miércoles, 18 de mayo de 2011

Ciudad de Pikachus, Rodrigos, y demás...

Lima es el perú, o eso dicen. De ser así, estamos cagados. Dentro mis limitados 19 años de experiencia gayril, en este pañuelo, hay ciertas cosas que he visto son bien características de los roscas en mi linda y gris capital.

Los activos parecen sometidos a ser un prototipo de macho latino con barbita en el rostro y un cuerpo más o menos gruesito, no del tipo musculoso formado. Eso es horrible, pero sí agarradito, “bonito”. Son personas que todavía son salvables, según los demás, ya que si eres pasivo estás jodido. Si lo eres, no solo eres visto como el intento fallido de mujer con pene. Así es: “encima de gay, maricón”. Ahora, mucho de ellos son empitilladísimos, coquetísimos, fashionísimos (saben de Vogue y Burberry), estrechísimos, y jamás, pero jamás tienen pelitos ahí abajo. Ellos son “lampiños”. ¡Y los modernos? Bueno, ellos son unas pasivos que todavía no se aceptan como tales y también “dan” para fintear. No obstante, todos son caletas, y, obvio, nunca hablan mal de nadie. Eso es de locas rajonas.

Todos se juran caletas. Claro, todos, cuando les llama su padre por teléfono, responden con voz grave. Pero, se olvidan que tienen sus fotos de Facebook en Manhunt, que usan pitillos blancos con crucifijos de colores jurándose las lady gags neo-andinas, o que a pesar de tener un blog gay que lo lee casi todo el mundo, no te lo juegan porque “es privado”. Es injusto decir que no los hay, porque sé que hay excepciones (los denominados “old school”, dicen…); sin embargo, peligran en extinción. Y, desde la década de los 90, creo que ya no existen. La culpa es de Disney.

Con casi 30 millones habitantes, parece que hay mucho marisco en el mar; aunque, la verdad, es que preferiría ser vegano algunas veces. Hay cada pokemón últimamente, que no sé si estoy en Las Islas Mandarina o en La ciudad de Reyes. Para colmo de males, todos se comen entre todos. Sí, no leíste mal la oración anterior. Por ende, todos saben de todos. Esto puede ser bueno si quieres darte ideas generales de determinado chico que te interesa, pero terrible si tienes dentro de tu record una deuda monetaria pagada con sexo, según tú manejada caletamente, ya que al final todo sale del clóset.

Si Lima no es cínica, yo soy virgen: imposible. La ciudad está infestada de Yagos, que cuando te saludan te extienden la mano con una sonrisa, pero cuando te volteas le están enviando un DM a tu amigo con un mensaje tipo “confirmadísimo, ¡su nariz es operadísima!”. Todos se machetean entre sí, lo cual es una mierda, más ahora con “La moda hater”, como dice un amigo. ¿Qué falta más integridad como comunidad? De hecho, ¿alguien lo discute?, mas nadie hace ni deshace nada. Lastimosamente, personajes como Cacho, MatiasOG, o Peluchín del Twitter fomentan esa mala imagen siendo pavazos e ignorantes.

Sin embargo, Lima brócoli es más que eso, y siempre hay muchos huecos caletas con todo tipo de entes por conocer. No todos son caletas engañados, ni locas despechadas. También, coexisten "Yndis", políticos frustrados, bar tenders que hacen servicio scort, sugar daddies, twinks creados por Disney y demás pokemónes en esta chicha capital que valen la pena conocer.