Me levanto, giro mi cara hacia derecha y lo primero que veo es mi mesa de noche. Me quedo pegadazo mirándola un buen rato.Creo que es desastre por lo desorganizada que está, que la debo ordenar más seguido y darle una pasada de trapo, pero luego pienso, 'suena más bonito decir que es un retrato de mi personalidad'. Posee de todo, y todo siempre lo llevo conmigo, o al menos lo he usado una vez. Pero, mi mesita de noche es más que eso, es mi baúl de secretos, mi soporte emo-psico-sex-socio-económico, es una muestra de la manera cómo me proyecto de manera interna, como externa.
Encima de esta encontramos el té de Inti Zen de mi amiga Sofi, que con tanto cariño me obsequio, pues ella sabe que soy fanático del té. También, está el libro que tenía que leer para Comportamiento del consumidor, Compradicción, que ya lo acabé; así como un par de llaves, un monedero, un tarjetero, mi nextel, su cargador, y un encendedor para mis puchos, pues uno nunca sabe cuándo lo puede necesitar. Luego, mi alarma para despertarme temprano; post-its para dejarle escrito a mi mamá que me deje plata antes que se vaya a trabajar, y mi lámpara de noche, pues hay madrugadas que necesito ubicar el celular o el papel higiénico con urgencia. Finalmente, están mis objetos de aseo personal.

Creo que todos tenemos la mesilla de noche llena de cosas que no sabemos porqué guardamos... Alguna vez opté por tirarlos y luego me he arrepentí. Así que he optado por pasarlos de vez en cuando a una caja que guardo en un rincón de mi armario, son mis tesoros, y así hago espacio para guardar otros nuevos.
ResponderEliminarUn abrazo.
infaltables mis pastillas y los controles de la tv y el dvd
ResponderEliminarPeace for ever: Yo jamás boto las cositas que hay en mi mesa de noche, siempre las guardo. Son mis tesoritos.
ResponderEliminarDamian: También para mí.