viernes, 30 de septiembre de 2011

EmpHinchado

Hace muchos meses atrás describí que no me gustaría ser hincha, porque me llevaría a un fanatismo que opacaría mi visión. Hoy no creo que serlo esté mal del todo, pero sí ser un salvaje que agrede a otros con tal de defender lo suyo sin ninguna lógica de pensamiento. Aprovecho lo acontecido hace unos días para reflexionar sobre esto, porque no siempre lo hago, y considero que en este momento es necesario establecer ciertas pautas y diferencias.

En primer lugar, hincha como termino simple puede significar dos cosas: abyección hacia algo o alguien, o partidario entusiasta de un equipo. Desde el significado mismo,  ya existe algo mal en la palabra, pues se juega una doble significación sobre un termino en el cual se confronta el carcater positivo atribuido al entusiasmo, y el negativo del otro significado. Esto conlleva a generar a una duda sobre qué es entonces ser un hincha "de verdad". No obstante, es la sociedad la termina por atribuirle lo que quiere significar.


Llegado a este punto, hay que aclarar que la sociedad es compleja, y está llena de grupos sociales, y que cada uno de estos le otorga el sentido que quiera a la palabra con tal de velar por sus intereses. Creo yo que con el tiempo se ha formulado un cruce de significados que cierto de grupo de 'hinchas deportivos' ha asociado, y que gracias a esto es que ellos justifican su comportamiento contra todo aquel que no sea partidario de equipo a través de una afrenta sin medir las consecuencias.

Pero, lo que hay atrás es mucho más que eso; es una historia llena de amargura, recelos, racismo, cambios y choques culturales, que mucha gente desconoce, porque simplemente nadie le dio importancia, y que hoy se traduce en el  actuar bestial de aquellas personas que ocasionaron tal fallecimiento. Esa historia es la que nunca fue escrita, pero que pasó de boca en boca, y que explica, a groso modo, el surgimiento de las temidas barras bravas, la creación de ciertos 'himnos', los apodos de los miembros, etcétera.

No creo que una cancelación de partidos va modificar el panorama, así como el jugar sin espectadores. Quizá lo haga a corto plazo, pero desconfío del proceso de aprendizaje de aquellas personas. Pienso que se deben adoptar medidas teniendo en cuenta el imaginario ya formado de la mayoría de estos 'hinchas', y que se debe buscar más comprender qué es lo que ocurrió antes para que más adelante no suceda lo mismo.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

No eres tú, o el mundo, soy yo. II

Sí, de nuevo yo y mis huevadas existenciales; yo y mis teorías sobre cómo razonan y actúan  los seres humanos  luego de finalizada una relación de corte no amical; yo y mi mente abstracta, esquematizada, organizada, que intenta buscarle una lógica operativa al asunto de algo que quizá es ilógico; yo y mis miedos confrontados de nuevo en un maldito post que no estoy seguro de cómo continuarlo; yo y la misma frase una y otra vez; yo y las respuestas buscadas en el inconsciente (te odio Freud); yo y las dudas de un joven de 20 años, que desconoce mucho de la vida, que intenta explicarla, que quiere enarmonarse, y que busca teorías para tratar de comprender mejor lo que lo rodea para así seguir adelante.

Sí, así soy yo, y no me arrepiento de ser como soy, pero tampoco digo que me sea fácil del todo. Muchas veces acabo teniendo pajazos mentales sobre cosas tan simple, sabrán, como por ejemplo por qué simplemente a veces prefiero cruzar las piernas a tenerlas abiertas, o por qué saludé con un abrazo en vez de un beso, pero me resulta difícil no hacerlo. Me cuesta no tener algo en qué pensar; no obstante, lo jodido no está en pensar, sino en elaborar proposiciones complejas frente a algo tan sencillo, o buscarle una razón lógica a algo que aparentemente no lo tiene, lo cual me lleva crear teorías y desarrollar historias.

Claro, puede parecer que no es tan malo después de todo, ya que motiva mi lado creativo, y hace que trabaje esa área de mi cerebro que me permite desarrollar narraciones con una lógica causal verosímil. Sin embargo, el gran conflicto es que me veo tan inmerso en esa historia, me meto tanto tanto en aquellos personajes ficticios, que llego a sentir parte la alegrías, tristezas, cóleras que me transmiten con una fuerza emotiva alucinante, y a veces es tanta que me deja débil, y mucho. No comprendo bien por qué lo hago, una vez una psicoanalista me explicó que disfrutaba escapando del mundo creando historias, pero que a su vez disfrutaba un poco del dolor que estas tenían.

No pienso negar que lo último me pareció alucinante, tanto que intenté buscar en mí mismo la razón por la cual soy así, y creo que tengo una posible respuesta: el carácter de mi madre. Ella y yo somos tan distintos, pero tan similares. Ambos somos persistentes organizados, pero tenemos creencias totalmente distintas. Yo respeto las suyas, y creo ella las mías, aunque ya me desvié del tema. Decía que hay algo en su carácter que me hace comportarme así, y es la típica respuesta de mi madre ante cada acto que he realizado en mi vida: ¿y por qué? 

Decir 'porque quiero' es una respuesta muy corta, media estúpida a decir verdad, que ella nunca ha tolerado, por lo que tratar de brindarle una respuesta algunas veces me ha resultado complicado, pero así me criaron, y Sen podría decir que todos tenemos libertades para liberarnos y desarrollarnos, pero eso no es tan cierto del todo, sino no estuviera redactando este post, por último. No es tan simple librarse de algo con el fin de ser felices sin buscar tener en mente qué puede devenir más adelante. Claro él confía que ejerciendo bien estas libertades vamos a poder desarrollarnos, pero, ¿cómo hacerlo si no es tan fácil librarnos de nuestro propio destino creado por nosotros mismos?

No pienso buscarle una respuesta a esa interrogante ahora, pues no viene al caso. Solo quiero tratar de entender cómo soy de una mejor forma, aunque no sea la correcta. Ciertos días, extraño mucho al chico sexy, aunque más sus besos y caricias, lo que me lleva a pensar que quizá no debo escribir esto, pero que que si no lo hago me sentiré jodido, a pesar de que mañana relea esto, y me diga para mí: qué cojudo que fui. Como sea, negar quien soy, sería negar mi existencia, cosa invalida, puesto que mientras sea capaz de crear cosas en mi mente seguiré viviendo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Exposed

 


Me levanto, giro mi cara hacia derecha y lo primero que veo es mi mesa de noche. Me quedo pegadazo mirándola un buen rato.Creo que es desastre por lo desorganizada que está,  que la debo ordenar más seguido y darle una pasada de trapo, pero luego pienso, 'suena más bonito decir que es un retrato de mi personalidad'. Posee de todo, y todo siempre lo llevo conmigo, o al menos lo he usado una vez. Pero, mi mesita de noche es más que eso, es mi baúl de secretos, mi soporte emo-psico-sex-socio-económico, es una muestra de la manera cómo me proyecto de manera interna, como externa.

Encima de esta encontramos el té de Inti Zen de mi amiga Sofi, que con tanto cariño me obsequio, pues ella sabe que soy fanático del té. También, está el libro que tenía que leer para Comportamiento del consumidor,    Compradicción,  que ya lo acabé; así como un par de llaves, un monedero, un tarjetero, mi nextel, su  cargador, y un encendedor para mis puchos, pues uno nunca sabe cuándo lo puede necesitar. Luego, mi alarma para despertarme temprano; post-its para dejarle escrito a mi mamá que me deje plata antes que se vaya a trabajar, y mi lámpara de noche, pues hay madrugadas que necesito ubicar el celular o el papel higiénico con urgencia. Finalmente, están mis objetos de aseo personal. 

Adentro podemos encontrar de todo, desde un condón con sabor a chocolate, que no sabe bien, pues ya probé uno, hasta un carné de seguros Rimac ya vencido del año 2006 cuando estaba en el colegio. Lo primero que salta a la vista es la cantidad alucinante de glowsticks que tengo. No los he contado, pero sé que son varios, así como el número de pulseras del Vale o Lola que me los saco a última hora, ya que siempre me olvido quitármelos antes de entrar a casa. Después, sobresalen los estuches los lentes de sol y la billetara, que nunca uso; un libro de análisis sociológico sobre La cuestión gay; una guía de lima gay; un CD con videos caseros (familiares), y las dos cajas que contienen mis lentes de contacto.
También, hay cosas que he guardado, y no estoy seguro de porqué las mantengo. Entre ellas están una serie de carnés de cuando estaba en el colegio, algunos con foto incluida; un estuche de limpiatipo vacío; un borrador, aunque rara vez nunca uso un lápiz;  un peine, pero nunca lo uso; cupones de descuento que ya vencieron, y un muñeco pequeño de león pintado con liquid paper.

El chico contra-moderno

Llevo noches pensando que debo cambiar el mundo desde mi circunstancia, y que debo ser un guía para mi generación. Esto puede sonar el colmo del egocentrismo, pero lo creo así, porque diversas situaciones y hechos  me hacen creer que lo soy. Hasta aquí, dos puntos, ¿cómo llegó ese pensamiento a mi cabeza?,  y (lo que muchos se preguntarán), ¿quién diantres debo cambiar?

Tengo muchas ideas en mi mente, algunas más revolucionarías que otras. Supongo que está bien pensar así. Estoy creciendo, pienso, luego trato de cranear cómo podría llevar a cabo mis planes; sin embargo, cuando quiero dar ese paso, siento que algo me falta, y eso básicamente es motivación. No me siento tan motivado a realizar las transformaciones que me gustaría a nivel generacional, quizá, porque me dejo influir bastante por el pensamiento pesimista de una de mis mejores amigas que me dice que la revolución ha muerto.

Cuando la escucho decir eso, me aterra, pues si tomamos como base de que una de las primordiales característas de la juventud es ser revolucionario, entonces, ¿de qué juventud estamos hablando?, ¿de una pasiva frente a los cambios? Quiero creer que no todos son así, y que sí existen personas que son consientes sobre lo que acontece alrededor y que también tienen ánimos de cambios culturales, que buscan un nombre en toda la llamada historia no solo por los actos que acontecieron sus años de jóvenes, sino por ellos mismos. Pero, ¿dónde están?

Nunca ha sido de mi interés, ni creo que lo sea en un futuro próximo pertenecer a uno de esos grupos de cambios, pues siento que todos son muy pasivos en su accionar, lo cual me exaspera. Además, ninguno de ellos tiene dentro de sus objetivos lo que estoy buscando, que es un cambio cultural, un respeto generacional, y una posición en la historia.

Busco un cambio cultural, porque cuando hablo con varios chicos de mi edad, todos son muy tecnicistas y practicantes de un individualismo irresponsable. Ninguno, aparentemente, busca un mejor nivel de vida, sino un bienestar económico. Con esto, no quiero divorciar a uno de otro, sino remarcar el sentido de que son pocos los que buscan trascender en algo más allá que el bienestar material otorgado por el dinero. Existe, pues, pocas ganas de ir más allá, pero esto no es originario de mi generación, sino es parte del proceso de post-modernización, que tan satanizado ha sido calificado por 'modernistas' de la década de los años 70.

Falta exigir un respeto hacia las generaciones pasadas que nos hacen ver como una generación de limitado pensamiento abstracto, y de carencia de opinión argumentativa frente a cualquier aspecto. Fuck Derrida, y su estúpida frase que dice que lo único que podemos pedir es algo de verdad, dudando intrínsecamente de la capacidad de lucha por la verdad que poseemos frente a un mundo lleno de mentiras,  que él tan monstruoso lo ve. 

Por último, la posición en la historia devendrá de esos cambios culturales llevados a la acción para así dejar de ser una generación perdida. Para ello, se necesita desarrollar nuevas idiosincrasias, así como encontrar puntos de unión entre todos lo individuos. Sé que no es un proyecto sencillo, pero como mínimo pretendo instaurar una nueva orden de pensamiento que sea muestra de esa voz disconforme para las generaciones posteriores.


viernes, 23 de septiembre de 2011

Metamorfosis

La gente cambia, como todo en el espacio. Algunas veces cuesta un poco aceptar esos cambios en ciertas personas. Muchas veces simplemente avanzas con los que van a tu ritmo y dejas de seguir con ciertas personas que alguna vez quisiste. Es un poco extraño ver cómo transformas tres putos años a una persona. Ahora le siento más distante que otras veces. Han quedado en el recuerdo las veces reíamos juntos, las caminatas largas y los secretos que intercambiamos; sin embargo, aún tenemos una historia sin concluir. Una historia que fue el producto que de varias mal-interpretaciones, y recelos, que a veces no me deja dormir.

Nos conocimos de una manera muy accidental en una época en la que estaba lleno de dudas sobre mi futuro. No hablamos mucho, pero me agradaste. Me pareciste simpático de una manera extraña, quizá porque tenía que buscar belleza dentro de toda la  mierda que vivía, y te lo hice saber. Por supuesto, no llegamos a nada. Felizmente, fue así, pues te pude conocer más, y me di cuenta que como amigos estábamos bien. Yo había tirado con varios, y tú no. No sabía quién eras del todo, no pretendía saberlo tampoco. Tuvimos una buena relación amical.

Luego, nos tocó vernos la cara de nuevo. Los rumores crecieron, te llegué al pincho, me dejaste de hablar, y como soy demasiado egocéntrico para ser cierto, no te busqué, aunque quizá hubiera sido lo mejor hacerlo. Después de un tiempo, volvimos a hablar. Las cosas se mejoraron. Me entregué al placer, de volverte a conocer, claro. Pasaba unos días muy pajas contigo caminando, riendo, tomando, pero no duraría mucho. Un nuevo rumor, esta vez más fuerte que el anterior, llegó a tus oídos. Me eliminaste de tu vida, como lo hiciste hace poco.  Desapareciste, renaciste y desapareciste. Me pregunto por qué carajo siempre actúas así. ¿Es que luego de estos años no aprendiste a  hablar?

Veo tus fotos y no comprendo qué fue de ti. Eres otro para mí, aunque quizá no para los demás. La gente cambia, lo sé. No te puedo pedir que seas como eras antes, pero sí concluir lo que pasó. Pienso que nos fuimos infieles al no dar un paso, sino hasta tan tarde. Estoy seguro que nunca te fui infiel, aunque esquivadizo, medio mierda sí. Ahora mis risas las oyen otros chicos, mis secretos los guardan ellos, así como mis tristezas y mis dudas. No sé si llegues a leer a esto. Tal vez me creas una mierda, pero, la verdad, es que poco me importa. Tenía que soltarlo, que compartirlo. No solo es tu historia, es la mía también

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ps 1: Lo siento por ser agresivo al final. A veces soy medio estúpido, pero lo necesito, es parte de mí.
ps 2: Aquel Opus fue la única manera de tratar de buscar un sonido que me refleje.  


martes, 20 de septiembre de 2011

Noche Tinta

Mi tía estaba estresada. Todavía no pasábamos a mesa, y mi primo no tardó en explotar contra el mundo pasados 10 minutos de espera, pero eso no me preocupaba, sino qué iba a hacer el resto de la noche. Eran las nueve y treinta, había estado en el cumple de sobrinito hace no mucho, y no tenía planes. Había alertado a Asexual toda la tarde, pero no me contestaba. No existía la posibilidad de que pase un sábado tranquilo, y Jojo tampoco daba señales de vida. Entonces, llamé a Jork.

Me dijo que estaba en Luz verde con unas amigas, un poco picado, mientras que los demás en casa de Braulio. Como nadie nos atendió, entre todos acordamos ir al departamento de mi hermana, y me tomé un par de copas de vinos. Al cabo de un rato, ya estaba feliz, por lo que me despedí y me fui derechito a Miraflores. Llegué rápido, para mi sorpresa, pero más me asombró ver al ponja regio de brichero y a Braulio en bividí.  Sí, en bividí (¿ya dije que tengo los ojos sensibles?). También estaban Rodrogo, Jojo, Weird, Fil y She.

Como eramos muchos en en el cuarto, salimos a la sala. Sin embargo, faltaba trago, pues el poco que tenían se acabó rápido, y decidieron irse a comprar. Antes de que Braulio saliese a comprar con el gringo y el ponja, este me pidió mi lindo encendedor con una amable sonrisa y de la manera más cortés posible; no obstante, el pendejo nunca más se apareció con su amiguitow.  Braulio vino solo con tres botellas de vino, una cajetilla de lucky y un sixpack de cervezas para continuar la noche.

She destapó las botellas de vino al toque, y me sentí, ligeramente, un poco más inútil de lo normal. No hablábamos mucho, pero eso no podía seguir así. Entonces, me lancé al abismo sin saber si me miraría con cara de mierda o no y le empecé a hablar. Conforme fue avanzando la conversación, me di cuenta de que era una chica con muy buenas vibras y que nuestros temas se hacían cada vez más y más teóricos, cosa que habíamos estado criticando en un principio. 

Luego de un rato de raje sobre el esnobismo cultural, que ambos consideramos sí existe, se nos unió Braulio, y empezó la discusión sobre los robots y los humanos. Qué terco puede ser ese hombre, por dios. En fin, lo bueno es que mantuvo viva la plática por varios minutos, con ligeras intervenciones de Fil o Rodrogo preguntándome "¿Cómo haces para sobrevivir en la de lima?", o "¿Te gusta en serio tu universidad?" A lo que respondí que no tenía ningún problema, y que sí me siento cómodo estudiando allí.

Cuando se habían agotado los vinos, y Jojo estaba no tan bien, decidí que era tiempo de irnos, pero She tenía que ir a buscar a su hermana. Acordamos esperarla el rato que eso la tomase, y así lo hicimos, mientras Fil y Braulio acompañaban a Jojo al baño. Después de unos 15 minutos, llegó She, y el resto del grupo quería tomar, pero yasabenquién tenía que irse a su casa, y no podía dejarlo solo. Me despedí de todos junto con él, y partimos a casa. Mientras íbamos en el taxi hacia su casa, mi amiguito estuvo reposado en mis piernas y pensaba: De vuelta a las huevadas... Ja.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La otra familia

¡Usando la corbata hecha por mi sobrinito el día del padre!
Ayer vi La Otra Familia y volví a confirmar el hecho de que alguna vez me gustaría ser padre. Sí, me gustaría poder tener un niño a quien darle cariño; comprarle juguetes y cuentos; con quien jugar; y poder educarle, alimentarle, y explorar lo que se siente ser padre. Me gustaría que fuese niño y no niña por una simple razón: no comprendo bien el cerebro femenino, y no me sentiría con tanta seguridad para explicarle bien el desarrollo sexual. Todo esto me gustaría lograrlo cuando se tenga que dar; es decir, en un buen par de años.

No obstante, no estoy seguro sobre si lo criaría acá. Creo que la sociedad no se encuentra preparada del todo para poder aceptar el hecho que un niño de padres homosexuales pueda asistir a un colegio sin que ocurra algún conflicto psico-social. Pero, esa es mi opinión ahora. Esta puede cambiar de acá a unos años, o no. Solo sé que si me dieran a escoger entre criarlo acá o afuera, escogería la segunda opción. No tendría tampoco dos nombres, solo uno. Quizá lo llamaría Imanol. Me gusta ese nombre.

Tampoco creo que mi opción sexual decida la opción que mi hijo seguiría. Es claro que criarse con dos padres gays te brinda otra perspectiva de ver las cosas, pero eso no implica que yo le vaya a indicar que mi manera de ver las cosas es la única y correcta, las demás no. Todo lo contrarió, le reforzaría el hecho de que todos somos diferentes, y que hay que aprender a convivir con esas diferencias sin discriminar (a menos que se tenga un buen juicio argumentativo) a los demás. Le enseñaría que tener dos padres no lo hace menos, ni más masculino que los demás, que una cosa es género y otra distinta la opción sexual.

También le educaría de manera que aprenda modales y pueda ser capaz de buscarle valor a las cosas simples de la vida. Aprendería a pescar para no morirse de hambre, porque yo tampoco voy a vivir para siempre, y él tendría que ser capaz de saber seguir adelante por sí mismo. Aunque, a veces, le engreiría mucho con pasajes a Disney, Cuzco, y a otros lugares, jijiji. Por supuesto, tendría cultura deportiva, y de adolescente sería un cuerazo.

Quiero un hijo, pero no ahora; sin embargo, seguiré intentando hasta que se me realice el milagro.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Paradigmas Amorosos

¿Tienes que esperar 3 días luego de la primera cita para ver si te llama o no y así seguir con el plan?, ¿tiene que devolver la llamada el que invitó a la cita o el invitado?, ¿cuándo es apropiado poder decirle 'te quiero' a esa persona con la que sales?, ¿existe un tiempo adecuado de aguante antes de tirar?, ¿el sexo oral cuenta?, ¿y los jueguitos? Estas y otras preguntas más rondaron mi pequeña cabeza durante una serie de días, por lo que busqué respuestas en varios amigos, quienes en su mayoría me plantearon escalas de tiempo adecuadas para que ocurriese cada situación. Mi conclusión luego de oír sus repuestas: las reglas sociales son estupideces.

No existe un tiempo determinado para saber luego de la primera cita para saber cuándo es correcto comunicarte con esa persona, o para saber si las cosas van a  marchar bien o no. Son cosas que pasan y ya. Puede ser que las primeras tres veces que salgan la pasen genial, y la cuarta no, pero esa no es razón para dar marcha atrás. Todos tenemos días buenos y malos. Es cuestión de ver cómo avanzan como relación con el pasar de los días y ver entre ambos si las cosas van para más o no.

Luego, no existen restricciones para decirle a alguien "me gustas" o "te quiero". Uno lo dice simplemente y ya. Además, porque te diga te quiero no quiere decir que se va a querer casar contigo, o que en verdad te quiere de la manera que crees. El peso que se le atribuye a cada palabra varía por lo general entre personas, aunque tampoco es tan recomendable decirle "te quiero" a una persona que has visto 3 veces, porque puede parecer estúpido. Tampoco existe una ley para decir cuánto es apropiado decir "me gustas", o "te amo", son cosas que surgen con el tiempo y las experiencias que intercambian.

Sexo es sexo. Así sea un blow job, o un quickie, eso no quita que sea sexo, y hacerlo antes de establecer una relación formal no te va volver una puta,  y hacerlo después tampoco te va a hacer ver lento. Cada pareja es libre de decidir cuándo quieren tener sexo o no, cómo, dónde y demás interrogantes también. Además, es un componente importante para la relación, ya que afianza, generalmente, la pasión y deseo por la otra persona. Asimismo, ¿a quién le gusta correrse la paja si puede hacerlo con alguien?
Por último, cada relación es compleja, y no todos nos manejamos de la misma manera. Quizá para algunos sí funcionen ciertos paradigmas, pero para otros no. Es, como dije antes, cuestión de vivir.

domingo, 11 de septiembre de 2011

martes, 6 de septiembre de 2011

Aviso comunitario


Yo también quiero un Carl Fredricksen. Quiero un chico que esté dispuesto a vivir una aventura en los cielos, aunque tenga varias adversidades en el camino, que sea independiente, fiel a sus principios, que le guste estar echado en el pasto y tenga ánimos de luchar por eso que él cree. No pido que me lleva a Cataratas del paraíso. Tampoco exijo que sea vendedor de sonrisas, pero sí que quiera ir siempre hacia arriba y más allá.

Es que, saben, estoy cansado de besar batracios y sapos. Todos son babosos, y algunos hasta venenosos. Hay que moverse con mucha cautela con esos animalitos. Es complicado. Yo he descartado la teoría según la cual hay que esperar para que el príncipe encantador llegue como le ocurrió a BlancaNieves, porque son puras tonterías, sino Cenicienta no se hubiera casado con el príncipe del palacio, ni Skreck se hubiera quedado con Fiona, ni la Sirenita se hubiese hecho hija del cielo.

Ok, lo sé, la Sirenita no tuvo un final feliz, pero fue en busca del amor, quizá de una manera muy romántica, pero lo hizo. La luchó. Al final, se sacrificó (y aquí es cuando discrepo con esta muchachita) y fue elevada al cielo por hadas. El mensaje del cuento: Quizá parezca tu final "aquí", pero es tu comienzo más allá. Quedarse inmóvil nunca es una opción. Siempre hay que ir más allá, y yo no pienso quedarme en la cima de una torre como Rapunzel.


ps: Me importa un comino si crees que soy un iluso, o crees que nunca conoceré a uno, "hombre maduro".

lunes, 5 de septiembre de 2011

Preguntas en la oscuridad

Corre en la oscuridad, sin sentido, de manera que no lo puedan alcanzar. Corre, pero un golpe en la nuca hace que se caiga. Empieza a llorar, pero no de dolor. Intenta levantarse, pero uno le golpea la pantorrilla, cae al suelo. Entonces, siente la primera patada en el estómago, se queda sin aire. Empieza a toser, mientras le siguen pateando. Ahora escupe sangre, su cerebro se calienta. Se retuerce por algunas convulsiones. No puede reaccionar, y ellos le siguen pateando. Entonces, uno ve una botella de 3 litros y tiene una gran idea: hay que clavársela por el culo.

No puede ver bien, pues tiene los ojos hinchado, pero 3 de ellos ya se han encargado de ponerlo boca arriba y rasgarle los pantalones. Uno le coje los brazos, dos ambas piernas, y otro se arrodilla para introducirle la botella. Los gritos de dolor no se hacen esperar, pero no hay más que silencio. Ya entró la puntita, dice uno. Se excitan con su rostro sufrido. Él grita, y quiere safarse de ahí. Entonces, le golpean la cabeza. Ahora está a la mitad. No entra más. La sangre es abundante. En un acto de desesperación, el arrodillado se pone de pie, y patea la parte trasera . Listo, ya ingreso todo. Él inconsciente no se mueve, ha pasado un rato desde que ha dejado de poner resistencia. Finalmente, se van.

Hola, ¿dónde estás? Sé que ya no estás aquí. Me pregunto cómo te sentirás. Espero que mejor. Nadie quiere morir de esa forma. Lo sé. La ciudad está muy insegura últimamente, lo debes saber bien. ¿Por qué caminaste en la oscuridad?, ¿por qué no te fuiste a la casa de un amigo?, ¿qué hacías allí esa noche?, ¿Por qué nadie se acerco?, ¿por qué la gente está loca?, ¿por qué no gritaste más fuerte? Me pregunto tantas cosas, y estás tan lejos, o eso creo.

Intento buscar respuestas a cosas que no las tengo, y me acongojo al saber que no estás. Nadie merece morir de así. Sí, te lo repito, porque me parece atroz. Tengo la imagen tuya clavada en mi cerebro, y la de tu hermana llorando. No sé qué me dio más pena, si ver tu cuerpo destrozado o a tu hermana desesperada. Yacías irreconocible en piso. Parecía una de esas muertes de película con la diferencia de que yo era un personaje más, y tú el cadáver.

Mientras te veía, pensaba, esto solo me puede ocurrir a mí. ¿Qué cosa le podría decir a tu hermana?, ¿que iba meter a la cárcel a unos criminales anónimos? No tengo los recursos para hacerlo. Además, ambos sabemos que todo se paga tarde o temprano, pero no así. Nunca así. Me siento tan afortunado de poder respirar, comer, y vivir un día más, y me pregunto, ¿por qué te tenía que tocar así? ¿El destino? ¿Una serie de razones programadas?

No entiendo. Quizá no quiero comprender, porque me resulta ilógico que ahora estés muerto, y yo aquí, tratando de explicar el mar de pensamientos que ronda mi mente. ¿dónde estarás? ¿Seguirás corriendo, gritando (o tratando de hacerte oír)? Son muchas preguntas, y tarde o temprano me las darás. Por ahora, es momento de seguir.