martes, 6 de septiembre de 2011

Aviso comunitario


Yo también quiero un Carl Fredricksen. Quiero un chico que esté dispuesto a vivir una aventura en los cielos, aunque tenga varias adversidades en el camino, que sea independiente, fiel a sus principios, que le guste estar echado en el pasto y tenga ánimos de luchar por eso que él cree. No pido que me lleva a Cataratas del paraíso. Tampoco exijo que sea vendedor de sonrisas, pero sí que quiera ir siempre hacia arriba y más allá.

Es que, saben, estoy cansado de besar batracios y sapos. Todos son babosos, y algunos hasta venenosos. Hay que moverse con mucha cautela con esos animalitos. Es complicado. Yo he descartado la teoría según la cual hay que esperar para que el príncipe encantador llegue como le ocurrió a BlancaNieves, porque son puras tonterías, sino Cenicienta no se hubiera casado con el príncipe del palacio, ni Skreck se hubiera quedado con Fiona, ni la Sirenita se hubiese hecho hija del cielo.

Ok, lo sé, la Sirenita no tuvo un final feliz, pero fue en busca del amor, quizá de una manera muy romántica, pero lo hizo. La luchó. Al final, se sacrificó (y aquí es cuando discrepo con esta muchachita) y fue elevada al cielo por hadas. El mensaje del cuento: Quizá parezca tu final "aquí", pero es tu comienzo más allá. Quedarse inmóvil nunca es una opción. Siempre hay que ir más allá, y yo no pienso quedarme en la cima de una torre como Rapunzel.


ps: Me importa un comino si crees que soy un iluso, o crees que nunca conoceré a uno, "hombre maduro".

2 comentarios:

  1. Hooolaa me gusto mucho supongo que es porque a mi tambien me ha tocado besar muchos sapos.

    http://las17vidasdegabriela.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  2. Gabriela Infante: Gracias, luego me daré una vuelta.

    ResponderEliminar