viernes, 7 de octubre de 2011

35 y 20

No, joselito, no es el amor lo único que importa, y lo que diga la gente no. Si fuera así de sencillo, ninguno de mis amigos se hubiese 'sorprendido', por no decir espantado, cuando les dije que salía con un hombre de 35 años.  Ahora, no salgo con un hombre de esa edad. Solo lo dije par ver qué me responderían mis amigos de darse la circunstancia, y vaya que oí todo tipo de respuestas, o, mejor dicho, 'peros'. Desde el típico ¿estás loco!, ¿qué carajo!, pasando por unos ¡A la...!, y otros tantos silencios acompañados con expresiones de horror, como si les hubiese dicho que soy un asesino.

Créanme que no exagero cuando digo que solo un amigo  no mostró ningún gesto que refleje algo de incomodidad con el asunto, pero es que existe un tabú social frente al asunto de manera tan alucinante, que hasta yo me sorprendí. Me parecieron graciosas también, comparando con ciertas conversaciones pasadas que tuve con algunos de ellos, algunas acciones, ya que se contradecían con lo que decían. Es decir, a todos les gustaba ese feeling que manejan los hombres a edad, así como a muchos les atrae su capacidad sexual atribuida, pero no se atreven a ir más allá. 

El primer motivo de rechazo fue la diferencia de edad que iba acompañada, casi por asociación implícita, a un cúmulo grande de experiencias que nos separaba enormemente. Sin embargo, yo me digo, ¿no es que al final uno termina enrolándose con un tipo de esa edad justamente por esas experiencias? Por que, vamos, hay hombres que son LOS polvos, y que tienen hartas cosas por contar con una temática muy variada e interesante. Es como un exchange, yo brindo lo poco de ternura y estupidez que me queda, por aprender algo de alguien que ya ha recorrido un camino.

Luego, la segunda excusa fue el hecho de que yo no podría manejar mis emociones con tanta facilidad que alguien con más edad, y que eso podría llevarme a varias crisis emocionales en caso de entablar una relación.  Esto puede ser cierto, pero también sé de varios hombres que padecen de una androspausia que parece infinita. Además, considero que al final  son las diversas experiencias que uno afrenta, ciertas más duras que otras, las que terminan de forjar el carácter de uno. También, hay que recordar que no todos los que se han caído, logran pararse.

La tercera objeción fue el manejo de independencia, y cómo cada uno la vive según su estilo de vida. Debo admitir que esta fue la única razón válida para mí, ya que no es lo mismo el ritmo de vida de un chico de mi edad, que está en la mitad de su carrera de universitaria, que aún vive con sus viejos y tiene cierto grupo de amigos, de un hombre que tiene una maestría, trabaja en las mañanas en un horario de oficina flexible, y se mantiene con su dinero. No obstante, plantear esto como impedimento resulta tonto, puesto que al final sobresalen las ganas de salir adelante si es eso lo que se busca.

Finalmente, no existe ninguna ley que diga que eso está mal más allá de la social. Cada pareja es libre de tomar las decisiones que más crean convenientes con fin de llegar a su felicidad por medios lícitos, le joda a quien le joda. Solo es necesario un compromiso mutuo y responsable, y ganas, muchas ganas de seguir con la aventura que es vivir. Y, si los llaman dos locos... ¿Y qué!


ps: Tenía que colgar la canción, y es que me pareció graciosísima, jajaja.

1 comentario:

  1. somos seres, almas que por ventur ao desventura se encuentran en el camino, y muy lejos debería estar el hecho de cronometrar los años que acontecieron desde que vinimos al planeta.
    Si me permito divagar, y si existiesen de verdad otras vidas, deberían sumarse los años de esta a las otras y en algunos casos restarlos. Algo así como la suma de existencias.
    Nunca a los 20 pude fijarme en alguien de menos de 35...

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