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sábado, 14 de febrero de 2015

Dancing On My Own

Siempre es un remolino. Caes en una espiral infinita alrededor de las las mismas palabras, los  mismos actores. y el tiempo transcurre, pero nada pasa, nada se transforma. 



Hace varios meses escribí sobre la importancia de decir No en una relación dañina. Ahora sé que decirlo no es suficiente... Falta asumirlo. Tengo un amigo que está enfrentando un divorcio. Sin embargo, el despegue más difícil no es con su novio, sino con él.

No es nada simple divorciarse de alguien cuando te has acostumbrado a esa persona. Más aun cuando has asumido que el sentir dolor es algo normal -creo que él ha llegado ese punto-.  Admitir amor con sufrimiento es altamente tóxico; sobre todo para la cabeza. Él sabe qué hacer, qué quiere hacer y qué le gustaría que pase; sin embargo, se olvida de él. Me apena un poco.

Él es un buen tipo, pero le cuesta desatarse de la rutina. Le genera pánico encontrarse con el caos, la idea de tener que armar una nueva agenda, de perder a alguien amado. Por supuesto, no se da cuenta de que el  gran perdido es él, que ha renunciado a sí mismo para mantener un deseo. 

A veces, se engaña y piensa que es un periodo, que luego comenzará otro nuevo. Es su deseo -la matrix-, la realidad es diferente. Otras veces sueña que él o su novio cambiarán, pero la gente no lo hace por otros, sino por ellos mismos, pero tampoco quiere ver. Debe tener una medida bastante alta, en verdad.

Agradezco no estar en su situación. Debe ser terrible. Solo espero que haga lo mismo que le digo a todos, "Haz lo que es bueno para tu cabeza. Que no te cague el mundo, porque lo está." Puede que no te guste. Puede que no lo entiendas. Pero es lo más saludable si no quieres terminar cagado.

Esta noche baila, disfruta, que primero importas tú y tú y tú, so fuck them all. 


lunes, 23 de enero de 2012

El amante de mis deseos

Todos tenemos un amor platónico. En mi caso, es un amigo, que es guionista. Él es simpático; casi no consume alcohol; vive solo; disfruta de las buenas películas y de comportarse mal con chicos hermosos. También, tiene un poder de atracción increíble. No sé cómo describirlo bien, pero podría aventurarme a decir que es una mezcla de fuerte sexualidad, carisma e inteligencia, lo que hace de él alguien muy atrayente.

Él me atrapó. La primera vez que lo conocí fuimos al cine, y luego al departamento en el cual vivía. Tuvo la gentileza de compartir conmigo sus revistas de moda, ya que tiene una fijación por los modelos, y de hacer lo mismo con su música. Me pareció un hombre increíble, pero yo a él no. Primero, tenía menos edad que él; el cabello muy desordenado para su gusto, y resultaba muy tranquilo, por no decir aburrido, como para satisfacerlo. 

Por cuestiones que no sé explicar, dejamos de hablar. El encontró el amor en su natal Trujillo y marchó a Cusco con aquel que lo volvía loco en la cama. Estuvo 3 meses viviendo en la ciudad del inca hasta que su pasión por él se desvaneció y regresó a Lima. Nos vimos una vez, pero ya no fui a su departamento, sino a caminar. A él le encanta andar, y hablar de música, y de cine. Yo no sé mucho de lo primero, pero me satisfacía con oírlo.

A mediados del año pasado intenté vagamente que él y otro conocido mio salieran, pero el desinterés del segundo impidió que las cosas avanzaran. Luego, el escritor conoció a un chico. Sí, un muchacho con un año menos que yo a quien usó a su antojo en la cama haciendo que él llorase y gimiese de placer casi sin poder separar uno del otro. Aprovechó de este hombrecito su juventud, ingenuidad y sumisión para hacer visible su fuerza endemoniada y exponer sus deseos sexuales.  Mi literato viajó de nuevo a Trujillo sin más. Lamentablemente, el alma del chico no pudo soportar mucho.

El sexo rudo había penetrado su inocencia, y tenía que frenar para no dañarse más. Mi amigo se dio cuenta que lo amaba, pero era tarde. No había más piel suave, ni gimoteos, ni amor para cuando el pisó Lima nuevamente. Lo visité para conversar; ver Manhattan, y autoflagerlame un poco con el pensamiento, mientras él me  porfiaba su secreto. Yo desarrollé un recelo muy particular por el hombrecito, pero me apiadaba cuando me imaginaba el huracán que debió haber sentido en su interior.

Mi querido dramaturgo se ha portado muy mal desde aquella vez. Ahora quiere viajar. Uno de sus amantes le ha pedido que vaya a Argentina, y él no resiste la oportunidad de tomar un aire en otros espacios. Me ha dicho que volverá, que no me preocupe. Solo espero que el aire sureño le dé un respiro a su corazón, y que eyacule su deseo con buenos hombres.

martes, 5 de julio de 2011

Dulce capricho

"En el fondo, todas las mujeres son enemigas entre sí...
Rochefoucauld

...y algunos hombres también. Debe ser, porque suele resultar más apetecible aquello que es prohibido. Esto me parece un poco estúpido, porque lo más simple será fijarse en un tipo que no tiene ninguna relación, y ya, pero no. Estoy convencido de que al ser humano le encanta complicarse. Por eso, surgen los dramas. Yo no tengo nada en contra de ellos, creo que son un experiencia más dentro de todo lo que llamamos vida, y que es inevitable encontrase en uno de ellos tarde o temprano. Pero, ya me desvié del tema.

Decía que nos gusta lo prohibido. Es que se siente bien cuando pruebas eso que no debes, pero tampoco sabes si se siente rico. Te haces una idea, sí, mas no estas seguro del todo. Existe una necesidad de satisfacer esa curiosidad que nos vuelve un poco más animales de lo normal. También por ello existen infinitas perversiones sexuales, porque nos gusta estar el borde de lo permitido. A todos les gusta sentir esos nervios mezclados con ansiedad y éxtasis de encontrarse en una situación así.

Cualquier pretexto es válido para pisar el palito. Es alucinante la cantidad de excusas que pueden surgir cuando de satisfacer una curiosidad "que no deberías" se trata. Estas fluyen casi de manera inconsciente, y todas son capaces de justificar la razón del acto. No tengo ningún problema con la gente que es así. Por lo general, la suelo apoyar, pero me llega aquella que se pasa de conchuda o no tiene control de la situación. Como me dice mi viejo "Si vas a hacer las cosas bien, hazlas bien; y, si las vas a hacer mal, también hazlas bien".

Así, si te vas a meter con la hermana de tu amigo, hazla fuera de su casa. Si la quieres hacer con un chibolo, giléatelo sin demostrarle que te quieres acostar con él. Si quieres con el novio de tu pata, plantea un trío caletamente. Si te pone el dueño de la fiesta, llévatelo a la cocina a "sacar hielo".Existen infinidad de opciones para lograrlo, pero ninguna garantiza que al final saldrás satisfecho. Ese es el riesgo que corres.

Si es correcto o no, lo dejo al albedrío de cada uno. Kant diría que no tengo moral, y que soy una paria social. Freud demostraría que tengo un problema de mi infancia sin resolver que se traduce en actos socialmente no aceptados. Quizá nerón me besaría las manos, y Jesús me perdonaría con la condición de una transformación en mi estilo de vida. Cada uno ejerce libre albedrío sobre lo que considera correcto, pero, creo yo, debe tener en consideración a la tercera persona. Por eso, retomando la palabra de mi viejo, "si haces las cosas mal, hazlas bien".