise, la tierra de los dioses, para que reaccionara y logre huir. Asustada, volvió al palacio, pero nadie le creyó porque su rostro había quedado más desfigurado de lo normal. Por ello, maldijo a todos los habitantes del reino y prometió que volvería para retomar venganza sobre el derecho que según ella merecía.

Todos convivían en armonía en Gayland y trataban de no tener contacto con otros reinos; no obstante, el día de cumpleaños número 40 de Yekacienta, Vizcondelmort le envió a la reina un Mensajillo Pajillero con un Ave Latex en la cual expresaba su terrible desespereación por ser perdonado en persona por ella misma. Aunque a Maxxienieves no le pareció una buena idea, su madre, que era considerada la mujer más pura y buena de aquel lugar, invitó al rey de tierras lejanas al palacio a un baile real para que concedirle el perdón sagrado. La noche de la fiesta, Yekacienta no sólo aceptó las disculpas del rey de Putiland, sino que aceptó su invitación para visitarle a su palacio con frecuencia para discutir sobre un tema de vital importancia que era cómo convencer a la princesa Rupertinina, dueña del bosque de los Sementaris, que les obsequie una semilla. Ella era la gobernadora de las tierras de Tracaland en donde abundaba aquellos arboles cuya sábila blanca se decía prolongaba la vida y daba una fuerza sin igual.
Con el paso de los meses, Yekacienta se casó con Vizncondelmort y le siguieron años prósperos a Gayland, pero un día la reina sufrió varias veces casos de histeria y depresión, algo no estaba bien. Maxxienieves, al enterarse de la situación, galopó su celeste corcel hasta llegar a las ruinas de Smallfoot, al pie de las montañas Legendark y cerca al límite con Tracaland, donde consultó a los más grandes sabios la tierra, Los Pequeñosos, qué ocurría con su madre. Su respuesta fue la siguiente:
"La reina poseída está
de una mal trago que a ella alguien le da.
Es alguien que con ella se encuentra.
Ha de perecer si su corona no se va.
De tierras lejanas, ha venido,
como un perro caído.
Su cara está desfigurándose,
más su poder se halla acrementándose.
Echarlo de Gayland debes,
o si no será tarde Maxxienives.
Vizcondelmort, el nombre del mal es.
A Arco Iris Town tienes que volver de una buena vez."
Él príncipe había intuido que lago malo iba a pasar con la llegada del rey de Putiland, pero nunca tanto. Inmedeiatamente, se puso en marcha hacia Arco Iris town, pero en el camino hacia allí un olor extraño se incrementaba en el aire, promiscuidad. De pronto, el camino desapareció y a lo lejos pudo percibir 4 sombras que se acercaban en dirección hacia él. Hasta que los tuvo a 2 4 metros de distancia y vio que eran Amixeris, jinetes que con sus movimientos corporales te dejaban un trauma psicológico. Ni bien Maxxienieves los reconoció, giró con su caballo ,y empezó a galopar todo de frente hasta que logró escapar de aquel aire asfixiante y de los Amixeris. Él princcipe siguió montando hasta que llegó a los límites con Tracaland. Tenía que salvar a su madre y su tierra, mas no sabía cómo, por lo que empezó a desesperarse. En ese momento, apareció Hadis Marquis, el hado padrino de la familia, quién le aconsejó ir con su tía Rupertinina. Era hora de pensar en un plan par salvar Gayland y descubrir qué cuáles eran los planes de Vizcondelmort.