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viernes, 30 de mayo de 2014

Encuentro Fatal


Regla # 69:

Cuando te vayas a follar con un desconocido, NUNCA cierres los ojos y te dejes llevar por la dureza de su miembro. Puedes perder más que un celular por no querer ver.

Hoy perdí mi smartphone de la manera más imbécil posible. No voy a entrar detalle sobre cómo pasó, pero sí diré que fue por arrecho. Qué cagada... Hacía tiempo que no me metían la rata tan hasta al fondo. Me dejé llevar.

Aluciné todo, como siempre. Me compró con su interés por libros, el vino tinto y el incienso. Además, tenía las manos tibias... Hijo de puta. Me dejó su canguro de mierda -nunca subió-. Me dejó con las ganas. Me dejó en la nada. Creo que es una señal. Lo mejor ha sido el almuerzo, y el encontrar mi cama tendida. Ya pasará.



jueves, 29 de diciembre de 2011

Antes de continuar...


El año se va. Creo que me he tropezado y levantado más que en el 2010. Me han ocurrido varias sucesos importantes a lo largo de este, pero quizá el más trágico haya sido tratar a la muerte, y ver desde mis ojos, y los de otros, como algo se transforma abriendo nuevos caminos, haciéndome revalorar el afecto que muchas personas me brindan día a día, y mi día en sí. Pero, hay más. Por ello, me he planteado hacer una lista de aquellas cosas que marcaron mi 2011. No lo haré con un orden jerárquico, sino tal cual ocurrieron. Establecer una sería muy tedioso, y creo que hacerlo de esta manera es lo más humanamente cercano a la realidad del vivir.

He de admitir que no empecé bien el año. Las peleas con mi madre hicieron que vuelva a rehabilitación por un tiempo. Salía y entraba, o entraba y salía. Algo así. Probé por primera vez coca, y juré no hacerlo de nuevo. Luego del verano, nunca más la he vuelto a probar. Tampoco la recomiendo. Es una estupidez. Por aquella época, mis semanas consistían en ir al antro los miércoles y domingos, embriagarme, ponerme high un toque, y bailar. Lo mismo cuando salía a aquellas reus en Surco. Era una rutina, que felizmente tuvo su final.

Sentí que había probado todo. Decidí empezar la universidad limpio. Por ese entonces, conocí al payasito lindo. Es muy lindo, un buen chico. Nuestras charlas me dieron pie a tratar de ubicarme a mí ahora frente a lo que era yo  hace un par de años. Tuve largos encuentros con mi conciencia buscando el motivo por el cual no sonreía tanto. Me di cuenta que había crecido, pero que eso no era motivo para dejar de ofrecer sonrisas. Pude conocer en ese periodo a nuevos personas, y formar nuevas amistades.

En Julio, celebré por primera vez, luego de más de una década, mi cumpleaños. Fue un logro hacerlo, porque fue una de las metas que me propuse al comenzar al año, y no resultó nada sencillo. Pasé penurias para conseguir un lugar donde realizarlo. Luego, cancelé el evento un día antes. Hice un chongaso para que las cosas salgan como quería, y así salieron. Es increíble esa sensación de autorealización que conlleva hacer bien las cosas. Conocí a Churro.

Salimos unas semanas, y todo era genial.  Hablábamos con regularidad sobre diversas cosas. Jugábamos en la loma, y todo me parecía increíble. Existía una buena química sexual. No lo voy a negar. No obstante eso no fue suficiente, al menos para él. Tampoco sentía que podía avanzar conmigo. Me llegó mucho al pincho, y como si eso fuera poco, mi padrino me dejó. Falleció un lunes en la madrugada de cáncer. Nunca fui a verlo al hospital. No quería verlo mal. Soy muy sensible, y absorbo fuertemente las sensaciones de otros. Ese día lloré.

Pasaron por mi mente muchas imágenes. Demasiadas, diría yo. Veía a mi hermana, y luego a la suya, pero no podía hacerlo por más de 15 segundos, porque ella empezaba a llorar. Me tocaba las manos, sin mirarme, y me decía cuánto había crecido. ¿Cómo pasan los años, no? La mujer tenía la mirada perdida mientras recordaba aquellas veces que me quedaba en la terraza de su apartamento a jugar con su hermano y su familia. Solo estaban sus hermanas, sus hermanos, y su papá. La escena parecía sacada de una película casera, pero yo aún no comprendía cuál era mi rol.

Tengo viva la imagen de su papá alzando su brazo para agitarlo suavemente despidiéndose de su hijo mientras su féretro ingresa lentamente al crematorio. Y la música de fondo... No sé cómo describir bien lo que aconteció después. Aunque, aprendí mucho, especialmente, a apreciar los momentos compartidos con aquellas personas que tanto admiro y que, si bien no no me miran con los mismos ojos, están ahí;  también, me sirvió para acentuar aquella concepción mía sobre la  muerte como una llave hacia una transformación, la que podemos aceptar o no.

Al finalizar el año, viajé con la gente de mi universidad  a Ayacucho. La pasé genial volviendo a la sierra luego de un tiempo. Me reencontré con viejas amistades. Conocí un loco que me volvió a motivar para seguir escribiendo.  Pude perdonarme tanta tonterías, y tomar las riendas de mi relación con los demás.

Ahora, hay dos tipos que me parecen guapos, aunque me inclino más hacia uno. Estoy tratando de modular mi tirria hacia la perra, y de trazarme metas y objetivos a cumplir. Quiero ver a mi hijito, mi blog, crecer. Tengo planes para él también. Tiempo de seguir.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Todo sobre mi padre

Mi papá y mi mamá, desde que tengo razón, siempre han trabajado muchas horas. Casi nunca están en casa, salvo los fines de semana. El domingo es el día sacramentado de la familia. Por ello, me crié rodeado de mujeres, entre las que sobresalieron mis hermanas mayores, mi abuela, mi nana, y las tantas chicas que pasaron por mi hogar.

Crecí, y fui desarrollando una sensibilidad especial frente a las cosas. Aprendí diversos roles sociales, y diversas costumbres de distintas formas. Mi papá, el colegio y mis tíos me enseñaron las formas de socialización masculinas, y mi madre, y las demás mujeres, las que debía que tener para con ellas. Tuve la dicha de tener un papá que no negase la feminidad como vía para mostrar la virilidad, a pesar de tener un carácter muy fuerte y dominante para con los demás, similar al de mi madre. Mis hermanas adquirieron  'esa fortaleza' de la  misma manera. Yo, en cambio, no lo hice.

Esto me generó ciertos problemas en mi niñez, pues al no tener alguien a quien enfrentarme más que a mi papá, y ciertos primos, no tenía bien clara la idea de luchar. Sabía competir, eso sí. Lo había hecho desde chiquito con mis amigos y amigas cuando salíamos a jugar, pero eso era todo. Mi papá intentó por diversos métodos tratar de "forjar" mi carácter a través del incentivo en la práctica de ciertos deportes. Así lo hice un tiempo, hasta que me harté, y se lo hice saber. Él se decepcionó mucho, me imagino. Creo que hice bien en decírselo en ese momento, que haber continuado con su sueño.

Sé que a él le hubiera encantado la idea que yo fuese pintor o ingeniero, pero sé que se siente tranquilo sabiendo que hago lo que me gusta, y que lo hago bien. Supongo que es normal para él, como padre, haber desarrollado ciertos sueños y esperanzas conmigo. Especialmente si se tiene en cuenta que soy el menor y el único hombre de tres. Aunque, me siento bien sabiendo que soy distinto de él, y él también.

Es esa diferencia la que nos permite discutir siempre en la mesa del domingo; la que hace que él vea al izquierdismo como unos sucios comunistas, y yo como una ideología distinta a la tradicional; la que hace que él me diga para ir a ver películas de acción, y yo dramas. Es así, y así le tengo mucho cariño, y lo respeto, y él a mí.

***

Lamentablemente, muchas personas creen que  los hijos desarrollan una manera de pensar y obrar similar a la de sus padres. Eso es incorrecto. Creo que el rol de ellos a nivel de formadores en cuanto a hábitos y creencias tiene un límite en el tiempo, y un determinado alcance, y que los hijos escogen, una vez que van aprendiendo a ser más individuales, a elegir qué ruta seguir. La libertad de pensamiento nunca está del todo controlada.

Algunos cargan sobre sí los errores de sus papás, y eso no está bien. Así como no es correcto especular que las malas conductos de aquellos se repetirán en los hijos. De esta forma, por el hecho que mi papá sea un poco homofóbico no quiere decir que yo también lo sea, o porque él  haya sido un poco agresivo conmigo en mi infancia yo tampoco voy a tener que actuar de la misma manera con mis hijos. Esas son tonterías. Uno siempre escoge lo que considera mejor para sí mismo y los demás. Eso es crecer. Ser capaz de observar, analizar un contexto, y tomar una decisión según determinados criterios propios.

domingo, 26 de junio de 2011

¡20!

Hola, así como algunos sufren de crisis existenciales a los 30 o 25, a mí me está dando a los 20. No creo que el mundo se va a acabar luego del 17 de julio de 2011, y que voy a tener que ser amante del botox para poder vivir en paz. Es solo que veo atrás, ¡y son 20 años! Puede parecer poco, pero para mí es un pincho. Es más, yo juro que ayer cumplí 18, pero mi DNI dice otra cosa.

Estoy medio bipolar, y es que por un lado ando super feliz de cumplir 20, y de por primera vez tener los ánimos para organizar una fiesta con onda medio pop/vintage, y ver a todos ebrios hasta que no puede pararse. Pero, por el otro, ando medio emo, porque siento que no tengo la ayuda necesito, y porque no he cumplido varias metas que me había propuesto para esta edad, como al menos tratar de estar en una relación formal, escribir una serie de cuentos, etc.

Quizá sea muy cojudo para pensar en esas cosas, pero tengo 19 (aún), y el tiempo corre, y a veces no tengo idea de dónde va para esto. Solo quiero que las cosas salgan bien. Estoy viviendo una etapa de transición, eso lo tengo clarísimo. Últimamente han pasado cosas que me han hecho reflexionar sobre lo que quiero, y cómo lo quiero lograr. Sonará simple, pero quiero hacer las cosas bien. He tomado varias decisiones. Algunas joden mucho a otros, otras no.

Una muy buena amiga mía me ha ofrecido el departamento de su flaco para hacer la fiesta, pero quiero pedirle ayuda a mi hermana. Ya faltan pocos días para mi cumple, y no puedo negar que tengo un poco de miedo ante las expectativa que he generado en alguna gente, y porque quiero que todo salga de la puta madre. Sé que no todos irán, y que no a todos les va a gustar el tema, pero, qué chucha, es mi día, y lo celebro como quiero.

jueves, 31 de marzo de 2011

Los verdaderos amigos

Si algo he aprendido de la vida, es que las personas evolucionan, pero siempre mantienen rasgos esenciales que las hacen distintas de los de las demás. La gente no cambia, se transforma, adopta nuevas posturas o reacomoda sus existentes para ser mejores. Los verdaderos amigos son aquellos con los que has aprendido a convivir en todos momentos, a pesar de todas las adversidades y roces que puedas tener con ellos.

El año pasado fue muy especial para mí, pues me demostró que siempre vamos a estar juntos pase lo que pase. Lo corroboré en cuzco cuando en el segundo día ya estábamos llorando por nuestras diferencias, pero al final acabamos riéndonos tomando una vaso de vodka de mala muerte, y corriendo como locos a las 3:00 a.m. en la calle en polo a 2 Cº. También en la fiesta de un chico al que fuimos colados, y cuando conocimos al chico Temporada 2011. Podría mencionar una serie de eventos más, mas no tendría mayor importancia.

En mi opinión, los amigos tienen como base fundamental la tolerancia y perdón. Por más insultos, golpes, diferencias y demás que puedan tener, siempre sobresale la capacidad para permanecer juntos y dejar atrás lo pasado para continuar. Yo habré sido bien mierda con los amigos de los míos por razones particulares; sin embargo, cuando he querido dialogar, he ido siempre con la mejor de las ganas, pues, al final, de nada sirve quedarse con malos pensamientos.

Esas son huevadas, como dice una buena amiga mía. El resentimiento solo alimenta la antipatía hacia las personas y no te permite crecer, ya que es una carga que siempre arrastras contigo y que, a pesar que digas que no jode, siempre está ahí. Siento que estoy viviendo un nuevo ciclo de vida: Se han incorporado nuevas personas a mi grupo, han vuelto otras, y estoy frecuentando otro tipo de vida social. Es tiempo de vivir cosas nuevas y crecer.