sábado, 26 de diciembre de 2015

Salida al cine

No sé para qué volví... Qué difícil es no mostrar interés y decir algunas estupidez para que te preste atención, porque sí, porque es incómodo ver que pretende no hacerlo aunque resulta más que obvio que se caga de ganas y quizá muy en el fondo tú también, pero qué chucha, el orgullo no te da para tanto y a él tampoco. Y así...

Qué jodido hablar de expectativas con él. Sí, con quien le propusiste de la nada tener un trio porque, ¿por qué no? Amar es compartir. Claro, pero él tenía (o tiene) el corazón el culo.  Pobre. Me pregunto si es tan difícil cambiar el corazón del lugar.  Quizá necesita una verga más grande para que se lo lleve más arriba. Ojalá no lea esto o me mandará al carajo. En realidad, ya lo debe haber hecho, pero no en mi cara.

Ya no sentí su perfume. Eso fue intenso. Yo soy de las personas que recuerdan los perfumes de quienes conocen, pero, esa vez, ya no sentí su olor. Nada. Totalmente nada. Lo más gracioso del asunto fue que me puse el suyo. Sí, no tenía nada a la mano y decidí pasavueltearlo un poco, y así paso.

La despedida fue terriblemente larga y aburrida. Cargada de esos silencios que te putean por todo, hasta por lo que ya no recuerdas. Estuve en el limbo un buen tiempo, sin saber a dónde mirar, ni qué tanto puntear. Entonces, como una iluminación divina, vi el televisor sobre la repisa: Rachel miraba a la nada. Parecía perdida. En ese instante comprendí que no, simplemente no. Le desee unas felices fiestas, y salimos al paradero.

Por supuesto, le dije que volveríamos a hablar, aunque no hemos vuelto a hacerlo

miércoles, 16 de diciembre de 2015

The answer is...

I don't know.

No sé qué hacer. Aún intento encontrar algo, pero no sé qué. Tengo algunas ideas. Palabras abruptas que salen del teclado mientras digito. Cosas sin sentido, una sonrisa a la nada y un aplauso estridente a la nada. Así estoy yo. Delante de todos esperando decir algo. Quizá una tontería como "trabajo firme y confianza en uno mismo", pero no. No lo sé.

Es muy absurdo. Pienso mi pobre trabajo de investigación. Perdón, artículo científico. Sí, eso era. O debía ser. Como sea, solo quería conocer percepciones y extraer algunas conclusiones, pero debía plantearme una hipótesis, y tener un tema. Claro, qué iba a investigar si no tenía un tema.  Tenía que tener un tema, y no tenía nada, para variar. Cuando tienes el foco ambidiestro, te jodes, porque no sabes a dónde ir.

Tenía interés, pero no me iba a llevar a ningún lado. Cómo explicar algo que no puedo, o que no conozco. No entiendo. Yo hubiera sido feliz con un estudio descriptivo básico de percepciones sin ese afán de pretender demostrar algo, que no me interesa demostrar. Pero, así no funcionan las cosas. No...

Y sigo sin saber ahora qué hacer y he cambiado mi historia de vida más veces que las que he tenido sexo este año, y nada. Ya sé que no me dejo entender, ¡pero eso qué importa! ¿Acaso no dejarse entender no es una forma de dejarse entender? No entiendo, ni pretendo entender lo que quiere que entienda el resto. Por eso no pasa nada, ni si quiera llegan mis mensajes.

Es como volver sobre esa pregunta de ¿y no te interesa la comunicación corporativa? y encontrarte extraviado sobre ti y simplemente decir no, mientras tus entrevistadores no saben qué más decir y tú tampoco, porque tu cara de extrañeza ya lo dijo todo. Así.

Extraño entre extraños en una última etapa de entrevistas para una compañía petrolera con un par de viejos con los que disfrutas conversar, aunque no comparten nada en común, hasta que despiertas y chocas con tu camisa y no te entiendes. De hecho, no entiendes cómo has llegado hasta allí, pero igual te sigues riendo y hablando conchudamente como si fueran tus tíos mientras ellos te sonríen. Así de extraño.

Sigo sin saber algo, saltando, en fin. Quizá nunca entienda lo que se supone que debo entender que aún no sé qué es, y termine entre platos y frituras. No lo sé. Les juro que no lo sé.




viernes, 11 de diciembre de 2015

Mesa para uno

De vez en cuando tengo el mismo sueño. Me encuentro frente a una mesa para dos y lo único que sale de mí es un, buenas tardes, ¿ya tienen lista su orden?

Despierto, pero sigo inconsciente. Digamos que floto en una serie de escenarios y las preguntan empiezan a venir. Rebotan contra mi sonrisa fingida. Una pésima sonrisa, por cierto, porque no sé mentir.

¿Eres feliz? ¿Has estudiado cinco años para esto? ¿No que eras bachiller? ¿Esta todo bien? ¿No has intentado ver en otro lado? ¿Postulaste a la chamba que te pasé la voz? Lo que pasa es que eres muy quisquilloso. Nada te gusta. Ay,  Max... Sonrisa. Silencio. Mirada de búsqueda sin respuesta alguna. Vuelvo enseguida.

Entonces, vuelvo al baño o me apoyo contra la barra y nada, la gran, absoluta y jodida nada. La vida no es como una película, Max. Como Cecilia, intento volver, pero me pierdo. Me desespero, pero no grito, solo paso a la siguiente mesa.

Hace poco la vi. Me pareció divertida, fuera de lo común incluso. No vi más hasta el final. Cecilia ha empacado sus maletas decidida a dejar aquel funesto hogar, aquella mala racha, para marcharse a Hollywood con el actor de sus sueños, y avanza rápido hacia el cine, agitada, perdida. Cuando llega, él no está esperándola como le prometió pues el hijo de puta ha tomado un vuelo de vuelta a California; la película está fuera de cartelera junto con sus planes. No le queda dinero para dejarlo todo, pero sí para una entrada. Ingresa a la sala con cierto temor. La sentencia dictada sobre sus sueños vuelve sobre ella. Top Hat avanza. De pronto, Cheek to Cheek. Fade a negro.

De vez en cuando tengo el mismo sueño. Me encuentro frente a una mesa para dos y lo único que sale de mí es un, buenas tardes, ¿ya tienen lista su orden? Y tengo miedo, porque también las películas no se encuentran tan alejadas de la realidad.



domingo, 6 de diciembre de 2015

It's all about sex

No es que me joda que así sea, pero cuesta reconocerlo a veces. Sobre todo algunos domingos por la tarde en los que no se tiene nada que hacer. Por supuesto, algunos todavía persisten en la tonta ilusión que no tiene nada que ver o que es una cuestión de segundo plano al momento de forjar una relación, pero yo no lo veo de esa manera.

Reflexiono sobre la importancia de un buen polvo en mis relaciones y sí. Puedes tener sexo sin una relación, pero no una relación sin sexo. Para mí, es una extensión del lenguaje: el arte de comunicarnos con nuestros cuerpos. Sin buen sexo no se puede tener una buena charla post-polvo (o incluso volver a tener una). Es más, me atrevería a decir que resulta un castigo, casi una prueba inquisitorial, tener que soltar algunas palabras de tu boca y fingir interés cuando has permanecido en silencio tanto tiempo con tu cuerpo.

Por supuesto, nadie dijo que es fácil. Siempre hay muchas cuestiones que se entrecruzan. Aristas, si es que se pueden llamar así. Y sin embargo tienes que decidir: le pides el encendedor o coges tu celular. Qué complicado.

Siempre es más difícil tirar con quien te interesa que con tu amigo. Por último, a tu amigo escoges no tirártelo y punto, porque no te importa saber si la chupa bien o te puede hacer venir sin tocarte. Pero, a ese idiota que te gusta no puedes chotearlo siempre. No. Hay una clausula implícita que indica que tienen (sí, tienen) que tirar alguna vez para ver si hay algo más, para saber si capaz de arrancarte un orgasmo o una crisis nerviosa.

***

Releo y no es solo una extensión del lenguaje. A veces, es el único canal. Ante la persecución de dios y de los signos, solo tienes el desfogue de la carne. De alguna manera, el éxtasis oculta la culpa y te libera de todo, incluso del presente, de la conciencia. Te sumerge para luego expulsarte bautizado.

Es alucinante pensarlo de esa manera, pero sí. No es solo un lenguaje, es el canal, la llave, la píldora roja, Kansas. En fin, todo. 

viernes, 4 de diciembre de 2015

The Less He Knows The Better

Siempre estoy del otro lado. Es más divertido. Lo más interesante es que intente ser un poco más honesto de lo habitual.  Le dije que no me sentía dispuesto para una relación absolutamente monógama y común con comidas y polvos los fines de semanas, pero él insistió en salir conmigo. Por supuesto, yo también insistí con el tema, y le dejé ver que quizá más adelante me gustaría un trío con otro huevón más. Él me respondió con que tenía las cosas claras. ¿Y acaso yo no?

Luego, casi sin querer, vino el gran tema: los sacrificios. ¿Qué tanto sacrificas por complacer a la otra persona? Por supuesto, él no dejó atrás sus ideas. Yo tampoco. Resultado: suicidio grupal.

La despedida fue dura. Más que nada porque quería verle a la cara. Pero él insistió en hacerlo a través de un mensaje de WhatsApp porque la anterior vez que tocamos el tema me puse mal. Es verdad, pero sigo pensando que debió ser de la otra manera. Como sea, me agarro despreocupado, de pie, sujetándome del único espacio libre que tenía para no caerme mientras el bus se dirigía ala última estación junto con sus últimas palabras. Qué cheesy.

Al menos, no quedé como un patán. Me dijo que le parecí honesto. Parecí: verbo pretérito perfecto. Y divertido.  Sí, porque lo guie a través de galerías en vez de esperar a la mitad de la película  de cartelera para tocarle la entrepierna y robarle un beso; porque me quejaba exageradamente de una pestaña entrada en mi ojo, pero luego sonreía sin más; porque fingía sentirme culpable cuando me comía otra hamburguesa.

A veces lo extraño, a veces. Pero él no confiaba mucho en mí. De hecho, le hacía pasar malos ratos cuando le comentaba sobre la gente que conocía en Tinder o Grindr. Lo más raro: nunca pretendí tirármelos, solo hablar. Tal vez, sí. The less he knows the better.



sábado, 28 de noviembre de 2015

No me preñes

No me preñes, por favor. Si quieres, en la cara, pero allí no. Ya lo intentaron y terminé esterilizado. A parte, te quema, se apodera de ti y te deja en un estado de sumisión nada agradable.

Ahora, tampoco es que no me guste ponerme en cuatro o en el filo de la cama, pero hay cosas que me pasavueltean. Tiene que ver con tener el control. Las veces que ocurrió, lo perdí. Fueron algunas (varias) veces, pero las recuerdo con bastante claridad.

Todo comienza con esa palpitación jodida, que te arrecha y ese empujón medio desenfrenado que, de alguna manera, te advierte lo que se avecina. Luego, ese toque. No es nada extraordinario, pero sí se siente. Como una erección post-erección (?), una bandera roja.

Después, el éxtasis mezclado con sus ojos en blanco acompañado de un leve ardor a magma y el jadeo. Todo mientras el aliento escapa, tu esfínter ajusta al máximo, las piernas se quiebran y tu sensibilidad se multiplica exponencialmente. Es como enfrentarte tú con tu trasero contra todo un océano de semen que amenaza con ahogarte si no te lo tomas por las buenas. Una experiencia dura, definitivamente no apta para todos.

Finalmente, el limbo, la nada, el ¿y ahora qué?/¿la saco o la mantengo adentro?/¿ya pasó?. Te pierdes sobre tu cuerpo un instante, unos minutos, una hora, y debes volver sobre ti, porque tienes que hacerlo o de nuevo el magma. No sé cómo, pero resucitas. Algunas veces vuelves a nacer, otras te conviertes en Frankenstein. Pero nunca eres igual después, nunca.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Algo

Este es el momento exacto en el cual te encuentras en el centro y no sabes si seguir de frente o voltear a la izquierda, porque todo es tan absurdamente confuso. Como ese disco cuyo nombre está en japonés y no entiendes bien de qué va, pero te recuerda a un viaje psicodélico y transemocional, a Enter the Void, eso, pero que no es del todo claro, pero te atrapa, te envuelve. Ugh. Un incordio total.

Ahora pienso que quizá deba dejar de buscar música random japonesa y descargarme los discos de Marc de Marco o esa nueva chica emo a quien acabo de escuchar y me gusta. Sí, tal vez esa sea la decisión más sabia de hoy.

Bueno, aún sigo sin definir qué voy a hacer con mi vida. Ni siquiera tengo una escaleta. Soy una desgracia. De pronto es porque tengo la mente en varios puntos a la vez y me cuesta focalizarme en una determinada cuestión y, cuando lo hago, necesito del más puro silencio para así captar mejor lo que está pasando. Quizá por eso odio ir al cine cuando sé que van a ir, muy posiblemente, varios niños. Me distraigo con las risas.

Entre otros apuntes, creo que tengo miedo de buscar un empleo común. De alguna manera, puedo soportar el rechazo del chico con el quisiera seguir saliendo, aunque ya no lo hago pero no me da la cabeza para esperar tres semanas luego de una última etapa de entrevistas y que me digan, "te lo agradezco, pero no". O sea, ¿qué tanto tiempo requiere una persona promedio para decir no?  Ya sé que está la discusión, y la evaluación y bla, bla, bla, pero no te puede tomar tres semanas decir no cuando tienes dos candidatos. Es decir, la vida tampoco funciona así. Cuando el tipo con el que sales te dice que escojas entre una relación "formal y seria" con él o seguir tirándote a medio lima/borrar tinder de tu celular/dejar de conocer nuevas personas/etc., no te da tres semanas. ¡Es más, te da 3 minutos (y eso)!

Me cuesta comprender por qué la gente se complica para darse a entender rebuscando en términos que un individuo promedio no comprende. O sea, yo salto de temas, y paso de discos japoneses a mi problemas amorosas en 4 parrafos parrados o menos, pero no es a propósito. No pretendo que la persona que lee este vómito verbal se siente y exclame, ¡Oh, qué tal sintaxis la suya!

Solo espero que el video salga bien, tener algo más claro. No sé qué, sino algo. Es curioso. Quizá he reducido bastante mis expectativas. No espero nada, ni todo, sino algo. Aún no sé qué, pero ahí vamos, ¿no? The War On Drugs no suena tan mal en estos momentos.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Crueles 25

A veces no sé qué diantres voy a hacer con mi vida, como ahora. Tengo certezas de cosas muy básicas: me gustan los colores, disfruto leer en silencio, me encantan las películas (sobretodo, y últimamente, los documentales), no creo del todo en el amor y escribo porque tengo que hacerlo.

Releo lo escrito y no sé de qué sirve que me gusten los colores en torno a cómo sobrevivir en esta ciudad. En verdad, no sé bien qué utilidad le puedo encontrar a varias cosas que me gustan. Es triste y decepcionante. Me gustaría tener otros talentos, como vender cosas o vender ideas. No soy nada hábil vendiendo cosas.

Pienso que soy un poco concha en pedirle a un desconocido que me diga cuáles son sus talentos si ni yo tengo claro cuáles son los míos, pero así son las cosas. Qué difícil puede resultar reflexionar sobre tus fortalezas, debilidades, expresarlas luego en una carta, tratar de no resultar aburrido (ni tan esnob) y ofrecerte como el producto que necesitas para que tu sistema digestivo funcione.

Para variar, salto de temas, pero sucede que mi tercer chakra es una desgracia. No lo puedo evitar. ¿Es esto la crisis prematura de los 25 de no saber qué diantres vas a hacer con tu vida! ¿Es tan jodido? ¿Será peor cuando esté a puertas de cumplir los 40? Soy muy denso. Piensas mucho, Max.

Sí, puede que sí, pero no sé... Aún no sé cómo el tipo con el que salgo sigue estando a  mi lado. Supongo que a veces "cumplo".

Creo que mis padres están desesperanzados conmigo. No hay mucho que hacer al respecto: o los hago felices o sobrevivo. De pronto no resulta tan atractivo como vivir, pero te da cierta independencia, con toda la precariedad que envuelve el sentido. Como sea, todavía estoy y algo he vivido.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Volver

Ha pasado exactamente un año desde que recibí aquel resultado. Sigo sintiéndome Jenny al final de An Educaction. Quizá algo más Hedwig. Me atrae la idea de verme en todos. Supongo que todos tenemos espejos en algún lado.

Aún sigo viviendo en casa de mis padres. Tengo más colores para pintar mi agenda. Escribo líneas sin sentido. Mientras me leo, redescubro lo que me dijeron ayer sobre mi Plan de Investigación: que mi redacción no me deja entender. Claro que no.

Salto de idea en frase y luego vuelvo a la idea para soltarla en otra línea y así sucesivamente. Intento buscar alguna explicación en mi herencia familiar, pero no la encentro. Es complicado. frases incompletas. Mis amigos siempre me lo advierten. No creo darme cuenta. Lo más probable es que las complete en mi cabeza o al decirlas.

No estoy seguro de qué hablar y sin embargo hablo de varias cosas, y, sin embargo, todo guarda un armonioso sentido. Intento relacionar esto con la escrito. Tienes la cabeza muy desordenada, Max. Puede que sí, que ese huevón tenga razón.

Pienso en su trasero. No puedo con tu hipersexualidad. ¿Qué puedo hacer? Solo imagino. Me voy por las tangentes. Es mi vía de escape, mi zona segura. La zona de confort. Eso suena más bonito. Hay que tener una poca de gracia para redactar, y ganas. Sobre todo, ganas. Para todo. Yo le tenía ganas, pero él las perdió. Mi intuición me indica que es el resultado lo que le genera esa barrera. Se lo pierde.

Casi como un relámpago, viene un anuncio divino. Estoy aprendiendo a aceptar esta cuestión, que algunas veces puede tornarse problemática. Lo de irse y volver. Eso. Resulta curioso cuando te tomas un tiempo para ti y te das cuenta que nunca paras de aprender de ti mismo.

Como sea, aún mantengo el blog, y tengo un teclado nuevo. Volveré (por enésima vez).

martes, 21 de abril de 2015

Palabritas Al Aire I

1) Parece que Ash consiguió su Brock. ¿Cuándo ocurrió? Ni cuenta me di. Solo sé que este espécimen es más celoso que el promedio. Esperemos no lo encierre en su pokebola. 

2) Hace poco fui al tono de ¡Malditas Igualadas! promovido por el colectivo No Tengo Miedo. El local estaba pajita: ambiente amplio y buena ventilación. Los precios también me parecieron justos. Sin embargo, un problema técnico interrumpió la música en pleno momento de éxtasis cuando sonaba Soda, lo cual ocasionó la fuga de varios asistentes. Se pudo haber precavido. No obstante, como propuesta, me parece más original que las últimas fiestas de Matadero en las cuales Fernando Fiestas parece el productor.

3) Como algunos ya deben saber, desde hace unos meses vengo desarrollando con unos amigos un proyecto social que busca generar propuestas que mejoren la calidad de vida de personas portadoras de VIH en el país. Si bien algunas semanas han sido todo un melodrama, poco a poco las cosas comienzan a cuajar. Dentro de poco, los bombardearé de publicherry. 

4) Es verdad que con el tiempo se pierde la paciencia para algunas cosas. Cada vez soporto menos a los moralistas, los impuntuales y me distancio más de aquellos que no saben bailar solos. ¿Cómo diantres bailas con alguien más si no puedes contigo? 

5) Si bien me dio gusto ver a un mayor grueso de personas en la Marcha por la Igualdad, sigo creyendo que falta un mayor compromiso ciudadano. El mutis que le sucedió al evento confirmó mis sospechas. Si bien una marcha es un paso en la demanda de derechos para todos, no es más que un pendaño en toda la escalera que falta subir. Parece que muchos esperan un ascensor caído del cielo. 

6) Conforme afianzo mi seguridad en lo que quiero lograr, más me vale verga lo que piensen los demás. 

martes, 10 de marzo de 2015

Noche de Luna

Para variar, Emo nos hizo esperar. Estaba harto. Parecía una novia loca de celos. Amenacé con dejarlo cuando apareció. Estaba acompañado de un patin chato, pero buena onda. Nos preguntó si nos molestaba la idea de estar rodeados de mujeres de “la mala vida”. Por supuesto que no.

Fue así que nos guió a un antro repleto de putas en trajes apretados. Creo que nunca había estado rodeado de tantas. Mejor dicho, de putas que sabían lo que eran, porque a Tracadero sí he ido.

El lugar era encantadoramente sórdido. Todo avanzaba sin pisa, lo cual me impacientaba. Supongo que esperaba algo surreal ¿Alguien dijo Paris, Texas? Quería verla, pero estaba en Lima. Ni fregando pudo haber llegado hasta aquí. Quién sabe. Tenía que salir. ¿Qué! Sí, su amigo era una cabra simpática. Tenía un aire a Barbie.

Ash miraba todo con detenimiento. Parecía un antropólogo figurándose una tribu no contactada. Emo, por su parte, se dedicaba a tomar y a hablar sobre el clima con el chico que nos había invitado. Mientras tanto, yo intentaba no alterarme y acomodar mi cara de culo para no parecer tan antipático. Los vasos pasaron, algunas palabras fluyeron, y decidí que era suficiente. Era momento de ir al re-encuentro de prom.

Llegamos y faltaban varios Diegos. Sin embargo, había pasivas casi todas. Todas más cabras. Todas ebrias. Me encantan las reus, porque sacan lo peor de las personas. Un par de tragos y coreos fallidas después, Ash murió. Nunca lo había visto en la shit. Obvio, me hice el loco. Emo me dijo que se encargaría de él. Ragio. Yo bailaba solo.

Cuando la situación se puso muy darks, y Ash pasaba más tiempo en el baño que en la sala, pues sentía que la música haría explotar su cerebro (?), decidí que era suficiente. Nos despedimos, y salimos. Estúpidamente, tomamos la ruta más larga para llegar a la avenida. Como si fuera poco, Emo intentó hacerle frente a 3 tipos random que lo jodieron en plena calle  y que nos duplicaban en talla. Ni cojuda que fuese,  lo jalé hacia mí. Por suerte, no pasó a más. Suficiente con cargar un trapo y un borracho necio.


Llegamos al grifo. Ash no pudo resistir. Murió por segunda vez. Lo reanimamos con Gatorade, y los despedí. Antes de separarnos,  Ash miró al cielo y dijo, ¡Hay luna llena, huevón! ¡Qué hermosa es la luna conchasumadre! Todo cobró sentido.

domingo, 1 de marzo de 2015

Nada fue un error

Por supuesto que no quería ir. Me hice el estrecho, pero ellos insistían hacer algo, así que los acompañé. Nunca tan pussy.

Llegamos y todo era la misma mierda. Ni siquiera estaba ebrio. Para variar, mis amigos asumieron una onda healthy y tomaron 0 alcohol. Creo que soy una mala influencia... Como sea, todo marchaba igual de tela que siempre hasta que recibí un mensaje de Nando, que me advertía que estaba allí, cerca al estrado. 

Como estaba aburrido y habían cancelado mis planes de tirar sí, me arruinaron los previos, decidí ir a su encuentro. Recorrí el punto donde me indicó que estaba tres putas veces y sentí que había perdido la dignidad. Obvio, le escribí de vuelta para decirle que era un puto mentiroso y que no estaba donde decía. Le dejé claro que si quería verme, que vaya a mi encuentro.

Vino hacia mí. Estaba ebrio y bañado en sudor. Y no, el no se veía nada sexy así. Intentó robarme un beso cuando se lanzó a abrazarme, pero me bastó con girar la cara para que entendiera el mensaje por suerte. Me dijo que me veía bien. Le respondí que yo lo veía hecho un asco, pero que era gracioso verlo así. Empecé a cagarme de risa, y él se chupó. Nos despedimos, y volví.

Luego, todo transcurrió con normalidad. No pude perderme tanto como hubiese querido. Por una extraña razón, algo me decía: no, ¿para qué huevón? Fue muy raro. De todas formas, en un instante me perdí y atravesé los otros círculos del infierno guiando a Ash a través de aquel mar de pasivas y falsos caletas. La travesía no duró mucho, pues el resto se quería ir: la vejez.

Los despedí. No sé en qué momento, pero, para cuando abrí los ojos, tenía a Nando bailando frente a mí. No entendía nada. Solo bailaba. (Por cierto, ya no me da miedo bailar solo, aunque parezca loquito, pero qué chucha. Yo bailo solo.) Recuerdo que sonó Rosa Pastel. Nunca una canción fue tan precisa. En aquel instante de éxtasis, apareció él, mi pasado, 2008. Seguía igual, pero con "pancita" ya que nada es perfecto. ¿Habrá hecho un pacto con el diablo?

No lo podía creer. Lo tenía frente a mí. Por supuesto, él estaba más ebrio que Nando, y le valió verga jalarme de la cintura para apartarme a su lado para bailar juntos. Solo bailaba. Él no dejaba de tocarme supongo para calentarme los huevos pero nada pasaba. Esta vez tenía todo bajo control. De pronto, Ni Una Sola Palabra. Bendita Paulina. De más decir que la canté hasta quedarme afónico.

Mi boca dice nunca más. Lo intentó varias veces, pero luego se dio cuenta que no valía la pena. Le pedí que me acompañé a la puerta. Nos dijimos hasta pronto con un fuerte abrazo. Por suerte, no bajó la mano más, estaba con un jock. Sí, eso también le dije antes de separarnos. Salí de aquel antro cansado, pero con una sonrisa estúpida en el rostro. Misión cumplida.

Nada de esto fue un error.


viernes, 27 de febrero de 2015

Looking for Mr. Perfect

¿Cuántas veces has dejado de salir con Mr. Perfect solo porque es activo igual que tú?

Tengo un amigo, que suele asumir un rol activo en el sexo, que hace poco tuvo un fuerte crush con un hombre que conoció en una fiesta. Este tipo era una maravilla: gracioso, seguro, espontáneo y arrecho, pero tenía un ligero problema: era activo.

Al comienzo, todo normal, pero mucha mamada y  swordcrossing les aburre, ya que llegan a un punto en el que les da ganas de meterla. Sin embargo, ¿quién se voltea? ESA es la interrogante.

No solo es ponerse en cuatro, es admitir una verga dentro de ti. Es ponerse, por un instante, en un estado de sumisión consciente en el cual eres capaz de aceptar que te hombre te coja con toda la fuerza e intensidad de su cuerpo. Claro, no todos pueden hacer eso. Es una cuestión mental, le digo. First, he has to fuck your mind. Una vez que te haya dilatado allá arriba, puede ir a trabajar the golden zone.

El recorrido nunca es fácil. Sobre todo, porque hay muchos hombres que asumen su rol sexual como un “estilo de vida”. Ser activo, entonces, es ser macho algo cavernícola, pero macho, penetrador, masculino, dominante, str8looking, en contraposición a lo que significa ser pasivo.

Desligarse de una etiqueta no es nada fácil. Es voltear todo un sistema de valores, creencias y demás. Reconocerse como activo en el plano sexual siempre me ha parecido más llevadero, pero no pasa lo mismo con ser pasivo.  Nunca hay chistes respecto a quien penetra, a menos que la tenga chica o sea un precoz. (Menos falocéntricos, imposible.) Por eso, pasar de un lado a otro no es sencillo.

Creo que se debe trabajar con dos mitos cuando se quiere experimentar con un pene dentro de ti:

1) Tener una verga dentro de ti =/= Dolor.

2) Dejarse penetrar no te vuelve más femenino/mujer y por “consecuencia”, débil y denigrante.

La solución, amigo y queridos lectores, es una sola: dilata tu mente, y ábrete a nuevas experiencias y perspectivas. Tomen su tiempo para reflexionar sobre qué cosas los define, y qué cosas no; qué cosas vuelven más flexible, y cuáles no. Todo juego/rol en el sexo es por voluntad. ¿Acaso creen que habría tantos pasivas si no sintieran placer?


Lubriquen su cabeza, y gocen. 

miércoles, 25 de febrero de 2015

Paulamor II (o las travesuras de Ash)

 
 
Jamás pensé que se largaría con otro hombre.
 
Sí, se fue con otro que le metió letra. Yo estaba indignado. Era la despedida de Paul y la maldita moscamuerta de Ash nos había dejado para irse a cachar con un sujeto random dejándonos a la deriva. O sea, ¿KHA! ¿Qué se ha creído el castañito este!
 
Encima tuvo el descaro de chapárselo en nuestra cara. El mayor susto no me lo llevé yo, que acababa de perder a un hijo, sino otro pata que conocía al tipo, pues erra su jefe jefe. Sí, ese sujeto sudoso (y trepador) era su jefe y ahora se agarraba a nuestro amigo, mio figlio. Un verdadero incordio. No podía con el descaro del hijo que crié. Era suficiente para mí, así que me fui a mi casa y dejé que ellos vayan al Legentrashy mientras pensaba dónde se habrá metido la sabandija esta.
 
Un par de días después, la indignación se había esfumado, y pude reencontrarme con mi hijo, quien pudo contarme su versión de los hechos.
 
Resulta que este chico, the boss, con un perfil particular, efectivamente se fue en floro con  mi hijo. Luego de seducirlo suciamente, y agarrar descaradamente (lo que hizo que me cuestione fuertemente a dónde chucha se habían ido sus putos valores cristianos), acompañó a su cache a botar, digo, acompañar a tomar un taxi a su amigo, que estaba sufriendo un colapso etílico sin contar la sobredosis de amor.
 
Lo dejaron, volvieron a donde estábamos y ya no nos vieron. Duh, si pensábamos que se habían ido a fornicar. Después, ocurrió la parte más WTF de la noche. Ash, un "alma caritativa, ex-escolar católico cristiano romano apostólico" vio a un borracho sexy y le preguntó a donde iba. Este le dijo dónde vivía y que iría caminando, pero mi amigo, tan noble cachera, le ofreció acompañarlo en el taxi. Así, pues, se metió con el tipo que lo floreo y un sujeto random camino a su casa.
 
Obvio que agarraron. No con el jefe, que siguió su camino en el taxi cuando los otros dos bajaron, sino con el pelucón sexy desconocido a quien recogió. Estaba acompañándolo a su casa cuando el tipo reaccionó y le dijo, Creí que siquiera me ibas a dar un beso, ¿No! 
 
¿Y porqué no me lo das tú!, replicó mi amigo. Entonces, el tipo se giro y se fue solo... pero, volteó, volvió hacia la moscamuerta, y ZAS, se fue en floro de nuevo... Luego, volvió a su casa como si nada hubiera pasado.
 
Todavía no me recupero de esto. Mejor voy por mis Flores de Bach.

domingo, 22 de febrero de 2015

Paulamor


¿En qué instante pasamos de ser jóvenes que combinaban coca con Apronax a tías que toman jugo de cocona para previar? No lo sé, pero el cuerpo se desgasta y ayer lo pude palpar. Parece que mis amigos han recibido una buena dickslapeada últimamente, pues cuidan un poco más lo que ingieren. Las mezclas de trago corto con drogas duras y los Mc Donald's post-juerga han quedado atrás.

Sin embargo, uno igual es capaz de divertirse. Por supuesto, se necesita un vaso en mano, sino la cagada. Es una cuestión mental. Tener la mano llena engaña tu cabeza (?) Como sea, ayer fue uno de esos días en lo que te das cuenta que las cosas están cambiando. 

No, no fue solo la cocona, los postres veggie, la ausencia de humos y la despedida de  un amigo, BabyPaul a.k.a Paloma, lo que me hizo dar cuenta de ello, sino todo. No fue un elemento, fueron todos (más lo acontecido días previos) los que dibujaron este panorama. Parece loco, pero siempre hay señales, mas no siempre las vemos (no siempre queremos ver). Ayer todas estuvieron presentes y abrí los ojos. 

De pronto, la realidad:  tres de mis amigos están afuera del país, algunos ya viven solos, otro postula este año a Harvard y yo acá, recortando periódicos para subsistir. La vida tiene giros muy inesperados. Como sea, mejor recibir lo que se avecina con lubricante que sin uno. Por suerte, ayer estaba más que preparado.




La pasamos bien. La reu fue linda (sí, linda). Hubo postrecitos de chocolate y  flores, y me encantan las flores, por lo que presuponía que no todo podía acabar mal. Sin embargo, camino al tono PolioyAmor el drama apareció. Entró camuflada a través de una conversación de WhatsApp en el iphone de Emo. Todo era de la puta madre, pero tenía que aparecer la muy perra.

Yo no le hice caso, para variar, pero me alteraba ver al necio de mi amigo Emo pendiente del teléfono como maniático, así que opté por ser alpinchista y disfrutar. No estoy para más dramas. Me basta con las colas del hospital y las muertes inesperadas de GoT. 

Más allá de aquel incidente amoroso tragicómico, todo avanzó bien. Incluso un amiguito nerdy se fue en floro con el jefe de otro al final de la noche. Yo acabe solo, mejor que mal acompañado ya sé qué es floro pero déjame creérmela. Sigo aprendiendo a salir sin tomar. Me va bien, pero me deja muy arrecho. ¿Tal vez las ganas se espantan cuando intento acercarme  a un ebrio? Punto a favor: amanezco sin resacas.

lunes, 16 de febrero de 2015

Mamar no es Amar

No es que no lo sepa, pero me olvido.

Hace unos meses salí con un chico a quien llamaré Nando (Ja!). Él era todo lo que no buscaba en un hombre, salvo por su verga. Ese hermoso pedazo de carne es increíble. Y su trasero... Es un gran chico. También, es bastante renegón, tiene metas claras, y no soporta a la gente débil.

Salí con él varias veces. Íbamos a comer, a caminar por el malecón, a manosearnos en alguna calle oscura y otras tantas cosas que todas las parejas impúdicas hacen. Por supuesto, yo me estaba enamorando. Me encantaba su sinceridad, sus gemidos entrecortados ante alguna nalgada imprevista, las poquísimas veces que sonreía porque fueron pocas y especiales, su gusto por algunos pequeños placeres y los anticuchos, y su seguridad. Amo los hombres seguros.

Claro, todo era demasiado hermoso, pero él simplemente no me quería. No quería nada con nadie, en verdad. Pero no quise ver, para variar. Cuando te aferras a algo, lo demás permanece fuera de foco. Me sujeté a la ilusión que había construido de él, y él a mi manera de tirar. Aquel sudor suyo cuando tirábamos me embriagaba y yo me encariño con facilidad, porque lo estaba ebrio de él.

Diría que fue un hijo de puta al final, pero no lo culpo. Lo más doloroso fue cuando me llamó "inestable mental". ¿Cómo se atrevió a llamarse así si era ÉL quien me tenía idiota! Claro, esa vez no dije nada como cuando callé todo el trayecto de Larco mientras el maldecía al clima sin parar porque estaba garuando olvidándose que estaba a su lado. Luego de gritar de manera desenfrenada en la calle diciendo estaba loco y que todo me valía mierda porque así son los hermanos menores, supuse que debía darle un espacio para que hable. Tal vez, de más. Los últimos días me enloquecía cruzarme con él. Él es tan Correo y yo tan Diario 16. Me alejé de Nando por mí. Tenía que arreglar mi cabeza.

Luego de un tiempo, hemos vuelto a hablar. Ya no me siento triste cuando lo hago. No aprendí nada de él, pero sí de estar con él. La primera, que no todo aquel que te la mama con cariño y loca pasión, te ama. La segunda, que porque alguien que quiero esté molesto y vomité mierda verbal, no significa que lo tenga que aguantar (y otros a mí cuando haga lo mismo)...

domingo, 15 de febrero de 2015

Lonely Hearts

Ayer salí de mi caverna al mundo exterior.  Decidí ir a Tracadero sin la intención de pasarla increíble, ya que las fiestas suelen ser el mismo playlist repetido una y otra vez; sin embargo, fueron las ganas jodidas de ver a mis amiguitos lo que terminó empujándome hacia aquel sórdido ambiente.

Llegué temprano, para variar, y todo seguía igual: la misma música, las cabras más chibolas en el centro avistando quién les peche, y los aliens, como yo, dando vueltas como pavazos a ver qué sale. 

Afortunadamente, no tuve que esperar mucho, pues me crucé con Kenny, un amigo que me salvó de salir corriendo del lugar. Permanecí a su lado un rato, hasta que recibí un mensaje de un chibolo con el que había estado hablando hace unos días. Dije que me iría al baño lo cual todos sabemos que siempre es una burda mentira y me fui a su encuentro. Estaba con sus amiguitos. Me los presentó, y empezó a hablarme...

Dijo muchas pichuladas. Yo solo sonreía con gusto y le animaba a bailar. Dentro de tantas cosas que decía, pude darme cuenta de dos,  1) los dramas siempre son los mismos, pero con diferentes caras y 2) siempre van existir los mismos personajes a través de las diferentes generaciones...

Me moría por ver a un amigo, pues la cabra había ido con alguien de mi facul, y no podía con la puta curiosidad de saber quién chucha era.  Mientras tanto, el pulpin se cansó de bailar, y luego de llamarme 'perra' y 'mal catequista' por unas cosillas que le conté, se puso en un plan pussy que me aburrió. Me zafé a buscar a mis queridos. 

Lo mejor fue, definitivamente, cruzarme con muchos amiguitos que no veía hace varios meses. Luego de promesas falsas de salir juntos, besos, abrazos, y un encuentro no planeado, encontré a la cabra que quería... Estaba chinazo. Me dijo que había extraviado su punto, que estaba locazo a falta de chela, y no sé qué más que me hizo reír a carcajadas. Nos despedimos y decidí que era momento de partir.

En la salida, vi a un grupito de newbies cuchichear algo sobre un tipo. Ay, cabras, pensé, nunca aprenden... Salí del antro con cola, pues pulpin me había seguido. Nos sentamos en el parque próximo al local y empezó su vómito verbal. Por suerte, estaba de buen humor, así que no me costó mucho pretender escucharlo.  En el taxi de regreso, con él mirando la calle mientras sujetaba mi mano, volví a ser un desubicado universitario de quinto ciclo. Claro, esta vez era 'el otro' sentado a la derecha. Solo quería un pete y dormir.


sábado, 14 de febrero de 2015

Dancing On My Own

Siempre es un remolino. Caes en una espiral infinita alrededor de las las mismas palabras, los  mismos actores. y el tiempo transcurre, pero nada pasa, nada se transforma. 



Hace varios meses escribí sobre la importancia de decir No en una relación dañina. Ahora sé que decirlo no es suficiente... Falta asumirlo. Tengo un amigo que está enfrentando un divorcio. Sin embargo, el despegue más difícil no es con su novio, sino con él.

No es nada simple divorciarse de alguien cuando te has acostumbrado a esa persona. Más aun cuando has asumido que el sentir dolor es algo normal -creo que él ha llegado ese punto-.  Admitir amor con sufrimiento es altamente tóxico; sobre todo para la cabeza. Él sabe qué hacer, qué quiere hacer y qué le gustaría que pase; sin embargo, se olvida de él. Me apena un poco.

Él es un buen tipo, pero le cuesta desatarse de la rutina. Le genera pánico encontrarse con el caos, la idea de tener que armar una nueva agenda, de perder a alguien amado. Por supuesto, no se da cuenta de que el  gran perdido es él, que ha renunciado a sí mismo para mantener un deseo. 

A veces, se engaña y piensa que es un periodo, que luego comenzará otro nuevo. Es su deseo -la matrix-, la realidad es diferente. Otras veces sueña que él o su novio cambiarán, pero la gente no lo hace por otros, sino por ellos mismos, pero tampoco quiere ver. Debe tener una medida bastante alta, en verdad.

Agradezco no estar en su situación. Debe ser terrible. Solo espero que haga lo mismo que le digo a todos, "Haz lo que es bueno para tu cabeza. Que no te cague el mundo, porque lo está." Puede que no te guste. Puede que no lo entiendas. Pero es lo más saludable si no quieres terminar cagado.

Esta noche baila, disfruta, que primero importas tú y tú y tú, so fuck them all.