Mostrando entradas con la etiqueta Pajazo mental. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pajazo mental. Mostrar todas las entradas

lunes, 3 de octubre de 2016

Volver a andar



De nuevo, el vacío, la fatiga de no saber qué camino seguir. Algunos la llaman la crisis de los 25. La verdad es que parece que dura hasta los 30. No quiero ni imaginarlo.

Es como si todo se hubiera paralizado, como si te encontrases en el medio de la nada y no saber qué hacer, porque no hay nada que hacer, porque ya todo está hecho (?). De nuevo, el vacío. Tal vez, mejor dicho, el horror al vacío.

Todo comenzó hace unas semanas cuando estaba sentado en el micro camino a la chamba y me percaté que era otro día más. Sí, "otro día de chamba". Puede parecer estúpido, pero me sacudió terriblemente la conciencia de que era "otro día". En ese momento, me percaté de lo absurdamente rutinario de mi situación, del orden, del control, de este sueño que tengo que no avanza como quiero y se estanca, de mis planes.  En fin, de si soy feliz simplemente donde estoy.

Fue un pajazo mental terrible. Lo fue más porque no podía coger el libro que tenía entre manos y leer, porque una hija le contaba a su madre todo lo que quería hacer "de grande" en el sitio de lado y yo solo quería vomitarme de allí, salir expulsado al cielo y caer en paracaídas en medio del malecón.

Todo el trayecto no pude dejar de pensar en todos esos sueños rotos que dejamos tirados en algún paradero, una maqueta escolar construida con plastilina o un paper universitario. Fue terrible, angustiante, casi un ahogo emocional. Por suerte, el libro que tenía entre manos me sujetaba a la realidad de alguna forma. Era un zombie existencial que navegaba en la densidad de sus pensamientos. I'm having an existencial time crisis.

Lo peor es que con el transcurrir de los días los pajazos aumentan. Lo más trágico es que no eyaculo nada, solo me corro. Un incordio. Debería moverme, pero no tenga idea de hacia dónde. (Mal.) Hay situaciones, mejor dicho, circunstancias que me llenan de pánico, que me bloquean por instantes. (Muy mal.)

Hace poco hablé con Jojo de esto. Mi amigo quiere aprender a cortar el pelo para ganar dinero extra. Me parece fabuloso, práctico, canalizador. Me ha sugerido que busque otros planes, que vea otras cosas, que piense en qué tareas básicas soy bueno. Él hizo un viaje muy importante antes de cumplir 25. Pienso, quizá, que tal vez de moverme hacia otro lado, vivir en la quinta dimensión o en otra casa al menos, dejar todo y arrancar de cero.

Ahora, todo esto es angustiante, pero tampoco me aloca tanto. Trágico, pero sin llegar a ser un armagedon. Es una situación  bastante jodida, pero que no me jode completamente. Madurez le llaman. Quizá por eso me detengo y me siento a escribir. Pause. No es que sienta que vaya a ganar algo de esto, pero sé que es lo mejor que puedo hacer en este momento. Yo soy yo y mi circunstancia. De nuevo, Ortega y Gasset. Imposible huir de la circunstancia, pero también imposible estar completamente supeditaba a ella sin ser. Quizá por eso escribir esto sea lo mejor. No me ordena, pero me ocupa.

Ábrete Max.  No así, cabro. Sí me entiendes. (¿NO?)

Lo sé, te entiendo. Aunque también lo estoy.

Jajajaja, idiota.

Un poco. Te quiero. Ya veré qué hago. Debo moverme.

Sí, piensa en el checo hijo de perra que me hizo comenzar de cero mi tesis de maestría.

Sí...

Bueno, le mandaré un correo.  Espero me responda.

PS. Ya respondió el correo. Tenemos una cita esta semana para retomar la tesis
.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Volver

Ha pasado exactamente un año desde que recibí aquel resultado. Sigo sintiéndome Jenny al final de An Educaction. Quizá algo más Hedwig. Me atrae la idea de verme en todos. Supongo que todos tenemos espejos en algún lado.

Aún sigo viviendo en casa de mis padres. Tengo más colores para pintar mi agenda. Escribo líneas sin sentido. Mientras me leo, redescubro lo que me dijeron ayer sobre mi Plan de Investigación: que mi redacción no me deja entender. Claro que no.

Salto de idea en frase y luego vuelvo a la idea para soltarla en otra línea y así sucesivamente. Intento buscar alguna explicación en mi herencia familiar, pero no la encentro. Es complicado. frases incompletas. Mis amigos siempre me lo advierten. No creo darme cuenta. Lo más probable es que las complete en mi cabeza o al decirlas.

No estoy seguro de qué hablar y sin embargo hablo de varias cosas, y, sin embargo, todo guarda un armonioso sentido. Intento relacionar esto con la escrito. Tienes la cabeza muy desordenada, Max. Puede que sí, que ese huevón tenga razón.

Pienso en su trasero. No puedo con tu hipersexualidad. ¿Qué puedo hacer? Solo imagino. Me voy por las tangentes. Es mi vía de escape, mi zona segura. La zona de confort. Eso suena más bonito. Hay que tener una poca de gracia para redactar, y ganas. Sobre todo, ganas. Para todo. Yo le tenía ganas, pero él las perdió. Mi intuición me indica que es el resultado lo que le genera esa barrera. Se lo pierde.

Casi como un relámpago, viene un anuncio divino. Estoy aprendiendo a aceptar esta cuestión, que algunas veces puede tornarse problemática. Lo de irse y volver. Eso. Resulta curioso cuando te tomas un tiempo para ti y te das cuenta que nunca paras de aprender de ti mismo.

Como sea, aún mantengo el blog, y tengo un teclado nuevo. Volveré (por enésima vez).

miércoles, 21 de mayo de 2014

No Tocar

Faltan 8 semanas para que termine el ciclo.
Menos de 2 meses para que sea mi cumpleaños.

No sé qué haré cuando todo termine.
Estoy suspendido. No stone, no. Suspendido. Casi flotando.

A lu ci no.

Me gustaría escribir párrafos extensos en los cuales hablar sobre el sexo anal, o sobre las categorías gay y homosexual, o gaycidad y homosexualidad, pero no tengo mucho espacio para la reflexión últimamente. Tengo en la mente "No tocar. Red de Alta tensión."

Me he pegado escuchando a Christina Rosenvinge estos días. Hoy, mientras esperaba el micro, también me he quedado pegado. No, pegadazo. Me miraba lavando platos. Luego, volvía sobre mí, y miraba a la calle a ver si pasada una combi o no.

Zoé. Tu boca. Sí, tu boca. Tu boca es mi perdición, ¿es que no lo ves? Oh, oh... Tu boca es mi perdición,  ¿es que no me crees? Oh, oh... Tu boca es mi perdición... Y quiero perderme.

Lindo, ¿no? Estoy un poco feeling. En este preciso instante, lo estoy. Luego, no sé, pero ahora sí lo estoy.

Tu boca es mi salvación. ¡Ah, sálvame!

Fiel. Creo que volveré a escribir en mi blog.
Ya he asumido que tarde o temprano vuelvo.

El viento frío me aflora. El viento frío del mar. Ver el mar bajo el agua. Debe ser hermoso, pero ahora solo me da nostalgia. ¿Qué habrás visto en ese instante que...? Ese instante. ¿Había luz? No se puede vivir en Lima cuando quien amas muere ahogado. No se puede. Las olas golpeando las rocas.

Me retiro. Nadie como tú. Sobre tu caja, un cartel de No Tocar. Cuidado, No Tocar.






viernes, 14 de febrero de 2014

Bon Voyage, Bel Ami

Por alguna extraña razón, cuando he salido con un chico que  me interesa, no me he podido involucrar sexualmente de una manera que me haga sentir satisfecho; sin embargo, cuando hemos dejado de hacerlo, y ha transcurrido cierto tiempo, hemos tenido un par de encuentros casuales que, más que sorprendernos, han terminado por ayudarnos a cerrar un ciclo.

¿Qué tanto "necesitamos" tirar con esa persona para acabar con todo de una buena vez? No lo sé. En mi caso, tiene que ver con una cuestión de orgullo+ganas+pajazosmentales que deben ser resueltos para poder mantener una relación tranquila, sino sana, con quien alguna vez salí, y fue la fuente de mis pajas nocturnas, mis falsas esperanzas y mis histerias. 

Hace unos días le contaba a un buen amigo, que tengo un pata que está por hacer un gran viaje. Este sujeto fue alguien con quien salí hace un par de años, pero con quien nunca intercambie más que saliva las míseras veces que nos besamos. Ahora se va por no sé cuanto tiempo. Me ha dicho que fácil es un año, pero que si todo le va bien, se queda allí. Esa vez que me contó yo me estaba cagando de risa de cómo afinaba su bajo; todo lo malinterpreto, y él me sigue con la cochinada, y eso me encanta. Estaba tan perdido, entre mi arrechura y la sorpresa, que solo pude decir, ¡Oh!.

Sí, ¡Oh!, como si mi sorpresa fuese a penetrar sus oídos hasta traerlo a mí para conversar una última vez, pero yo soy muy ingrato, y él peor. Quizá debería llamarlo. Lo embriagaría con un vino, como me dijo mi amigo, y luego vería qué pasa. Soy el peor; tal vez, pero es que se va, y aún nada. Supongo que él me dirá "No, Maxtian, ¡no! ¡Estás locazo, carajo!", se reirá, solo se reirá (y yo con él).  



Besos, besos, abrazos, y que tengas un buen viaje.


viernes, 10 de febrero de 2012

Lo que más anhelo

Llevo 5 días soñando con él. Siempre son los mismos objetos y personajes dentro de la misma situación. Siempre está él, mi alumno, yo, mi departamento, muchas cartas y acuarelas. Me pregunto por qué habré fantaseado repetivamente con él. Quizá lo extraño; tal vez, no puedo imaginarme con otro chico, porque aún me sigue atrayendo; peor aun, pueda ser que mi inconsciente me está diciendo a gritos cuál es mi mayor deseo reprimido. Me aterra saber que así sea. ¿Quién más podría ser el anti-amor?

Pero, sus besos son muy reales. He jugado con mi lengua alrededor de sus labios innumerables veces, y hasta alucinado con su cuerpo desnudo. Es una imagen hermosa: un chico jóven, fresco, de piel suave y bronceada, con una pícara sonrisa invitándome a probar un poco de él. He oído su voz en mi sueño. Su voz es real, tanto que anteayer casi le llamo y le digo: Hola, precioso, ¿qué tal? Estaba próximo a hacerlo, pero algo me detuvo, algo me freno, la posibilidad de que todo esto sea un engaño me jodió la vida de nuevo, y no marqué su número.

Continúo dando vueltas en mi cabeza preguntándome: ¿Por qué él?, ¿qué diferencia a él de los demás?, ¿por qué he asumido esa diferencia como algo interesante y atractivo para mí?, ¿esa diferencia es real o no?, ¿cómo saberlo? Cada interrogante me conlleva a otras preguntas.

***

He hecho una pausa mientras escribía y parece que tengo una respuesta convincente a todo este asunto de las preguntas. La razón por la cual las sigo formulando es que no quiero desprenderme del asunto. Quiero sentirme de alguna manera atado a eso que me abruma, agrada, asquea, encanta porque, acaso, ese sí sea mi mas grande deseo. Lamentablemente, yo sí creo en ellos como fuerzas motoras. Me asusto un poco más de mí. ¿Me estaré volviendo más sensible con todo lo que me ha ocurrido estos días?  No me parece fuera de lo normal que así sea.

No estoy seguro de si asumir tal hecho me haga libre. Ya soy consciente de aquello, pero, ¿eso me ayudará a permanecer en calma? Supongo que debo aprender a convivir con mis sueños. Felizmente, él es mi amante irreal. Ningún otro chico podría serlo por ahora. Estoy un poco cansado, y mi cama yace quieta, poderosa, desafiante a mis deseos desde una esquina invitándome a entrar. Le sonrío. No me dice nada. Ya voy, preciosa, debo terminar de escribir. Ella siempre espera.

Posiblemente, le escriba una carta en un par de días contándole lo que me ha pasado. Mientras tanto, solo quiero soñar.


martes, 3 de enero de 2012

Atrás de la sonrisa

Qué complicado es poder mirar adentro de las personas. Hace unos días no paraba de reír mientras estaba con unos amigos, y; sin embargo, había algo más dentro de ellos que no podía visualizar, pero sabía estaba allí: Su  verdadero rostro. ¿Será porque los trato menos que no puedo apreciar bien lo que arrastran, o es que he perdido interés por ellos? Siempre me hago interrogantes para tratar de buscar una respuesta dentro de mí y lo que me rodea. Algunas veces, es abrumador.

Me imaginé qué haría si tuviera delante de mí a Unnamed 1 en una situación en la cual no me encuentro bien. De seguro, sonreiría, pondría mi mejor postura, y movería el brazo ágilmente para saludarlo. ¿Él se daría cuenta de lo que oculto? Y, si lo hace, ¿ me respondería con una linda sonrisa o me daría un pequeño abrazo?, ¿qué haría? Intenté responderme, y caí en cuenta es estúpido estar en ese plan. Entonces, lo mejor quizá sea simplemente estar en silencio, y sonreír, porque sí me gusta su presencia, pero no tengo muchas ganas de hablar. 

"Así que haces de tu cara una máscara.
Una máscara que esconde tu cara.
Una cara que esconde el dolor.
Un dolor que come tu corazón.
El corazón que nadie conoce."

'Bang, bang, you're dead'

Y así, vino este fragmento de la obra a mi cabeza, como un flash. ¿Es que mi inconsciente me está brindando una respuesta, o qué? ¿Acaso solo podemos mostrar con naturalidad la tristeza? No lo creo, eso sería funesto. Además, no sabríamos distinguir entre quienes se dice son hipócritas, y quienes no. 

Pero, ¿no estaría yo mintiendo sobre mis propios sentimientos frente a Unamed 1 al mostrarme así?, ¿no caería en ser algo que me parece malo?, ¿qué me diría Kant? Seguramente, que estoy obrando según mi buena voluntad, y que a pesar de que no pueda actuar de manera buena, aún guardo algo de moral.  Entonces, me siento bien. Además, no es que yo pretenda engañarle, sino demostrarle que a pesar de los mil y un rollos emocionales que pueda tener, aún voy a seguir predispuesto a regalarle cuantas sonrisas desee hacerlo.


martes, 25 de octubre de 2011

Australopithecus

Mientras hablo con el chico 6pack que me agregó hace poco, me pregunto qué carajo tiene él que no tenga yo. No es tan lindo de cara, pero su vientre, sus brazos... Es un buen ejemplo de cuerpo de hombre para cualquier gay. Me pregunto si en verdad a ningún chico str8 le llega al pincho, así sea en el fondo de su corazoncito, el hecho de que no tengan 'Eso'. 'Eso' que jala las miradas de chicas,  que hace que sonrían lindo, pellizquen sin interrupción a su mejor amiga para que esta voltee, le lancen una mirada cómplice, y se rían juntas. 'Eso' que hace que hasta el marica, que se jura machazo, se moje internamente,  actúe fresh, se moje todo, y quede como un tipo tonto cuando ve un chico guapo.

Yo creo que sí. Es decir, a todos los hombres nos gusta sentirnos bien, y mostrar alguna cualidad que nos diferencie de otros para atraer. Todos los hombres del mundo desarrollan un ego interno, pero las mujeres son más desvergonzadas en mostrarlo.  Es normal. Es como ir de caza. Si vas sin arma que te defienda, perdiste flaco. Hay que estar preparado. Siempre hay alguien más churro que uno atrás. Pero, la diferencia entre ese huevón (porque jamás será él) y uno es el cerebro. Hombre bonito y cerebro cagado no dura más que Hombre 'buena gente' e inteligente. Es así.

No conozco mujer str8, marica o gay que no valore un chico inteligente. Casos hay varios. Conozco chicos churrísimos  y chicas guapísimas que están con unos patas NADAQUEVER. Así, con mayúsculas y todo, pero están. Y tú, querido lector, te preguntarás, ¿quién soy yo para decir que alguien es NADAQUEVER? Bueno, ojo de loca no se equivoca, ¡chúpala! Una vez aclarado mi punto subjetivo, prosigo. Decía que los chicos inteligentes son bien valorados en la sociedad, aunque, venga, no todos pueden serlo. Por ello, creo que los hombres deben rescatar más su astucia.

La astucia es la mejor de las armas. Tal vez, por eso me atraen las serpientes. Un hombre que sabe mover bien sus recursos, que avanza con cautela, y se lanza cuando es preciso, a pesar que quizá no tenga ni brazos, ni piernas, ni la cara, puede ser muy exitoso en su caza. Los hombres heterosexuales tienen la dicha que su cerebro siempre se suele ver como un 'coso' primitivo por parte de las mujeres str8s, mayoritariamente. Es demasiado menospreciado, y por ahí fácil pueden sacar partido de esa situación. En cambio yo, chico miembro de una sociedad caleta que rajan de los profiles Manhunt de otros, tengo, o mejor dicho siento, la presión social de hacer un esfuerzo extra por verme más que bien, ¡y no es fácil!

No es nada sencillo conseguir plata para ir al gym, dejar de comer esa torta twistter de Tortas Gaby que tanto me gusta, comprarme ropa cada temporada, ser menos áspero en mi trato de lo que suelo ser, etc.. Es complicado ser gay, y ya es decisión personal si uno se deja llevar o no. Las armas de conquista en el género no varían, sino, quizá, la manera cómo se emplean. Por lo demás, todos somos Australopithecus cuando vemos algo que queremos.

¡Y 6pack? Bueno, no es más que eso.

sábado, 8 de octubre de 2011

La buena compañía

Verán, existen películas que no se pueden ver con cualquier persona, o, mejor dicho, existe un tipo de compañía estricta para ciertos tipos de película, de lo contrario la experiencia de post-consumo puede llegar a ser muy deprimente. Este es el caso de Manhattan. Sí, esa (no sé si) tragicomedia(?) de Woody Allen en la que el personaje principal vive enamorado de una muchacha de 17 años, pero la situación se jode por la llegada de una mujer y porque él tiene 42 años. Pero, no hablaré más sobre la trama, porque no me gusta arruinarle la vida a las personas que aún no la han visto, y porque de eso no trata el post.

Sucede que cuando uno ve Manhattan le sumergen unas ganas  muy fuertes de abrazar, ya sea el celular, una almohada, un novio, una billetera, lo que sea, porque te da ternura. Ok, dije que no hablaría del filme, y lo siento mucho, en verdad, pero es que juro que tengo un punto para llegar hasta donde estoy. Si has llegado asta aquí, puedes leer unas líneas más. Lo sé. Bueno, decía que es de esas películas que te inspiran a abrazar, pero más que eso a buscar cariño, ya sea con una sonrisa, un abrazo, un guiño, lo que sea, por lo que la presencia de alguien que sea especial es muy importante.

No obstante, no basta con que sea especial. No, tiene que estar comprometido a estar allí para que luego de que pasen los créditos haya  algo que compartir sobre esta más allá de un: Un toque, me voy a llamar. Resulta inconcebible, y disculpen si exagero, que uno se dé cuenta que está solo luego de verla. Es desmoralizador, tétrico, altamente acongojante, sentirse así. Y, digo sentirse, porque por más compañía que uno pueda tener, esta puede resultar increíblemente distanciada de lo que está ocurriendo a tu alrededor. Por eso, mucho ojo con quien vamos a ver películas.

Ayer no estuve seguro de cuando me sentí más estúpido, si  luego de ver Manhattan, o mientras estuve en el silencio viendo el inicio del DVD como hipnotizado por más de 10 minutos. Quizá, tenga un terrible problema de socialización, o quizá mi compañía sea drásticamente aburrida en esos casos. Como sea, al final opté por irme a fumar; tal vez porque sentía la necesidad de sentirme sexy, porque un hombre con cigarro en la boca resulta sexy; porque estaba ansioso; porque soy un chibolo cojudo, y porque me gusta fumar, aun cuando estaba un poco mareado sin razón aparente.

Antes de irme a dormir, pensaba en cómo Lima se ponía de acuerdo para joderme una noche con su locura futbolística y sus infinitas muestras de amor. Juro que maldije a cada pareja que vi en las calles, y que hice lo mismo con cada hincha desenfrenado que vi. Mi cabeza me empezó a doler: era hora de soñar. Y recordé que, al menos, mi almohada no se aparta de mí.

Ps: No estoy molesto, solo un poco bajoneado.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

No eres tú, o el mundo, soy yo. II

Sí, de nuevo yo y mis huevadas existenciales; yo y mis teorías sobre cómo razonan y actúan  los seres humanos  luego de finalizada una relación de corte no amical; yo y mi mente abstracta, esquematizada, organizada, que intenta buscarle una lógica operativa al asunto de algo que quizá es ilógico; yo y mis miedos confrontados de nuevo en un maldito post que no estoy seguro de cómo continuarlo; yo y la misma frase una y otra vez; yo y las respuestas buscadas en el inconsciente (te odio Freud); yo y las dudas de un joven de 20 años, que desconoce mucho de la vida, que intenta explicarla, que quiere enarmonarse, y que busca teorías para tratar de comprender mejor lo que lo rodea para así seguir adelante.

Sí, así soy yo, y no me arrepiento de ser como soy, pero tampoco digo que me sea fácil del todo. Muchas veces acabo teniendo pajazos mentales sobre cosas tan simple, sabrán, como por ejemplo por qué simplemente a veces prefiero cruzar las piernas a tenerlas abiertas, o por qué saludé con un abrazo en vez de un beso, pero me resulta difícil no hacerlo. Me cuesta no tener algo en qué pensar; no obstante, lo jodido no está en pensar, sino en elaborar proposiciones complejas frente a algo tan sencillo, o buscarle una razón lógica a algo que aparentemente no lo tiene, lo cual me lleva crear teorías y desarrollar historias.

Claro, puede parecer que no es tan malo después de todo, ya que motiva mi lado creativo, y hace que trabaje esa área de mi cerebro que me permite desarrollar narraciones con una lógica causal verosímil. Sin embargo, el gran conflicto es que me veo tan inmerso en esa historia, me meto tanto tanto en aquellos personajes ficticios, que llego a sentir parte la alegrías, tristezas, cóleras que me transmiten con una fuerza emotiva alucinante, y a veces es tanta que me deja débil, y mucho. No comprendo bien por qué lo hago, una vez una psicoanalista me explicó que disfrutaba escapando del mundo creando historias, pero que a su vez disfrutaba un poco del dolor que estas tenían.

No pienso negar que lo último me pareció alucinante, tanto que intenté buscar en mí mismo la razón por la cual soy así, y creo que tengo una posible respuesta: el carácter de mi madre. Ella y yo somos tan distintos, pero tan similares. Ambos somos persistentes organizados, pero tenemos creencias totalmente distintas. Yo respeto las suyas, y creo ella las mías, aunque ya me desvié del tema. Decía que hay algo en su carácter que me hace comportarme así, y es la típica respuesta de mi madre ante cada acto que he realizado en mi vida: ¿y por qué? 

Decir 'porque quiero' es una respuesta muy corta, media estúpida a decir verdad, que ella nunca ha tolerado, por lo que tratar de brindarle una respuesta algunas veces me ha resultado complicado, pero así me criaron, y Sen podría decir que todos tenemos libertades para liberarnos y desarrollarnos, pero eso no es tan cierto del todo, sino no estuviera redactando este post, por último. No es tan simple librarse de algo con el fin de ser felices sin buscar tener en mente qué puede devenir más adelante. Claro él confía que ejerciendo bien estas libertades vamos a poder desarrollarnos, pero, ¿cómo hacerlo si no es tan fácil librarnos de nuestro propio destino creado por nosotros mismos?

No pienso buscarle una respuesta a esa interrogante ahora, pues no viene al caso. Solo quiero tratar de entender cómo soy de una mejor forma, aunque no sea la correcta. Ciertos días, extraño mucho al chico sexy, aunque más sus besos y caricias, lo que me lleva a pensar que quizá no debo escribir esto, pero que que si no lo hago me sentiré jodido, a pesar de que mañana relea esto, y me diga para mí: qué cojudo que fui. Como sea, negar quien soy, sería negar mi existencia, cosa invalida, puesto que mientras sea capaz de crear cosas en mi mente seguiré viviendo.