domingo, 16 de diciembre de 2012

La 'otra' agenda

No llego a comprender cómo es que aún existen personas que creen que hay algo así como una "Agenda Gay". No existe tal cosa, y, si alguna vez lo ha hecho, ha sido en la mente de aquellos tipos cuya ceguera hetero-normativa les impide vislumbrar con claridad que persisten aún en la sociedad individuos que no ven satisfechos sus derechos.

Creer en algo así es suponer que hubo alguna vez una "Agenda de la mujer", una "Agenda negra" o una "Agenda chola". Esta categorización forzada no es más que un intento cruel y déspota de un grupo de individuos por normativizar los diversos grupos humanos de la ciudadanía para luego poder establecer un juicio de valor en el cual hay unos que son más y otros menos, unos que gozan de legitimidad y otras que no, unos  "perfectos", y otros que no.

El Sr. Ricardo Vázques anunció en su columna de hoy de Perú 21 que un matrimonio gay; la adopción entre parejas del mismo sexo; y otros derechos gay; son un tipo de alienación hacia lo heterosexual. Para él, aquellos sujetos gay que pretenden conseguir derechos plenos solo quieren ser reconocidos como sujetos gay. Esta idea no solo es vieja y falsa, sino también discriminadora. Al afirmar que hay ciudadanos que quieren ser reconocidos como una identidad sexual, lo que hace es dividir grupos sociales estableciendo indirectamente jerarquías sociales, ya que apunta a señalar la existencia de un grupo supremo que goza de derechos, de otros que no.

Sin embargo, lo que me termina por asombrar es cómo un diario puede ser capaz de cederle una página entera a este tipo de opiniones basadas en el prejuicio y la intolerancia. Resulta lamentable que un editor permita la difusión de este tipo de comunas. Esto no es más, pues, que una referencia del pensamiento conservador y discriminador, que todavía se mantiene en ese grupo de poder mediático.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Intervención limitada


Han pasado casi 23 años (1989) desde la primera vez que se llevó acabo. Aquella estuvo liderada por Henry Pease, como iniciativa de Izquierda Unida para hacer frente al avance de Sendero Luminoso (SL) en Lima. Una sensación de temor invadía las calles de la capital, pues la amenaza de ataques de SL, que había convocado un paro armado, estaba inscrita en el corazón de los limeños; no obstante, ésta se realizó con éxito y fue así cómo venció la democracia.

La Marcha de la paz de este año deja un gusto un poco ácido si se analiza más allá de las buenas intenciones y los fines que ésta perseguía. De cierta manera, es una buena representación actual de la relación entre los jóvenes y la política.

En primer lugar, refleja la débil integridad inter-universitaria actual: el hecho que mayoritariamente alumnos  la UNSMS, la PUCP y otros pequeños grupos de estudiantes de otras universidades y de organizaciones no gubernamentales sean los únicos que asistieron demuestra el escaso sentido de solidaridad imperante.

“Existe poco interés por participar de actividades políticas en los jóvenes universitarios”

Así mismo, la exigua confluencia de asistentes evidencia el estado de apatía por formar parte de una actividad sociopolítica actual. Existe poco interés por participar de actividades políticas en los jóvenes universitarios. No hay en el país una cultura cívica que incentive a los ciudadanos a tomar acción participativa democrática. Por ello, manifestaciones como la sucedida no tienen el impacto debido.

No es, pues, cuestión de organizar un evento que busque refrescar la memoria, sino de concientizar a aquellos que aún están en las aulas sobre la importancia de su participación para mantener viva una cultura democrática y así hacer frente a los que pretenden deslegitimarla.


domingo, 4 de noviembre de 2012

No eres tú, soy yo

Aquella madrugada, en el taxi camino a casa, recordé a Ortega y Gasset: Yo soy yo mis circunstancias. Estaba bajoneado. Si las casualidades existen, se habían puesto de acuerdo para encontrarse en Círculo bar. Esa noche el chico que me gustaba y el que me quería dar vuelta pasaban delante de mí cual espectros y no sabía cómo reaccionar. Jugaban con mis nervios y mi ansiedad haciéndome fumar más de lo habitual, y me provocaban más de un ataque de neurosis.

Me perdía en mí, y solo atinaba a negar con la cabeza todo tipo de preguntas que me caían cual flechas. Me imaginé al pobre de San Sebastián. La diferencia entre él y yo es que no vivía un estado de éxtasis, sino uno de desesperación, y cada disparo no hacía más que aturdirme. ¿Acaso no te gusta? ¿Por qué no tomas? ¿Te encuentras bien? ¿Quieres Irte? ¿Qué te pasa? ¿Por qué hiciste eso? ¿Qué te importa? Solo negaba todo. Jugaba a sentirme desorientado y ebrio para así no tener que preocuparme más por mí mismo y los demás. Lamentablemente, mi plan no duró mucho. Salí de allí con quien no quería, extrañado por lo que acababa de ocurrir.

Volví temprano. No me acosté bien. Me retorcía entre mis sábanas reflexionando sobre mi culpa de un pecado que no cometí. Era como Ligia, sí, una prostituta virgen. Solo deseaba entregar mi cuerpo al destino para así librarme de las tentaciones de la carne, que me quemaban y arrastraban a pensamientos tórridos que me confundían y me hacían llorar. Sin embargo, dormí bien.

Me desperté  con ganas de saber de él. Quería verlo. Todo era muy estúpido, y me parecía surreal. Saber de él, ¿acaso estaba ilusionado? No importaba, se lo hice saber. Esperé unos minutos, hasta que recibí una respuesta suya: "No eres tú, soy yo". Allí comenzó el problema

¿Y por qué tienes que ser tú? ¿Por qué no puede ser simplemente una mala circunstancia, y el sábado continuar? ¿Es que tus decisiones están supeditadas a situaciones concretas dentro del ritmo de la vida? ¿Es que me has reducido a un mal encuentro nocturno y a un antifaz que ocultaba la vergüenza en mis ojos? No creo que comprenda el porqué de su accionar alguna vez. No pretendo indagar más tampoco. Pero, me consta, ahora más que nunca, que si él hubiese querido también que las cosas fuesen distintas, lo habrían sido.

No se puede ser mártir por siempre.

viernes, 5 de octubre de 2012

El amor

Yo no lo entiendo, y creo que jamás lo haré. No sé aún si este no estuvo hecho para mí, o yo para él. Pueda sonar absurdo que un muchacho a mi edad se pregunte esto, pero es que no creo haberlo sentido alguna vez. Tal vez he sentido un gran aprecio o ilusión, pero, ¿amor? Ni por mi querida madre.

No creo que sea un tacaño; simplemente, expongo lo que siento y creo, y digo que no he sentido el amor. Tal vez eso me haga un poco menos humano de lo normal, no estoy seguro. Pero, de lo que sí tengo certeza es de que en estos momentos de mi vida creo que nunca lo llegaré a probar.

Me han dicho todo tipo de cosas, desde que soy un chibolo inmaduro y egoísta hasta que soy un pesimista feo que nada quiere. No comprendo el enojo. ¿Acaso es antinatural decir que no se ha sentido el amor?, ¿es natural que todos los humanos del mundo lo sientan? No comprendo.

Me han recomendado, así mismo, que me relaje; que piense en otras cosas; que el amor llega cuando tiene que llegar; que freshee; pero, ellos no saben lo terrible y angustiante que me pone a pensar en eso. Me imagino mi proceso creativo. Estoy allí, sentado, conversando sobre algo, y de pronto viene la idea más genial del mundo. La puedo perder o no. Depende de dónde esté y si tengo papel. ¿Y si eso ocurriese con el amor?, ¿y si ya ocurrió?, ¿por qué carajo es tan impertinente y se muestra en las peores situaciones?

Es complicado todo esto, es confuso. No lo entiendo. Intento racionalizar algo irracional como dice un amigo. No lo sé. Es una fea noche, me iré a dormir.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Subastar placer

Ocurrió hace un par de días cerca a un antro. Estaba de pie en una esquina fumando un cigarro cuando un sujeto un poco fornido y guapo me preguntó si estaba libre para cachar. La proposición en sí no me sorprendió, lo que sí me pareció alucinante fue la crudeza y sencillez con la cual la espetó. Él no titubeo, ni siquiera me miró de arriba a abajo. No le respondí nada, mi éxtasis se apagó casi instantáneamente como apareció, y me sentí más material de desfogue que persona.

Ello me hizo preguntarme hasta qué punto el sexo por el sexo es bueno. ¿Esto no deshumaniza?

Cuando realicé hace unos meses un trabajo sobre estética y pornografía pude darme cuenta de que la gran crítica que recibe yace en el hecho que ésta busca hacer sentir a los sujetos pura y únicamente placer a través de la exposición directa con los actos sexuales, alejándolos de los altos patrones estéticos que ha llegado el erotismo (en su máxima expresión literaria), como forma sutil de liberación  del Eros y Tánatos, y de los rígidos cánones morales impulsados por la religión.

No dudo que la pornografía, como herramienta que favorece la expulsión de impulsos internos, es positiva, pero refugiarnos en ella desmedrando nuestra experiencia corporal por una virtual, y nuestra creatividad por una imagen ya establecida, ¿no nos lleva a caso a ser personas menos pasionales, menos amantes, menos humanas?

Los tabúes como puertas

Si hay algo hermoso que recuerdo cuando tenía 17 o 16 años, era justamente esa sensación de contingencia que traía cada encuentro. Cada vez que me citaba con algún  hombre mayor, su forma de recompensarme era darme el placer más puro, ilícito, y pecaminoso que mi ser haya sentido. El peligro que suponía para los hombres, que pude saborear, aumentaba mis ansias de buscar maneras más sutiles y riesgosas de coquetear, y palpar suavemente la entrepierna, solo para agitar más la situación.

Los chats anónimos a los cuales frecuenté en mi pubertad y temprana adolescencia me forzaban a salir al  acercamiento de una persona y a mirarla, analizarla, conocerla más. En cambio, ahora con Manhunt uno puede buscar de qué raza, color de ojos, tamaño, y hasta grosor, de pene está buscando. De alguna manera, estamos más cerca y distanciados. Más chicos piden delivery boys, comen y desechan. Han reducido el sexo a una necesidad fisiológica haciendo del acto de follar algo tan común como cagar, lo cual resulta apestoso ciertamente, así como aburrido y patético.

Debo decir que aun cuando mi edad me impedía tales encuentros, y mi moral cristiana me castigaba fuertemente algunas noches, estas restricciones me sirvieron, pues me ayudaron a conocer los lados más sádicos y hermosamente prohibidos de mi ser.

jueves, 23 de agosto de 2012

El ex

Hace unos días el ex novio de un chico con el que salí hace años, antes que él, me colgó un video en mi cuenta de google + que titulaba "No soy como tú". Aún trato de buscarle una respuesta lógica al asunto. Me pregunto qué querrá, por qué me envió el mensaje, qué es lo que me quería decir. Quizá está jugándome una broma; tal vez no. También pueda ser que me esté mandando una indirectaza directísima, pero no lo entiendo bien...

Como si eso fuera poco, ayer colgó en su estado de FB que "tiene un niño". Como mi curiosidad fue alucinante, ingresé a ver las fotos de la criatura. Naturalmente, vi algunos comentarios, y en ellos me di cuenta que el chico está con novio.  

Me gustaría decir que la historia acabó allí, que dije para mí: "bacán, qué paja por ti". Pero, no, me mantuve pensando por qué ese pendejo (que me cae bien) tiene flaco y yo no. Sí, en esos casos, resulta inevitable compararse. ¿Es acaso su cuerpo y cara de twinkie, que la perdí de la noche a la mañana?, ¿será su cabello lacio Pantene y bien cuidado?, ¿tal vez su voz aguda y freshhhh?, ¿ quizá sea su rostro limpio gracias a los faciales que se hace?, ¿o será que es más sociable que yo?

Sea cual sea la razón, empecé a pensar las cualidades físicas del muchacho, que son varias, y las empecé a contrapesar con aquellas cognoscitivas que él tiene. No llegué a una conclusión clara por dos razones. Primero, porque no lo conozco bien y no puedo decir qué tan inteligente o no es; y, segundo, porque sería absurdo contraponer y no sumar las cualidades que tiene como persona. 

Sigo tratando de entender por qué hizo aquello. No estoy seguro de que me responda de vuelta. Si bien le comenté el video, no puse más que "!!!!". Es increíble cómo me refugio en los signos de exclamación cuando no sé qué carajo decir. Supongo que seguiré torturándome y dando más vueltas al asunto, aunque, muy probablemente, no exista mucho que me haya querido decir.

sábado, 18 de agosto de 2012

Activos

Son los "men", los tops, los machucafuertes, los tigres, los que proponen, los que dan, los que la empujan, los que (te) lubrican, los que vienen y se van. No los suelen joder tanto, porque existe la idea que son más masculinos que el resto, y que pueden estar "confundidos" con su verdadera identidad sexual. Como los pasivos, hay de todo tipo, según los diversos gustos. Aquí, una pequeña lista:

1)Los caletas: Los puedes encontrar en Manhunt o Grindr sin mucha dificultad.  Cuando era más chibolo, los veías en Latinchat. Viven en Surco, San Isidro, La Molina y Miraflores. Siempre buscan "machitos como uno",o GCU en sus perfiles. Suelen ser los más prejuiciosos, porque a ellos no se les sale la pluma como a otros. Son altamente selectivos, y prefieren chicos "bien", con cuerpo "formado, gym". Les aterra los lugares gays, pues creen que todo el mundo los puede ver. El tipo de polvos con ellos son muy variados.

2)Los bisex: Son un poco frikys con su sexualidad, pero no tan palteados como los caletas. A los verdaderos bisexuales, no te lo encuentras en el chat o en algún anuncio de página web, no, sino en la vida misma. Ellos son los que valen. Por alguna extraña razón, tienen una fijación por el culo. Es algo típico el hombre que te puntea  una y otra vez, y mira hacia otro lado para hacerse el desatendido.

3)Los vírgenes: Dicen que solo recibe blowjobs, y practican sex light, aunque se mueren por voltear a alguien. Les da un poco de roche llevarse un chico a la cama, por lo que recurren al alcohol para soltarse. Han agarrado con medio mundo, y se la ha visto otro tanto. Algunos son unos lacras calientahuevos mal. Hay que saberse manejar.

4)Los body-boarder: Son antipáticos. Reniegan de todo.  No les cae bien a cualquiera. Usualmente, se juntan con un mismo círculo de amigos, pues no todos les aguantan. Les gusta el sexo hardcore, y probar nuevas cosas kinky. Son  arrechos, pero seleccionan bien a sus amantes. Algunos tienen serios problemas con sustancias ilegales, otros no.

5)Los pendejos: Viven su sexualidad sin roche. No les interesa si alguien sabe si es gay o no, mientras no los jodan. Aman, pero jamás pueden tener una relación formal con un chico. Son divertidos, y siempre tienen a alguien para llevarse a la cama. Por lo general, no se complican: seleccionan, apuntan, y disparan. Muchos tienen fijaciones por los twinks, les gusta la carne fresca.

6)La activa afeminada: Los hay en todos lados, son los que menos te esperas que lo sean, y que te sorprenden. Al principio, cuando te enteras que tuvo sexo con un pasivo piensas: "panetón", "pan con pan", "lesbianada", pero no, la verdad es que sí dan por atrás. Son graciosos en su manera de ser, pues son más delicados que los anteriores, pero tienen "su lado top" por ahí.

martes, 14 de agosto de 2012

Ojos rojos

Me encantaría decir que tuve un comienzo de clases ragio, pero no. Tampoco es que la haya pasado mal en mi primer día de regreso, sino que no fue perfecto. Todo comenzó el domingo.

Fui a visitar a unos amigos a su departamento en Jesús María para almorzar, ya que nunca me veo con uno de ellos a quien estimo bastante. Para esto, hay que tener en cuenta que ambos son pareja; que tire con uno de ellos en el pasado (al que aprecio, obvio); que su novio lo sabe; y que habían pasado 2 años desde que nos veíamos. También, hay que considerar que él trabaja y para ocupado; su novio estudia en la universidad, y casi nunca nos es posible coordinar una cita, pero hace poco logré contactarme con él, y me invitaron a un almuerzo.

Yo asistí, regio como siempre, con la garganta un poco jodida y cierta molestia en el ojo. Todo estuvo tranquilo, un poco extraño. Me ofrecieron ser el postre, pero, por educación, me negué. Ja. De hecho, sentí que nos volvíamos a conocer luego de 2 años. Además, saber que su chico tiene casi mi edad y es consciente de lo ocurrido en el pasado me hizo sentir un poco de roche, pero luego de dos whiskys en la rocas, todo aflojó. Sin embargo, mis ojos raramente me empezaron a arder.

Su departamento queda en uno de los últimos pisos, y tiene una mampara que baña de luz toda la sala. Para mi joda, la sala no tenía cortina, y, con lo fotosensible que son mis ojos, estaba sufriendo. Poco a poco, se empezaron a cansar horrible, tanto que los tenía que cerrar de rato en rato para que se me calme el dolor. Me pusieron unas gotas, pero nada. El update continuó hasta el fin de la tarde, que decidí regresar a casa. Cuando llegué, mi ojo izquierdo estaba hecho un tomate, horrible. Encima, tenía rinitis, y lagrimeaba peor que Magdalena en viernes santo.

Al día siguiente, comencé clases. La molestia siguió toda la tarde y mañana, y decidí que no podía más.A parte, me molesta que todos me miren con cara de drogo cuando no lo estoy. Esa noche fui al oftalmólogo, y, para mi suerte, tengo conjuntivitis. No tengo problema con ello, sino con el hecho que no puedo usar lentes, ya que no me pueden medir la vista. Estoy jodido, pero ya compré las medicinas, y hoy empecé el tratamiento. Solo me queda esperar,  y tener paciencia, pero no sé cómo carajo haré mañana para entender la clase en el laboratorio de foto. Con fe.

sábado, 11 de agosto de 2012

Twinks

Son todo un tema de conversación. Los hay de todos los colores y sabores. Tienen una sección especial en cada página porno, y casi siempre está llenísima de comentarios de hunks o sugar daddies que parece, literalmente, babean cuando ven sus videos.

Estos últimos meses  siento que varios amigos están en un fuerte plan teen hunter, así no les guste aceptarlo, y no entiendo bien por qué. Me han contado, según sus experiencias,  que "los chibolos" son medio brutos, arrechos, inmaduros, pero tiernos y cute. Claro, aquí un punto a anotar: no importa qué tan bruto sea el chico, si tiene una bonita cara y un cuerpo cuidado, pasa.  Lástima del que no. Además, a diferencia de otros, "lo tienen todo en su sitio". También, a menor recorrido, mayor interés.

Dicen que es exótico tirarse a un adolescente, que es rico porque los twinks son tiernos, cariñosos, les puedes hacer lo que quieras y luego te dan "cariñito". Además, "¿quién no se ha metido con un chibolo alguna vez?". Otros señalan que les da más vitalidad, pues "le chupan" la juventud. Eso me parece loco.  Yo creo que ahí existe un rechazo por parte de ellos a admitir la edad que tienen, pues sueñan con verse siempre jóvenes. Vamos, que se puede tener 32 años, ser ágil, pero tampoco se puede ocultar así no más las patas de gallo que ya empiezan a figurar.

No comprendo bien el filin de follar con uno. Me parece sexy, otras tierno, pero no tanto como para desarrollar un twink alert cada vez que voy a una fiesta a bailar, como ciertos individuos que conozco. Cuando tenía 17, salí con un tipo que tenía 10 años más que yo, y acabé con la mano sudada. Admito que no me ponía tan horny como creo yo a él, pero fue una experiencia interesante. Sin embargo, otra vez, salí con un hombre de 28 años de edad y... ¡QUÉ POLVO! ¡Fue increíble, lo juro, el mejor masaje prostático ever! No obstante, no siempre solía darse así.

Un poco de twink pie es bueno. Si es cherry, mejor. Pero, ¡tampoco hay que ser pastelero!

jueves, 9 de agosto de 2012

Apatía

Últimamente ando más apático que de costumbre. Estoy así por una razón simple: no encuentro motivos que me hagan sentir feliz para seguir haciendo lo que he venido haciendo hasta ahora. Yo no creo que se trate de egoísmo, sino de autoestima. ¿Cómo uno puede desenvolverse dentro de algo que lo hace sentir incómodo? A veces, trato de descubrirlo, porque no tengo otra salida, como vivir en mi casa, por ejemplo.

Conozco varios amigos que viven super cómodos en sus casas, y otros, como yo, que tienen que salir de estas para así encontrar tranquilidad. Es curioso, porque, dentro del torbellino de ruido y luces de la ciudad, soy capaz de sentirme tranquilo conmigo y los demás. Confío en el extraño, confío en no enfermarme, en que no me atropellará un carro, o en mi andar, y es que tengo el control. Cuando estoy en casa, no me ocurre eso, lo pierdo. Eso me altera. Tampoco puedo estar solo encerrado en mi habitación sin hablar con nadie, sin siquiera bajar a saludar, solos mi cama y yo, porque "no es correcto". Sin contar que debo aguantar el carácter de los demás, que no me agrada en su mayoría.

He decidido que para cuando acabe la universidad saldré de allí, así pase hambre y frío. Lo hago por mí, no por nadie más.  Mi cuerpo no aguantará vivir 8 años más, como lo hizo mi hermana mayor, con mi mamá. Es complicado. Por momentos, me llena de miedo enfrentarme a los demás solo, pero es algo que debo aprender a hacer para subsistir. 

Ahora, respecto a salir con mis amigos, me gusta salir con ellos, pero me aburre ir a bailar. No sé por qué desde hace un par de semanas esta idea me hastía de solo pensarla. En realidad, no me desagrada el plan, sino lo que suele ocurrir, que cada uno se disperse. Como es habitual, cada quien toma su rumbo, se va con su agarre, y debo empezar a buscar otros amigos o conocidos para juntarme un rato y pasar el rato, aunque eso no haya sido en absoluto lo que haya querido. Curiosamente, cuando no salgo, todos van, y todos permanecen en grupo. No lo entiendo.

Tengo que agregar también que me es difícil acercarme a alguien que no conozco y hablar. Simplemente, no puedo. No me sale. Eso es algo que admiro de varios amigos míos, su capacidad para ser sociables. Me jode que muchos piensen que por ser comunicador voy a ser así, pues no. No siempre soy así, y mucho menos en una discoteca. Me siento imposibilitado de hablar con alguien cuando estoy frente a alguien poco conocido o extraño. Encima, me han dicho que miro horrible, lo cual sí lo creo, porque tengo una mirada de mierda en esas ocasiones. Pero, nuevamente, no es que quiera mirar así, mas me agarran en un momento desprevenido en el cual me siento indefenso. Es como un escudo invisible que me protege, aunque no siempre de la manera correcta. Por eso, en parte, no quiero ir a Matadero. A parte, va a estar el chato antipático, aunque a ese lo tolero.

No sé bien a dónde ir, o si seguir en esta dirección. Desearía dormir y encontrar una realidad paralela, aunque suena muy surreal, pero eso quiero. Ya veré cómo subsisto el fin de semana.



martes, 7 de agosto de 2012

El invitado

Hace un par de días me acordé ti. Ha pasado más de un año desde aquella vez que no viniste a mi cumple. Recuerdo que ese viernes todo era un caos, que solo quería que las cosas salieran bien, y las horas jugaban en mi contra. Ese día llegué tarde al departamento y mis invitados ya estaban esperando, estaba sucio, hecho un loco, esperanzado en verte. Te había jodido por más de un mes para que vinieras. Tengo que admitir que nunca antes había insistido tanto con un huevón.

La noche pasaba, y tú no te aparecías. Te había guardado tres cuzqueñas, porque no te iba a dar barena, no, quería darte algo mejor, al menos. También había guardado conmigo media cajetilla de click an roll por ciacaso querías fumar. Todo estaba  listo, solo faltaba que llegases. Las chelas se empezaban a agotar, igual los puchos, y tú aún no venías, y tampoco lo harías. Esa noche le pedí a un pata que "por favor" trate de contactarse contigo. No sé si le respondiste o no, a mí me consta que te envió el mensaje. Luego, él se fue cuando sus compañeros llegaron, y, cuando entró a La Gorda, te encontró con otro tipo pasándola bien.

Recuerdo que, cuando me enteré, me llegó al pincho, escupí todos los insultos que mi boca podía escupir. Luego, tomé respiro, y me senté a pensar. Aún creo que no fuiste, porque yo "la cagué"  unas semanas antes al no decirte para salir luego de haberte escrito la carta. Me viste como un hipócrita, que sabe escribir mas o menos bien, y que tiene algunos conflictos emocionales extraños. Tal vez, esa era fue tu manera de decirme:  la cagaste.

Ese noche supe que pasaría mucho tiempo hasta vernos. De hecho, han trascurrido meses, y aún no nos hemos cruzado. Ahora tampoco estoy seguro de si te volvería a escribir a una carta, pero sí te diría para ir a un café, charlar, y mostrarte unos textos. Como te dije una vez, debe ser hermoso verte leer. Solo me queda llenarme de coraje y decirte para salir.

domingo, 5 de agosto de 2012

Mirar a la nada

Hoy luego de stalkear a mi crush universitario, con quien llevé un curso el ciclo pasado, me di cuenta de una terrible, pero terrible verdad: que más allá de si él pudiese ser gay y (ojalá) estar soltero, cabía la posibilidad de (y me cuesta demasiado decirlo y por esa la hago larga) que esté mirando a la nada.

Sí, suena estúpido, porque muchos dirán: Ay, Max, ¡pero ni siquiera lo intentas?, pero es que tampoco soy un imbécil, pues. Además, me resulta difícil acercarme a él, tanto que ni siquiera lo tengo agregado en FB. Tampoco es que hayamos hablado un huevo, solo un par de veces, y un par de saludos, que para mí eran interminables e in creí bles. El chico de la barbita sexy no participaba mucho en clase, se sentaba con sus amigos, y me saludaba con una bonita sonrisa aún cuando no era dirigido para el saludo, sino para su pata que es mi amigo.

Ahora... ¿Por qué dije todo lo anterior? Porque quería señalar diferencias que tenía con él, aunque no encontré tantas. Sin embargo,  creo que el mayor obstáculo que enfrento es el hecho de que no sé mucho sobre él, ya que lo poco que sé, es gracias a terceros o a mi propio stalkeo. Me siento un poco imposibilitado de enviarle un mensaje y dicerle: Hola, ¿qué tal? Soy Max, el amigo de ___. Me da temor también el hecho de cometer alguna estupidez que no me haga quedar bien. Me frena, así mismo, la probabilidad que él sí esté saliendo con otro huevón...

Sexto sentido

No todos los hombres son iguales, eso es obvio. Uno siente/sabe cuando tiene oportunidades de hacerla y estoy seguro que va de la mano con la seguridad en uno mismo; es como si un sensor interno te dijera: pi, pi, pi, puede que la cagues, no es para ti, PI ,PI , PI! Me llega pensar en eso, pero puede ser, y ya sé que el optimismo y bla bla bla, pero así tampoco opera el mundo. ¿Entonces, qué hago? ¿me quedo sin más? ¿Le hablo sobre las fotos que me mostró alguna vez?

Demonios internos

Bueno, acabé aquí, pensando en mí y mis problemas para expresar mis sentimientos. Recuerdo mis cuentos, y casi ninguno acaba bien, o acaba. Me aterra llegar al final y saber que no encontré nada, ver que todo el esfuerzo implicado no sirvió, saber que no llegaron a escribir ese cuento. ¿Será que debo dar un paso a costado y avanzar hacia un nuevo rumbo, con otros personajes? Estoy un poco cansado, me siento débil y (bastante) sensible después de escribir esto.

Pienso demasiado, como me dijo una vez un chico. Hoy será complicado coger sueño.

Nos vemos...!

ps: Mañana empezaré a leer un libro. Estoy en deuda con Elia Kazan.

martes, 31 de julio de 2012

2012 - II

Llega un momento en el año, casi a la mitad de este, cuando descubres que debes tomar nuevos rumbos. La temporada pasada acabó con varios dramas. Un amigo terminó peor que Adele, después de su desengaño amoroso, cantándole al  desamor en su FB, luego renegando de él, y  finalmente publicando canciones de Ashlee Simpson. Otro, Jojo, viajó a Cuzco para hacerse una limpieza espiritual (y vaya que lo necesitaba). Se quedará allí por dos semanas más, espero que también regrese limpio del intestino. Por último, mis dos ex gyles encontraron "el amor de su vida" y están "enamoradísimos".

Yo no tengo ningún problema en estar con ellos, pero a veces me siento tan desconectado, que me pierdo en mis pensamientos, y empiezo a reírme solo. Es entonces cuando mis amigos me miran con cara de extrañados y pienso para mí: la cagué. Afortunadamente, mi apatía y antipatía desaparecen  las veces que salimos, lo que me permite compartir un buen rato con ellos. Sin embargo, por momentos, aterriza esa sensación de hastío y tengo que salir rápidamente de donde estoy, o mi lado Black Phoenix sale.

Newbies

Ok, lo amito, tengo serios problemas cuando de acercarme a gente nueva se trata. Resulta casi irremediable no convertirme en un patán cuando conozco a alguien, pero es que tengo que hacerle pagar piso. Sí, es atorrante, estúpido y cruel, pero no puedo fiarme de alguien que recién manyo. De todo esto, le hecho la culpa a mis ex-giles, ellos me enseñaron a desconfiar de los hombres. Pero, ¿por qué digo esto? Porque ahora último se ha ido agregando más gente al grupo, y no congenio tan bien con todos, simplemente me cuesta acercarme, decir una broma negra, un comentario tricky y reír con ellos. Me es complicado, porque siento que no estoy "en sintonía" con ellos. Acabo de sonar viejísimo, i know...

Aunque, más que irritarme que se adhieran, quizá lo que más me jode es que algunos amigos, como Jojo, ya no me digan para salir a caminar o para hacer sus huevaditas arties, que no me agradan del todo, pero las acepto y convivo con ellas. Me molesta, supongo, tener que admitir que debo abrirme espacio entre nuevas personas para decir: Hey, soy Max, aún vivo...!

Status: En una relación (NO amigos)

 Encima, como si lo anterior fuera poco, algunos de ellos y exgyles han adoptado la postura de  no salir con sus amigos cuando están con flaco, o sea, ¿what! Me saca de cuadro que haya hombres que se cierran y solo paran con sus chicos de aquí para allá. No tengo ningún problema con que ellos tengan pareja, con que convivan con ellos, o hagan los que se les da la gana, pero iniciar una relación "formal" no es motivo para desaparecerse y luego, finalizada esta, volver cual perro arrepentido a la camada y decir: Ay, pucha, ya no salgo con fulanito... ¿Qué harás el finde? Mis pelotas si creen que los voy a recibir con los brazos abiertos, antes un lapo por cojudos.

Nuevos horizontes

No hay nada seguro sobre lo que me depare estos últimos meses del año. He cambiado de look. Me alegra saber que Proyecto de Cambio va bien encaminado. También, que en Octubre se realizará la Felafuck, será la mejor semana del año de lejos. Mi amigo sufrido tiene un plan entre manos, mis ex-giles están insoportablemente llenos de amor, y yo un poco harto de convivir con mi primo, no sé cómo avanzará todo.

Nos vemos!

lunes, 30 de julio de 2012

Update

Ahora con nuevo peinado, y azul.


Estoy de vuelta aquí, con mucho que decir, pero con las ideas desordenadas. Se supone que es un blog personal, y que no existe una "manera" de narrar las cosas, pero es que prefiero que sea así. Luego, uno se acostumbra a ser desordenado con uno mismo. Es bueno empezar por estas cosas.

A diferencia de otras veces, no todo va tan mal como parece, y no recurro aquí para expiarme frente a algún grupo de desconocidos que puedan sentir algo de piedad por mí, no. Esta vez, las cosas van a su ritmo, pero me siento un poco incómodo con todo. Parece que nada me satisface. Por momentos, quisiera las cosas ya. Hace unos días escribía la escaleta de un guión que tengo en mente, y, mientras avanzaba, me ponía sumamente ansioso, quería agarrar la laptop con ambas manos y gritarle, obligarle a acabar todo. Suena muy estúpido, pero pensé eso. Luego de unos minutos de descanso, sentí pena por mí mismo. Qué culpa tiene la maquina si no es más que una herramienta de ayuda.

También llevo un par de semanas buscando el lugar dónde podría trabajar alguien como yo. Sinceramente, no sé dónde podría. Un amigo me ha aconsejado que controle mi perfeccionismo y ansiedad al momento de hacer las cosas, que eso me puede volver neurótico. No lo sé. Tengo miedo de fracasar, pero eso ya lo he dicho antes. Sin embargo, debo ser persistente, ¿pero cómo! La vez pasada intenté crear una historia, pero no podía. Simplemente, estaba vacío de ideas para empezar. Decidí retomar algunas antiguas, pero las sentía muy simplonas, a pesar de que había recibido buenas críticas antes frente a estas. Quiero más, y no sé de dónde sacar más. Supongo que me falta ser más aventurero/viajero/vividor, y no un simple turista.

Algunas veces quisiera empezar de cero, dejar todo atrás, y comenzar nuevamente en un país lejano, donde se habla una lengua distinta a la mía, y volver. Eres el dueño de tu propio destino, me diría Amratya Sen, ¿pero hasta qué punto? ¿Son necesarios los sacrificios para avanzar?, ¿tengo que fracasar para tener éxito? Me pregunto muchas cosas, pero no encuentro respuestas claras. Nuevamente, me atormenta la falta de nitidez. Es una mala herencia materna si lo quieren ver así. 

Mi madre y yo somos tan distintos, y unas veces increíblemente similares. Yo jamás la podré amar de la manera cómo ella espera ser amada por un hijo. Es algo que ella aún no lo comprende. Cuesta creer que uno dedica parte de su vida a criar un niño que luego le causará tanto alegrías como angustias una buena parte su vida. A veces, le intento explicar que jamás volveré a tener 7 años, y le hago ver que no tiene ningún control sobre mí. Ella se aloca, se pone tensísima, yo más. Detesto su cara de enojo. Somos muy  pasionales, por eso nos es complicadísimo llegar a un acuerdo. Cuando nos separemos, las cosas cambiarán. Yo sé que nos hará bien darnos un descanso.

Al final, leyendo lo escrito, sí parece una carta de expiación. No es lo que buscaba, pero me gusta, me siento tranquilo. Ahora debo continuar con mi Proyecto de Cambio que vengo realizando, y debo hacer mi horario de universidad también. Este ciclo, los horarios con horribles. Debo un post sobre Prometeo y mi universidad. Luego, les contaré de qué trata todo. Por cierto, el clima  ya no me molesta tanto.

Nos vemos!  

jueves, 21 de junio de 2012

Proyecto de Cambio

Hace un par de semanas vengo desarrollando un Proyecto de Cambio, pero las cosas no han ido como las esperaba. Esto me hace pensar, ¿vale la pena el esfuerzo? (debo creer que sí), ¿conseguiré algo trabajando con quienes pienso hacerlo?, ¿estoy haciendo las cosas bien?, ¿mi futuro está acá, o no?  Doy muchas vueltas en mi cabeza pensando en lo que quiero hacer ( lograr) y mi situación, y, mientras más me cuestiono, menos respuestas encuentro.

No quiero trabajar con ninguna organización existente, porque simplemente no creo que (la mayoría) avancen de la manera correcta. Todas elaboran denuncias públicas, dan charlas motivacionales, realizan foros, informan sobre el contexto social, reclaman derechos, pero ninguna consigue nada, pues todo ocurre desde caletamente. Si no han conseguido siquiera presionar con fuerza el debate de la Ley contra los Crímenes de Odio, que está archivada, ¿cómo puedo esperar que ejerzan una mayor presión para promocionar una que haga valida una Unión Civil igualitaria?

Mi poca experiencia y lo estudiado al respecto me hacen creer que no hay otra vía que no sea la visibilización pública/mediática y la presión política para conseguir el acceso a compartir derechos ya establecidos. Los derechos están, pero no se cumplen para todos. ¿Cómo es eso? Perú, como nación, ha firmado varios convenios internacionales en los cuales defiende las minorías marginadas en las cuales descalifica a las "minorías sexuales" como parte de estas,  de manera que sea la sociedad y no el estado la que sancione estas conductas. Lamentablemente, en la escala social, varios grupos de poder, vinculados a grupos de extrema derecha religiosa, han mitificado y sentenciado la visión de los no-heterosexuales propagando una imagen errónea a la sociedad con la "libre" autorización del estado.

Por momentos, la falta de compromiso y de comprensión sobre la gravedad que se avecina, me desanima a seguir, pero debo hacerlo. Necesito demostrarme a mí mismo que puedo lograrlo, a pesar que el camino sea tortuoso y exabrupto. Tengo que luchar, porque no quiero que otro chico se levante un día más de su cama y sienta que se tiene que ir, porque acá no va a ser feliz, porque es diferente.

He estado desaparecido, pero más vivo que otros días.

martes, 19 de junio de 2012

A single man

Me dijo que lo sorprenda. Yo me quedé pensando. Se me vino a la mente esa película de Colin Firth ambientada en la década de los 60... Esa nominada al Cannes hace dos años. Esa, cuyo nombre no sabía, sería la más ideal para sentarme junto a él la tarde del jueves. Apoyaría suavemente mi rodilla junto a la suya como lo estaba haciendo en la combi y le daría otra "mirada fuerte". Ahí sí estaría justificada.

Dejé volar mi mente entre varias sonrisas que me dejaron ver como un loco a su costado. Después,  reaccioné, y le pregunté si alguna vez había matado a su madre, que yo lo había hecho. Me devolvió una mirada confundida. Le expliqué la historia, quién era mi otro amor, y por qué le había hecho tal pregunta. Hablamos de las historias de otros, de las nuestras, de que necesito un realizador de sueños, un cineasta o un director de teatro. Bajamos y seguimos.

Mientras lo miraba con la chaqueta puesta, me acordé del brutalismo, de lo imponente, fuerte, grueso... Debía parar. Centré mis ojos en el color de su chaqueta. Pensé en cara de ángel. Volví a reírme. Le expliqué que cuando estoy nervioso me río. Él se quedó en silencio. Le conté de algunos chicos con los que intenté mantener una relación. Me detalló de sus definiciones de pasión, de sexo por sexo, y sexo con amor. Me decía todo de una manera muy seria. Tanto que casi me hace creerle. Yo simplemente sonreía. Era muy Inez, pero él no era mi ex novio, ni tenía un aire pedante.

Nos dirigimos al aula. Le pedí que me acompañara a caminar. Llegamos al segundo infierno de Dante y nos sinceramos. Una vez limpios, regresamos al purgatorio. Le narré mi tragedia, y justo cuando le iba decir que no había podido escribir la historia de amor, ella apareció, impertinente y prudente como siempre. Silenciamos con palabras falsas nuestra conversación hasta que entramos.

Lo contemplé largo tiempo. No le gustan las cosas fáciles.  No quiere nada con nadie. No te acerques mucho. No hagas ningún movimiento. No sé cómo actuar. ¡Qué complicado sentirse atraído por alguien así!




viernes, 1 de junio de 2012

No quiero viajar

Hace un par de semanas venía desarrollando la idea de crear una organización que busque visibilizar de manera  pública ciertas demandas de derechos de los gays como ciudadanos comunes. Estaba bastante empilado al respecto. Lo conversé con unos amigos y amigas que estudian derecho, y les gustó el proyecto, pero me explicaron que sería demasiado complicado llevarlo a cabo. Todos me hicieron notar más algo que ya sé, que las transformaciones toman años, y que no siempre se dan como se desean. Además, me explicaron una serie de cosas que me dejaron medio cojudo y un tanto desanimado. Primero, que adquirir la personería jurídica era todo un trámite legal, y que necesitaría un abogado; segundo, que tenía que definir si era organización, fundación, comité, etc. Luego, que necesitaba tener claro cómo me iba a financiar y otras cosas más.

Le hablé de esto también a un profesor. Me dijo que primero desarrolle un medio y que después, en base a este, moldee una organización, porque estas son complicadas, y porque su gran fracaso  en el Perú se basa en el mal empleo de acciones para hacer visible un problema frente a la sociedad. Su idea era que desarrollase un medio de gays, por gays, y para gays. Aunque, tal cosa no me convence debido a eso. Me explicó que necesitaba manos, ayuda. Empecé a alarmarme.

Estos últimos días me he preguntado si en verdad aquellos que también son como yo buscan hacer tangible sus derechos como cualquier ciudadano, o si les importa un rábano si lo hacen o no. A veces creo que sí, pero desde cierto ángulo. Otras, simplemente que no. Como sea, no cuento con la ayuda suficiente para hacer esto.

¿Por qué no recurrir al MHOL? Por la imagen institucional que tiene, con la cual no muchos de mi generación se sienten miembros; porque sus objetivos no están orientados, en mi parecer, de la manera correcta. Mientras que el MHOL trabaja con el desarrollo de la identidad de los miembros, y realizando denuncias públicas de discriminación, no congrega a sus miembros, y a diversos actores sociales ,a debatir al respecto más allá del campo privado. La CHA (Comunidad Homosexual Argentina), por ejemplo, tiene dentro de sus objetivos principales una fuerte política de visibilización que ha obligado al estado argentino a romper con su precaria política de tolerancia para así poder poner en discusión diversos temas de la cuestión.

Me pregunto muchas cosas, pero, principalmente, ¿cómo motivar a mis amigos, compañeros a seguir luchando por un cambio pase lo que pase? No quiero viajar para sentirme reconocido como ciudadano, ni que nadie haga lo mismo.Tengo mucho en qué pensar.

PS: Por el momento, ya le escribí a Ernesto Meccia, un sociólogo argentino, sobre mi propuesta. Espero una pronta respuesta suya  que me sirva para esclarecer el panorama.

viernes, 25 de mayo de 2012

El buen homosexual

Rarísima vez se define como gay. Es de perfil bajo, "caleta", profesional, independiente, varonil. Mantiene un relación estable con su familia y amigos. Solo los más cercanos conocen de su opción sexual, y no comprende bien por qué alguno sujetos se esfuerzan en la actualidad por hacerlo saber a quien se cruce en su camino. No tiene la necesidad de frecuentar sitios friendly para sentirse homosexual. Tampoco mira con compasión y dicha a los que sí lo hacen. Le parece que ahora es más "común", pero eso no va con él. Así  mismo, no tiene ningún problema con los maricas o los trans, pero no se junta con ellos, porque no le va "la pluma", ni verse expuesto de esa manera.

No reconoce una categoría tal como "Mal homosexual", pero sí es consciente que hay un grupo distinto de ellos, que algunas veces lo perjudica, y que está ahí, porque es difícil que no pase desapercibido.

Para unos, son todos los nuevos maricas que aparecen en los medios (o no), y que confunden a la sociedad haciendo creer que todos los homosexuales son una locas que solo asisten a lugares de ambiente para socializar; para otros, los afeminados, que no saben comportarse como "hombres"; para otros, los chibolos inseguros que no saben lo que quieren; para otros, los que hacen moda y se juran ragios; para otros, aquellos a los que el tener cuerpo de gym, ir a tal lugar, vivir en tal lugar, y ser de tal lugar los convierte en miembros de aquella comunidad discriminadora, comercial y, ciertas veces, estúpida.

Como resulta claro, no hay una definición clara sobre lo que es o no es ser un buen o mal homosexual. Hay una pluralidad de discursos que establecen muchas relaciones dicotómicas que sirven para elaborar un discurso de identidad propia. Lo homosexual, "caleta", profesional, varonil se opone a lo gay, "mediático/público", chibolo, afeminado.De la misma manera, el mantenimiento de una vida sexualidad dentro de la intimidad y lo no friendly se antepone a la visibilización, mediática o no, de la sexualidad y a ciertos espacios particulares (algunas veces denominados "de ambiente").

Dentro de la percepción del buen homosexual, no hay una compresión exacta  frente a los que "están" en su grupo, pero es capaz de entablar disimilitudes ante los que son distintos de ellos. Para él, hay conductas que son propias de los hombres, por eso no se entiende que haya gays femeninos. Menos visualiza la posibilidad de que "todos los grupos" puedan estar juntos. Tampoco busca establecer un punto de comunión con el otro, sino que, más bien, aclara las diferencias para no tener que ser comparado con ellos. Su identidad es una basada en presentación de diferencias y no en la aceptación de determinadas cualidades comunes.

¿Es aquel, pues, con el cual se sienten identificados las generaciones más jóvenes?, ¿es él el que, bajo una conducta de "tolerancia", es superior a otros?, ¿es él la representación de la conducta moral positiva para los gays?, ¿es este el perfil de un conformista, de un realista o de un hombre astuto?, ¿posee ese perfil el crítico del nuevo panorama social?, ¿quién es, al final, el buen homosexual?

miércoles, 9 de mayo de 2012

Sobre "Los abrazos rotos" y "Midnight in Paris"

Hace dos semanas vi la primera. Me enfermé. Salí sudando, luego de haber llorado no sé cuántos minutos en el pequeño cuartito, con unas ansias inexplicables por escribir. No es la primera vez que me ocurre. Ya me había pasado antes. De alguna manera, guardo tal conexión con ciertas películas, que una vez vistas, me invade la necesidad de escribir. Creo que es mi carga sentimental que me grita y pide ser expulsada. Pasan varios minutos para recuperarme de nuevo, y sentirme tranquilo.

Aquella vez, salí presuroso luego de verla, y me encontré con un amigo. No pude mirarlo a los ojos por más de un par de segundos en toda la conversación. Debo ser el mejor antipático social en tales situaciones. Mi mente viajaba, dispersa, se mezclaba; dibujaba varios rostros y lugares que recuerdo muy bien. Émpecé a criticarme, casi desmesuradamente, en silencio, lo poco que había escrito esos días; mi falta de lucha por seguir mi sueño; mi aplazamiento de lecturas; las dudas que invaden mi pensamiento antes de escribir, y otra cosas más. Vivía una implosión. Un par de cigarros y una caminata por una libreria alivió mi tensión. No volveré a verla por un tiempo.

***

Ayer, después de cierta insistencia, la segunda. No voy a negar que la película me gustó a nivel narrativo. Estaba muy bien contada, y varios diálogos me resultaban muy interesantes; no obstante, hubo varias cosas que no me gustaron. En primer lugar, la actuación de Bruni. Sé que se ve linda en pantalla, pero hubiera preferido verla muda. Después, no me agradó ver a Owen Wilson en el papel que tenía. Que hizo una buena actuación, no lo discuto, pero no me convenció él para ese papel. Tampoco me gustó la discusión final entre Gil e Inez, le faltó más fuerza a mi parecer. ¿Lo mejor de todo? Marion Cotillard como Adriana, Alison Pil como Zelda Fitzgerald y "Rinocerontes".

Tal película no me llevó a un suicidio moral interno como cuando vi la de Almodóvar, pero me hizo reflexionar mucho sobre las añoranzas que a veces guardamos con el pasado "mejor".  Para mi suerte, nunca he sentido ganas de volver atrás, siempre me he sentido cómodo con lo que me ha tocado vivir, aunque hay varias cosas que me disgustan, también. Quizá, pienso, algunos anhelan vovler atrás para experimentar y así reordenar ciertas cosas que son percibidas como un caos en la actualidad. Sea cual sea el caso, retroceder es imposible y adelantarse resulta improbable. Por ello, es mejor trabajar ahora y sobre las ideas que uno tiene, ya que hay más certezas sobre estas que sobre la misma realidad.

domingo, 6 de mayo de 2012

Gay friendly, but...

Ser homofóbico no es cool. Eso es claro. El gran problema es que muchos no adoptan tal etiqueta por parecer "menos liberales" o "modernos" frente a los demás. Varias personas ahora son "tolerantes" con el otro, pero, ¿qué implica serlo? En resumidas cuentas, tolerar es coexistir con otro individuo con quien no se comparte características casi a regañadientes. Así, muchos ahora se consideran gay-friendlys, pero tienen un límite.

Yo tengo varias amigas, y muchas me consideran su amigo gay favorito. Así mismo tengo amigos que ven peliculas porno en las que aparecen alguna pareja lésbica manteniendo sexo, pero, ¿qué pasa si las primeras ven a dos mujeres besándose, o si los segundos ven a dos hombres haciendo lo mismo o con las manos cruzadas? Se asquean. De alguna manera, desarrollan una especia de homofobia selectiva. Entonces, la chica ragia, puede tener amigos gays, pero una lesbiana "le da cositas", o él, chico cool, "todo bien con los gays", pero se aleja si ve a dos cabros besándose. Ni qué decir si alguno se cruza con un transexual en la calle.

Tolerar no es reconocer los derechos individuales del otro a manifestarse con naturalidad; es usar una careta para escapar de un problema y reservarlo para la intimidad, aun cuando esta se discuta en términos legales y estancias públicas. Aceptar al otro, por el contrario, demuestra aprobar la diferencia de sujetos en un mismo espacio, y el reconocimiento de derechos y facultades individuales como personas en su sentido más básico. Lamentablemente, esta tolerancia se ha generalizado a tal punto, que muchos la adoptan como algo normal cuando no es así.

Me resulta alucinante ver cómo varios amigos proclaman la equidad de derechos y oportunidades para los homosexuales, menos para las locas, trans., etc. Es increíble ver cómo la discriminación está presente, aunque de forma subrepticia, en las mentes de varias personas que estimo. Algunas veces, cuando me encuentro en tales situaciones, opto por guardar silencio y escuchar cada una de sus palabras; después,  exploto y despotrico todo lo que sé, otras me quedo callado y pienso: qué cagada.

Sin embargo, lo más peligroso e impresionante es saber cómo entre mismos homosexuales se discriminan por conductas, como si una acción o gesto pudiese definir un grado de gaycidad, por así decirlo. Hay caletas que discriminan locas; ragios que discriminan cholas; homosexuales hipsters que discriminan gay plásticos; hombres old school que discriminan bebitas; y la lista continúa. No hay peor homofóbico que un homosexual mismo. 

Ante tal situación, solo queda informarnos mejor frente al asunto y hablar, demostrar que no existen categorías más que las impuestas por el estado respaldado por ciertos grupos de poder, y que estas son, muchas veces, des-contextualizadas. Varias noches me pregunto qué podría hacer cambiar esta situación, y creo que lo mejor es hablar del asunto de cierta manera que pueda ser interesante y clara. Desde este pequeño rincón, hago un poco más, pero no es suficiente. 

En estos momentos, siento que me gustaría hacer más para informar mejor sobre tal asunto. Por ello, estoy en busca de ideas para desarrollar un proyecto que ayude a discutir, informar y desmitificar diversos asuntos sobre la cuestión gay en mi región. Todas las sugerencias serán bienvenidas. Finalmente, pero no por último, invito a mis lectores a conversar sobre esto con sus amigos, parejas, padres, hermanos, etc.; intercambiar opiniones; informarse más, y generar un pequeño cambio desde adentro.

viernes, 20 de abril de 2012

Relaciones "humanas"

Llevo un par de meses sin poder socializar bien. A decir verdad, siento que no hay mucho que pueda hacer en Lima para distraerme. No me gusta Sargento, Lola; Tizón más o menos. Tampoco he ido a Help, Aura, Gótika, Nikita, Voce, Ayahuasca, Picas, etc. Siento que todos los asistentes son brutos poseros. Mejor dicho, en mi experiencia, cuando he preguntado por quienes van, me he llevado varias decepciones con la gente. Sí, soy un prejuicioso de mierda, pero el que no lo haya sido una vez me puede spamear ahora mismo. Me gusta Matadero, pero es una vez cada mes, y acabo sofocado de calor.

Un amigo me dice que el problema soy yo, y que no es el lugar, y que la gente con la que me rodeo pesa bastante en mi experiencia. No me gusta estar rodeado de personas que no conozco. Me pone muy tenso. Cada vez que me ocurre, empiezo a pensar mucho y a observar todo, hasta el mínimo detalle. Desarrollo una especie de barrera contra la estupidez y lo extraño.

Hace un par de meses fui a la gorda. Estaba en la puerta fumando feliz y tranquilo mi cigarro con un amigo y una amiga cuando vino un conocido nuestro con sus acompañantes. Luego del hola/chau, un tipo se quedó fumando con nosotros. El sujeto no dijo ni una puta palabra. Con las justas, le dijo algo a mi amigo que ni él comprendió y, luego, el silencio. He de admitir, que el muchacho era guapo, pero su idiotez y silencio me asqueo horrible. Al finalizar mi cigarro, intentamos ingresar y el huevón nos dijo que lo esperásemos: O sea, WHAT?! Eres un maniquí, ¡y quieres que te esperemos? Me llegó al pincho y entré, mis dos amigos se quedaron con él. Claro, nunca me volvió a hablar.

Adentro, me quedé en off, como siempre, mirando todo. De pronto, me invadió el asco de nuevo y la frase vino más fuerte que nunca: ¿Qué carajo hago acá con estos? Sí, estos, porque no se les puede decir ellos, pues no sé si son personas o no. Claro, no todos los que participan son unas bestias, lo sé, pero me cuesta creer que entre todos esos desconocidos habrá alguien que use sus neuronas, y me pregunte algo más que qué hice la semana pasada o de dónde vengo.

El problema es que ahora, incluso con amigos, cuando ellos vienen con nuevas personas que me dan una mala impresión mi cara es tan poco expresiva, que me acaban dejando. Sí, pues, no tengo maneras de encaletar cuando alguien me cae hasta el culo. Simplemente, mis músculos faciales se transforman y expresan milimétricamente todo lo que siento. Es así.

Nunca me olvidaré de una vez que salí con un tipo que no conocía 500 days of summer, y que solo oía música bachata, pues lo demás era un plano paranormal  para él. Ese día quise suicidarme un poco cuando caminábamos por el malecón. Francamente, hay cada idiota. Recuerdo que no podía hablar de nada con él. Le intentaba conversar sobre diversos temas, pero nada. Parecía una asquerosa máquina, que solo escucha música tipo Mr. Fish, va al gym, tonea en Aura, y asiste a una universidad para que digan que está en una. Un desastre total.

Lo mismo me ocurre con los imbéciles hipsters asquerosos que van a Sargento o al Centro, porque son darks, y los demás son parte del mundo consumista, pro-capitalista; es decir, ¿qué carajo? Todos acá consumen de una u otra manera, y hacerce los antis para ir a bailar a un sitio "underground" no los libera del mundo, por ciacaso. Es más, el lunes mismo estarán de vuelta en sus salones de la pucp o la ulima y leerán un ejemplar de Nietzsche que les costó 57 s/. en Crisol.

Dicho todo esto, no sé qué chucha hacer este viernes. Quizá vaya a la gorda, todo sonriente a saludar y no ser tan paria como siempre. Tal vez, espero, ruego (quiero creer que sucederá) encontrarme con algún conocido con quien pueda conversar algo, para no sentir que boté mi plata al tacho, y así no regresarme pensando en el taxi: ¿por qué mierda fui y rechacé la comodidad de mi cama?

jueves, 19 de abril de 2012

La falsa liberación

Luego de aquella noche, intenté conocer más mujeres. De tocas las que conocí, solo besé a una, y no me gustó, porque sus labios eran muy suaves para mi gusto y sus senos me aplastaron una manera desagradable, a pesar de que no los tenía grandes. Esto me entristecía muchísimo, pues sabía que no podía ser un muchacho normal. Mientras Diego me conversaba sobre cómo su mano se perdía debajo de la falda de una pendeja, yo imaginaba la escena con cierto asco y, claro, en silencio. Visualizaba en mi mente, la cara de éxtasis de la muchacha, pero irremediablemente, veía también el bulto crecido de mi amigo. Entonces, me detenía, y pensaba en cualquier cosa. Solo movía la cabeza y decía .

En el colmo de intentar curarme, recurrí a una mejor amiga, y le dije que me gustaba. Ella estaba sentada en su mueble, y me miró con cierta sorpresa y enojo para luego decirme: ¡Qué mierda tienes, Maxi? Soy, tala, ¿te das cuenta de esto? Recuerdo que empecé a llorar. Ella no hizo nada más que mirarme; no supo cómo actuar, y no la culpo, debe haber sido una situación bastante incomoda. Aún le agradezco en mis recónditos pensamientos el no haberme botado a patas de su casa. Pensé, pues, en hacerme cura.

Claro, no sería marista, sino jesuita. Había leído que los jesuitas tienen unas bibliotecas increíbles, y que son grandes educadores. Armé mi plan de vida. Me haría clérigo, estudiaría todo lo que pueda, y luego me dedicaría a la docencia. Sin embargo, mi pene seguía creciendo noche tras noche luego de imaginarme a él. Además, ya había tirado. No era más casto, ni virgen, y para ser un buen religioso, uno debe serlo, y, por supuesto, no guardar pensamientos impuros. Decidí no convertirme porque era lo suficientemente cuerdo para saber que infringiría ciertas normas religiosas, y uno siempre debe obrar de acuerdo a lo que profesa.

Todo ello más el caos vivido en casa me hizo pedirle a mis viejos asistir con una psicoterapeuta. No tenía confianza en el de mi colegio. Natalia me recibió hermosa y cordial como siempre en su oficina. De manera rápida, empezó un tratamiento para ayudarme a controlar mi egocentrismo, mi perfeccionismo excesivo y mis manías auto-destructivas. Ella fue la primera mujer mayor que pudo oírme sin lanzarme un golpe. Desfogué muchos males, pero nunca pude decirle que era gay. Simplemente, era incapaz de hacerlo, las palabras nunca salieron de mi boca por más angustiado que esté.

Esa angustia inundo mi pensamiento hasta tornarse en un torbellino que me llevó a un círculo vicioso de sangre y purificación. Sufrí dos caídas muy graves. En mi aula, les explicaron a mis compañeros que había padecido dos intentos fallidos de suicidio y que, por favor, intentaran habalr conmigo. Desdé ahí, las cosas cambiaron. No podía ir al baño solo, ni estar solo en un aula, ni ir al tópico solo, ni pasear por el patio solo. Tenía que estar acompañado todo el tiempo que permaneciese en el colegio para no cometer una locura que  me haga daño a mí, o que impacte a los alumnos.

Cuando acabé el colegio, ingresé a la UPC. Allí conocí a Diana, la primera chica a la que le confesaría entre lágrimas mi homosexualidad. Ella, con una indiscreta sonrisa y tranquilidad, me dijo que ya lo sabía, y me abrazó. Lloré un poco más, y luego nos fuimos por una Bembos para celebrar mi liberación. Aquella dicha no duró mucho, pues empecé a tener serias dudas sobre lo que que quería hacer, y dónde quería estar de acá a unos años. Me gustaba actuar, había mentido bien una buena parte de mi vida. Le propuse la idea de estudiar Actuación a mis viejos, pero todo salió mal

Gané su desconfianza y rencor, pues quería ser "actor", como si eso fuese una profesión. Me dijeron que si  fallaba, tendría que trabajar o me botaban de la casa; que estaba loco, y que los había decepcionado por no sé qué vez. En realidad, me dijeron cosas horribles, que mi memoria ya no quiere recordar. Me enfermé. Saber que uno no cuenta con el apoyo de sus papás para crecer, aun cuando estos tienen los medios para hacerlo, es muy triste. Se siente jodidamente mal. Decidí,  en el trascurso de los meses que sucedieron, que estudiaría para ser libre, para salir de aquella casa que me atrapaba, pero el costo sería grande: callar,  no dejar hablar nunca lo que ocurre adentro de la piel.

sábado, 14 de abril de 2012

La mala educación

Por aquel entonces, detestaba las personas. Tartamudeaba cuando me presentaban un desconocido. Me pasaba las tardes quejándome sobre mi soledad. Tenía a mi vieja harta. Su menopausia tampoco nos ayudaba. Mi pubertad menos. Detestaba el colegio, y lo único que me mantenía vivo era dormir y aquellas caminatas con Luis luego de clases cuando el cielo oscurecía. Nunca iba rápido, sino lentísimo. Estiraba cada minuto, cada segundo, para no tener que llegar a casa. Él no comprendía bien lo que pasaba, pero estaba ahí.

Mi cuarto era una especie de refugio personal, con las paredes blancas y el techo verde. Despertaba y miraba el verde techo una y otra, y otra vez con el fin de llenarme alguna vez de esperanza. Antes las paredes eran de color militar. Me asustaba. Por eso, las pinté de blanco. Cada día amanecía; iba al colegio; sobrevivía; llegaba a casa ; me veía con Lucho; tenía clases de nuevo; caminábamos de regreso; y me enclaustraba. No aprendí mucho esos años. Tenía la mente muy ocupada en mí y mis problemas familiares como para pensar tranquilo. Nunca fui el tipo de alumno que mis papás quisieron que fuese.

Aborrecía ir al colegio, porque tenía miedo a muchas cosas, pero especialmente a dos: a que me golpeen y a fracasar. Siempre fui distinto a los demás chicos con los que estudié, y eso implicaba una sanción social. En un colegio de varones, hay los sobrevivientes y los que no. Es un campo de batalla, peor que una guerra, por vencer y matar almas con el fin de permanecer. Mi delicadeza en mi manera de actuar, sumada a mi aguda voz y mi apariencia frágil me jodió la vida por 8 años.

Recuerdo que un muchacho, que llegué a odiar, me impidió una vez mirarle a los ojos, porque me dijo que mi mirar era distinto a los demás: era una mirada de cabro. Y él, claro, odiaba a los cabros. Esa tarde volví a casa, me fui al baño, y traté de mirar en el espejo de manera distinta buscando cuál debía ser la manera normal de hacerlo, pero no podía. No sé cómo explicar la angustia que sentía al saber que no podía cambiar mis ojos.

Naturalmente, mis calificaciones no eran las mejores, ni las más deseadas por mis viejos, ni por mi hermana mayor. Iba bien en Historia, Inglés, Geografía, Biología, Comunicaciones, Psicología, pero pésimo en Matemática y regular en Química. Cada fin de bimestre, dormía temprano para no tener que verle la cara a mi viejo luego de que recoja la libreta de notas. A veces, se volvía loco y yo acababa con la espalda más roja que de costumbre o con algún rasguño en la nariz. Su excusa: no valoraba su dinero, porque salía mal. La mayor era otra que se volvía loca. Ambos compitieron, casi insanamente, por ver si algún golpe me haría cambiar. Nunca cambié.

Una noche, luego de una gran discusión, me pregunté qué haría conmigo. Decidí tratar de curarme: ser normal.

domingo, 8 de abril de 2012

Antes de seguir...

De acá a un tiempo varios conocidos y amigos han empezado a trabajar, o llevar a cabo ciertos proyectos personales. Me da mucho gusto por ellos, pero también me preocupa que hasta ahora yo no haya hecho nada. Quizá, creo, me he concentrado tanto mi mundo y existencia, que he dejado de lado la praxis. Esto me aterra un poco, porque no me gustaría convertirme en una maquina idealizadora incapaz de llevar algo a cabo. Sin embargo, siento también que aún tengo varias cosas por aprender.

Usualmente, me veo envuelto en una serie de disyuntivas. Por un lado, quiero llevar a cabo ciertos planes, como viajar, mejorar el blog e incrementar mi utilería para pintar mis acuarelas. Pero, por el otro, debo conseguir dinero trabajando de algo. No tengo un hermano Theo, como Vincent, que me apoye incondicionalmente, sino las cosas resultarían más simples. Tampoco puedo dejar descuidados mis estudios, porque me gusta ir a a universidad a aprender. Esto sumado al hecho de que a veces veo HUEVADAS que hacen ciertos conocidos, que ganan plata, a causa de la estupidez de otros, que me parece fatal, pero astuto, me da mucho para pensar sobre si seguir ahora o esperar.

Cruzan mi mente, de pronto, esos títulos que tantos chicos se ponen con el fin de mostrarse "especializados" en ciertos topics, cuando tienen casi nada de experiencia. Por ejemplo, ahora último varios wannabes que creen que porque tienen sus cuentas en Pinterest, Flavors, Tumblr, o porque son "Tweetstars", son capos usando las redes sociales. Tener 1500 o 2000 seguidores con 300 trolls  y no sé cuántos bots no convierte a uno en Community Manager. Lo mismo pasa con los Stylist. Ahora cualquier huevón que tenga un blog de moda, o haga su ropa "independiente", se jura fashionista, pero ni siquiera es invitado a eventos o pasarelas, sino que jala todo de internet. Lo mismo pasa con los nuevos "Directores de Arte", "Relacionistas Públicos" por citar algunos casos.

Resulta exasperante ver cuánto tipejo se ha hecho "popular", solo por pisotear a otros, o porque hizo cosas que gustaron un primer momento, pero luego no. Pero, más extraño es ver a la gente ignorante que le sigue. Me llega altamente a la punta del glande que varios "comunicadores", "diseñadores", etc., se aprovechen de la idiotez de varios para vender, o sobresalir, aunque luego acaben como flops. Por eso, quiero avanzar bien, de a pocos, pero seguro y sin hacer cojudeces.

Tengo algunos retos que debo enfrentar, mas debo continuar.  De alguna manera, quiero sentirme más vivo; hacer lo que quiero bien, aunque no gane dinero; sentirme tranquilo cuando mire atrás de mí.

sábado, 7 de abril de 2012

Cambios

"Convalecencia"
Llevo desde el 2010 con algunos planes para el blog, y es momento que me ponga las pilas.  La primera idea que cruzó mi mente fue postear diario, pero me resulta imposible, porque tengo un carácter cambiante. Además, no siempre tengo ganas de escribir.  Luego, la segunda consistía en crear un canal con una amiga, Sofía B., en el cual hablar de cine, libros y otras aficiones mutuas. Por cosas que no sé explicar bien, muy posiblemente por falta de organización, no lo pudimos llevar a cabo. Otra, un poco más elaborada, fue la de crear un espacio con entrevistas a diversos personajes: amigos, conocidos, desconocidos para hablar sobre cualquier tema. Sin embargo, de nuevo, la falta de organización me impidió seguir a cabo.

Ahora, no es solo el desgano infinito que me recorre algunas veces lo que me impide llevar a cabo mis planes, sino ciertos obstáculos también. Por ejemplo, no dispongo de una videograbadora, ni de una cámara fotográfica (por último) en la cual grabar. Tampoco tengo programas de edición en mi computadora, y soy medio bestia editando, por lo que de todas maneras necesito una mano extra para llevar a cabo mis proyectos. Finalmente, me falta encontrar gente que esté verdaderamente comprometida a seguirme con la aventura en caso de hacer un canal compartido.

Hoy desperté de buen humor. Revisé el blog del historietista, y vi que me había mencionado en uno de sus posts, lo cual me puso feliz. Llevo días sin revisar mis blogs favoritos, y tengo, inclusive ,un poco descuidado  el mío. En fin, poco a poco lo iré mejorando. Por el momento, ya dispongo de las nuevas fotos para armar la cabecera y para cambiar la imagen del profile. Me las tomó una amiga hace unos días. No tengo idea de cómo han quedado, aún no las veo. Para mi suerte, es alguien de confianza, y que sabe bien cuál es la temática del blog, y qué es lo que yo esperaba de las fotos: mostrarme cómo soy, por lo que ando tranquilo.

He descubierto, por estos días, que me encanta pintar con acuarelas, es una experiencia increíble, tan bien como escribir. Aquella imagen de arriba es mía, la pinte después de mi operación. Hay mucho que contar. También, voy a empezar a organizar los temas para escribir en el blog, quizá me resulte más simple de esa manera.  Por el momento, son varias cosas que  rondan mi pensamiento. Ya las haré tomar forma.

lunes, 2 de abril de 2012

Sábado por la noche

Nos vimos luego de un tiempo. Lo extrañaba. Jugué con sus manos más de lo normal. Le vi descansar sin hacerlo. Sonreímos mucho sin razón. Él  me insistió en salir. Yo quería permanecer así; tomar una botella de ron; embriagarme para poner como pretexto mi debilidad y así dormir juntos. Echaba de menos sus sábanas; su manía de girarse a media noche; mis caricias tontas sobre su espalda. Pero, él buscaba más. Por eso, salimos sin esperanza para mí de volver.

Ingresé a la fiesta glorioso, feliz. Nunca antes tan feliz. Me sentía extraño, porque extrañaba ver mi cara deformada de una manera que resulte del agrado de mis invitados. Me divertía fumando, hablando tonterías, oyendo cosas absurdas. Él buscó lo que quiso, y se perdió. Yo me extravié, y el otro me encontró. Aquel tenía un acompañante. Ambos me sustrajeron mi ebriedad, luego mi fuerza. Empecé a sentirme a débil, moría por volver. Cuando me encontré de nuevo con él,  yo había desaparecido. El otro permaneció.

Mi cuerpo me bailaba, y empecé a marearme. Él me dejó, ellos también, pero el otro y su amigo siguieron a mi lado sin estar. Al cabo de unas canciones, el sueño me atacó. Me enfrentó. Lo había visto antes aquella noche, y si no lo he mencionado hasta ahora, es porque no he querido recordarlo, pero es mi deber hacerlo.El sueño se mezcló con la ebriedad absorbida por el otro y desfallecí. La luz se hizo intensa.

Las luces me enjaularon, la esfera venía amenazante con derrumbarme. La miraba cansado y con miedo. Cuando esta se aproxima, no puede ser un buen indicio. Escapé con ayuda del acompañante, de la bola de luz, y la luna me aplastó al darle su encuentro.Llegué sin ver. Dormí con frío.



jueves, 29 de marzo de 2012

Pesadillas diarias

Llevo días sin escribir una palabra. He querido hablar de muchas cosas, como de la muerte de aquel muchacho Daniel Zaumido en Chile; de mi incremento de desgano estas últimas semanas; de mi mala relación de madre, y otros temas, pero es que tampoco he podido sentarme frente a mi laptop y ponerme a escribir. No lo he hecho por varias razones, pero principalmente, porque no tenía ganas. Lo peor del caso, ahora me siento un poco mal conmigo mismo. Siento que le he fallado a mi hijito. En fin, mejor cuento cómo va la semana.

1.- Volveré a usar lentes de montura. Casi siempre, desde los 15 años, he usado lentes de contacto, y ahora los volveré después de 5 años. Me siento muy extraño, y, aunque suene estúpido, tengo mido a verme feito. Pero, los necesito. Mis ojos me arden ahora cuando despierto en las mañanas, y mi mamá no está dispuesta a pagarme también de contacto para usarlos de manera intercalada.

2.-  Los días amaneces soleados, lo detesto con toda mi alma. Quiero que empiece el invierno ya. Quiero frío ya.

3.- Me he siento más débil de lo normal. Me gustó ver Melancholia el martes, pero me dejó muy triste, un poco desesperado. No encuentro razones para hacer las cosas que me gustan, tampoco para ir más allá de lo normal. No me siento atractivo, pero siento que no puedo cambiar la situación. No sé qué me pasa. Todo me desgana.  Todo me parece que saldrá mal o acabará muerto. No tengo sueños dulces, sino pesadillas, horribles, con finales incontables. Hay algo mal en mí, y no sé qué es, que crece, con las noches.

4.- Conversar con mi mamá no me hace bien. Me estresa que no escuche, que crea que hago cosas para joderla. En fin, no sé qué pensar. No me hace querer tener alguna figura materna para mis hijos. Me pregunto si algún día tendremos una buena relación.

5.- Ya sé de qué quiero trabajar cuando acabe la universidad, y no será fácil, pero lo lograré no tengo idea de cómo. Por el momento, me gustaría un trabajo simple para ganar plata e irme de viaje. Nada más.

6.- Tengo algunas ideas para pintar un par de acuarelas. Son historias mías, un poco intensas. Sé que me va a costar realizar varias, porque será un reencuentro con mi pasado, pero es algo que necesito hacerlo para morir un poco y poder nacer bien. Espero que marche bien.

lunes, 26 de marzo de 2012

Damito de compañía


El martes pasado salí con un chico que escribe comics. Resultó más interesante de lo que creí, y no sé si fue el vino o el whiskie, que estuve más suelto de lo que esperaba. Nos encontramos en barranco y entramos a una galería, relativamente conocida, pues ese día se inauguraba una muestra de arte. La fachada de la casa era de principios de siglo bien conservada, pero por dentro otra cosa. Me encantaba el lugar con sus paredes blancas.

Estaba en lo que parecía un encuentro de gente elegante que ya se conocía bien entre sí. Había varias mujeres con vestidos y collares largos, bien peinadas. Muchas usaban perlas grandes.También había chicos guapos, artistoides, damas de compañía, esposos, coleccionistas, hippies, fotógrafos, diseñadores, de todo.

Lo particular no era esa diferencia de personajes, sino su coexistencia. Mientras caminaba con el chico derramando saludos, no dejaba de pensar en cómo algunos de esos artistas que tanto critican la classe bougeoise de lima viven a merced del dinero de estos, pues son ellos quienes muchas veces compran su arte. Caminaba por la sala más grande donde se exhibían las pinturas deconstruidas y había tantas cosas absurdas e incomprensibles. Por momentos me paraba frente a una y comentaba con aires de reflexión sobre lo que quizá quería decir, una lectura de lo más simple, pero interesante. Él me oía y yo tomaba un sorbo de mi whiskie mientras daba mi punto de vista sobre la discriminación racial vivida en el perú colonial expuesta en las obras.

Me sentía tan sumergido en algo irreal, necesitaba fumar. El historietista me acompañó, me dio un cigarro. Al rato, vino su amigo de la infancia con su respectiva dama de compañía. Ellos empezaron a hablar sobre  muestras pasadas, yo solo sonreía. Era exactamente la flaca arreglada que estaba frente a  mí, con una dulce sonrisa, una copa de vino en la mano y un cigarro en la otra, pero con pene. Claro, participaba de rato en rato, ya que su amigo no dudó en presentármelo como un alcohólico. Estuvimos así un rato, hasta que nos dijo que iría a otra galería, que si íbamos nos tenía guardado vodka. Me dije a mí mismo, qué excelente compañía para contemplar arte.

Nos despedimos y subimos al segundo piso. Me quedé fascinado contemplando las esculturas dulces de Bambi muerto. La más hermosa era una celeste en la que el siervo yacía muerto con la sangre negra que se desparramaba a causa de un diamante inmenso incrustado en su pecho. Esplendida. Después de una copita de pisco, marchamos. Pásamos rápidamente por otra que no estaba en el plan, y caímos en lo que sería nuestro destino final. Un pasaje grande lleno de papeles para colorear me dio la bienvenida. "Cream pie" fue mi obra maestra aquella noche.

Hablamos buen rato en lo que No era una cafetería cuando sentí que mi mano empezó a sudar. Suficiente. Siempre el control y la decencia sobre todo. La cara de la Sra. de Larco se me apareció entre crayolas y me dijo que me comportase. Así lo hice. Permanecimos allí hasta que muy amablemente nos invitaron a retirarnos.  Su amigo había cumplido con su promesa y quería seguirla, pero el hombre del comic tenía otros planes. Yo también.

Le dije que tenía hambre, me invitó algo de comer, y él pidió un pisco sour. En verdad, le gustaba tomar pisco. Me acompañó a tomar mi taxi, se despidió y me fui. De pronto, esa película vino a mi mente. Empecé reírme solo. Mi mente no deja de sorprenderme.

sábado, 24 de marzo de 2012

¡A la soltería dile NO, NO, NOOO!

No me gusta estar soltero porque cuando estoy con mis amigos me preguntan cuándo tengo mi parejo mientras ellos se dan piquitos con sus novias o novios; porque algunos ya tienen exs y yo ni cabra ni soga; porque cuando vamos caminando tengo que ir adelante o atrás; porque soy el noveno luego de cuatro parejas; porque cuando vamos a Mc donalds o Burger King no hay combos para tres, cinco o siete; porque los martes son 2x1 en el cine y no tengo con quién compartir;  porque los restaurantes elegantes no siempre tienen mesas circulares, y debo ocupar la mesa o silla extra.

Odio estar soltero, porque ese paquete de viaje a las arenas blancas de San Andrés es para parejas, y, aunque no tenga un sol, me gustaría alucinar con alguien más que podría ir el próximo mes; porque quiero pelearme con alguien en el supermercado al momento de comprar comida; porque quiero pasar el invierno apapachado de alguien en mi cama; porque no tengo a quien pintar desnudo sin que me cobre con favores sexuales o con cariño que no me nace dar; porque quiero escribir el cuento más lindo del mundo; porque cuando quiero un polvo no tengo perro que me ladre; porque quiero compartir mi asiento de combi con alguien más que un desconocido; porque soy un fetichista y quiero cumplir ciertas fantasías con alguien especial para mí. 

Me desagrada estar soltero, porque el chico que me gusta no me da bola, y el chico que me inspira tampoco, y no tengo al final con quién hacer qué; porque mi hermana me molesta con una chica, a pesar de saber que no me gusta el clítoris; porque quiero que alguien me diga que me extraña de vez en cuando y que no sea mi otra hermana en España; porque quiero mentirles a mis viejos diciéndoles que salgo con alguien (que tiene dos huevos); porque mi nana me pregunta ya cuándo y aún nada.

Detesto estar soltero porque alguna vez quisiera sentir eso que no lo pienso decir, porque mi orgullo me lo impide; porque lo he estado más de veinte años; porque aún sigo creyendo que soy humano, y porque creo que ya toca, que tan feito no soy, que, aunque renegón, siempre arrecho y bonachón. 

lunes, 19 de marzo de 2012

Como si fuera la primera vez...

Aún recuerdo la primera vez que quedé con un pata para tener sexo. Tenía 16 años, él 23. Lo encontré en una sala de chat; intercambiamos msn, y nos vimos. Me imagino que la idea de tirarse un post-púber le excitaba a mil. Yo me arrechaba por aquel entonces con solo una conversación. Él se sabía todas las jugadas. Fui con mis braquets, mi tartamudez, y mi terrible pronunciación de R, que le hizo preguntarme más de una vez si en verdad era de aquí, o si le estaba tomando el pelo.

Aquella vez yo vestía un polo, un jean y una casaca simple. Tenía mi cabello corto. Él era más chato que en las fotos, con los ojos verdes y una barba un poco crecida. Me atraían las barbas, pero la suya me causaba repulsión. No se lo dije, claro, por cortesía. La caminata por San Isidro resultó larga, distante. Sus ojos me miraban desconfiados de rato en rato, como si de pronto fuera a gritar que estaba siendo acechado por un hombre mayor con ganas de tirarme por la fuerza. Supongo que tenía tanto miedo como yo frente a lo que mis nervios me podían hacer en cualquier momento.

Lento, con la mano sudando, llegué a su departamento. Empecé a practicarle sexo oral, y sus jadeos no se hicieron esperar, luego puso muchas almohadas sobre su cama, y me sentó encima. Mi cuerpecito apenas flotaba entre estas, y él empezó la faena. Me intentó lubricar, pero no cedía. Empujó un dedo, y nada. Luego dos, me fastidiaba. No era como lo recordaba, no se sentía bien. Me faltaba esa comodidad, y eso que me había atraído. Me abrió la piernas, él se colocó, y lo empujé. Lo eché para atrás con fuerza, sin decir una palabra. Mis ojos lo decían todo. Empezó a fumar, yo me vestí a mi ritmo, y salí del cuarto.

Al bajar, me sentí sucio, asqueroso, salvado por una obra milagrosa de no quedar como una puta. Agradecí a Dios y seguí mi camino. Caminé hacia el malecón, quizá, con la esperanza de que el viento aleje de mí ese olor a sexo nauseabundo que sentía en aquel momento. Nunca más volví a saber algo del tipo. Sin embargo, aquel mal sabor no me impidió saciar mis descubrimientos más adelante.

Volví a salir con otros chicos. Salí con un par más hasta que tuve la fuerza suficiente para dejarlos entrar. Era más simple conseguir un hombre para follar, no había tanto lío. A mi favor estaba el hecho de que no conocía a muchos gays, y que tampoco salía a lugares de ambiente. No resultaba precisamente el arquetipo de hombre latino, pero sabía convencerlos con otras cualidades menos ortodoxas. Sin embargo, con los años, me aburrí. Me cansó fornicar con tantos. Lo había hecho con un tipo que me duplicaba la edad, con otro más púber que yo, con un coquero, con un universitario, con un jugador de rugby, con alguien cercano a mí, y otros más. Quería crecer y tener una relación.

Lo intenté, acabé hasta el culo. Ahora que intento buscar un pata para tirar no puedo hacerlo. No es que sienta asco, ni me sienta puta,  es solo que no estoy tan bien conmigo mismo. No me logro ver fornicando con un huevón de cabeza hueca. Así como tampoco me veo tan apetecible, lo cual es preocupante. Sé que lo segundo se puede "mejorar". Pero, creo que el problema va más allá. Es algo mental con lo que debo luchar. Me es muy difícil. Debo aprender a no bloquearme las oportunidades que tengo de conocer a gente nueva que sé, en el fondo, me pueden ayudar a pasar un buen rato en lo que sea. Siento que vuelvo a empezar.

domingo, 18 de marzo de 2012

Charlas vacías

Conversación 1:

-¡Gachiiiiii!
-¡Tali, gorda!, ¿qué tal!
-Bien, preciosa, ¡y tú? Estas perdidaza.
-Es que me la he pasado todo el verano en Naplo con Gusta.
-Ay, Gachi, a ver si nos vamos a nikita el próximo finde, aunque sea.
-Obvio, amor, tú bebeame y quedamos.
-¡Estás bronceadaza!
-¡Gracias! Como que mi gordo es amigo de Braulio, un chico con yate y algunos días bajamos a Pucusana por unos vinitos con Romi y Adri, y luego paseamos por allí. ¡Manyas?
-Fresh! Pucha, yo casi no no me puedo mover de Asia, mis viejos se enojaron fuertísimo luego de lo Juan Diego. Casi ni me dejan ir a Santa Maria para año nuevo, alucina.
-Pucha, qué mala onda.
-Pero, tranqui, guapa, ¿somos el sábado, entonces?
-Obvio
-Oka, un beso, cualquier cosa si no es al bbm, por el whatsupp.
-Muak

Conversación 2:

-Carlitoooooos, ¿qué tal?, ¡cómo estás? Estás bronceadazo.
-Sí, obvio, me la he pasado todo el verano en sur.
-¿Ah, sí? ¿A qué playa bajas?
-A todas, obvio.
-¿Y Braulio?
-Pucha, no creo que venga, alucina. Seguro está chambeando para mantenerne, jajaja.
-Jajajajaja, raaaagia, tú.
-Toda la vida. ¿Y tú como estás, Mario?
-¿Yo? Bien, tranqui, en la u.
-Ah, ya... Pucha, yo empiezo la próxima semana. Fail.
-Oghh, pucha, Juan Carlos ha venido con Diego, que está ebrísimo.
-Ay no, qué asco.
-Sí, no me quiero ni voltear para no me vean.
-Ok, ok, pero vente conmigo. Estoy con Rori y Matías
-Ok...

Conversación 3:

-Aj, odio a los arties de mierda.
-Pucha, pero así son felices, ¡no?
-Igual, los odio, creen que porque tienen fotos con retoques photshop serán la gran cagada. ¿Puedes cambiar esa mierda pop? ¿No tienes algo de Morrisey, The Cooks, Sui Generis o Devendra Banhart?
-¿Pero es Beyoncé!
-Bueeeno. Solo a ti te lo permito, porque no eres marica.
-Jajaja, ok. Oye, el martes hay una exposición sobre Szyzslo en el mali, ¡vamos?
-Ya, bacán.
-Ya, le paso la voz a Natalia y Juanca.
-¡Juanca? Pucha, no sé... La vez estaba chupando en luz verde con Alexis hasta que vino con su camisita y short, todo pulcro, presentable.
-Jajajaja, ay, ya. ¡Pero, es buena gente!
-Sí, pero naa. En fin.
-¿Vienes a Matadero con nosotros?
-¡No, gracias! Sabes que no me gusta la mariconada. Más bien, sírveme más whiskie, porfa.

Conversación 4:

-Hola, puto.
-Hola,  bitch, ¿qué tal?
-Ahí, maso, odio al papa de Ricardo, ¡no nos deja en paz! La vez pasada nos invitó a comer a la Bisteca y todo hermoso, excelente. El viernes, me voy a su casa, y se puso terquísimo, ¡peor que mujer con que no nos dejaba salir!
-Ay, pero ya fue. Ya están aquí.
-Me enerva, entiendes, me enerva.
-¿Y Gachi? Ah, por ahí está la gordita, tragando. Vomitando va a estar luego. Ya le he dicho que se aguante,  ¡pero no hace caso!
-Uh, ¿y tú?, ¿que tal?
-Bien... Te he extrañado.
-Aw, yo también.
-Sí, amigo, hay que vernos pronto.
-Sí, por favor, pero cero perras. No más con Sergio.
-Obvio, está excluido del grupo.

Algunas veces, luego de salir de ese antro gay espantoso, o de pasear por lugares poco comunes que frecuentan conocidos míos, tomo una distancia adelante o detrás de ellos. En ese preciso momento en que me encuentro solo conmigo mismo, me pregunto: ¿cómo es que puedo recrear este tipo de escenas en mi cabeza con tanta naturalidad? Entonces, creo que he fallado en algo, que el chilcano no ha surtido efecto, que el darle a placer a mis ojos no es suficiente, que estoy desubicado, y me siento más extraviado de lo normal.

martes, 13 de marzo de 2012

Carta a un torpe que dejó de ser amigo

A ti:

¿Cómo te va? Espero que estés pensando sobre las ultimas decisiones que has tomado, y sobre las personas que has conocido hace poco. Me apena ver cómo aquella gente que creyó en ti ahora se aleja, entre los cuales estoy yo. La verdad, me siento más decepcionado, que triste. Ya no eres el chico colegial que me mintió sobre su sexualidad, y al cual intenté conocer más, porque me parecía atractivo. No, ahora eres un cojudo que se deja llevar por una cara operada y unos billetes con el simple fin de pasarla bien. Qué patético te ves desde mi sitio.

Hace tiempo dejé de cuestionarme por qué nuestra amistad se fue al tacho, pues descubrí que la razón de todo era tu manía por hacerte creer a ti mismo algo que no eras. Te engañaste, les mentiste y ahora estás jodido. Quizá ahora todo pinte genial, pero tus errores ya están. No pudiste perdonarme aquella vez que fuiste a mi cumpleaños y, claro, cómo ibas a hacerlo si ni siquiera lo habías hecho contigo. Me gané odio, enojo, no solo tuyo, sino también de otros. Me equivoqué alguna vez, pero no fui tan marica como tú para negar lo hecho, y pretender que nada había pasado.

La gente no es cojuda, sabe, se informa. Si tú no dices la verdad, busca la manera de conseguirla. ¿Cómo saben que mientes? Es obvio, tu mismo engaño ha creado toda una red de mentiras que ponen en duda hasta tu aliento. Hace años pretendí ocultarme ante los demás como una víctima, que sí lo era en parte, pero solo me llevó a un camino más cruel. Equivocarse no está mal, pero tú no admites errores si no te convienen. Por eso, pides perdón cuando estás encasillado, cuando la has cagado, cuando la amistad corre peligro.

Hoy conversaba con aquel que te quiso mucho, pero al que no trataste bien después de todo. En tu defensa, puedes decir que yo no he participado del asunto como para comentar, pero te puedo decir que no es necesario ser un erudito para ver que la fregaste como ya lo habías hecho anteriormente. Encima, te metiste con una puta, y no cualquiera, un arribista. Y, es que eres tan conchudo, que te importa poco el qué dirán cuando nadie te ve, pero ante los demás usas tu máscara de caleta. Un asco, pues. Qué horrible saber que te usas para aprovecharte de los demás.

Esa fue la razón por la que no te llamé, por la que no te envié un mensaje para salir "a divertirnos" como los viejos tiempos. Sabía de todo el rollo que estaba armándose, y no me quise envolver. Me siento más cercano de comprender a tus ex novios que a ti, y jamás pensé decir esto, pero es así. Solo espero que te sepas levantar luego de tu choque. Por ahora, quiero seguir sin ti. Es lo mejor.

Chau

viernes, 9 de marzo de 2012

Atrapado

Hoy intenté escribir una carta, pero fue muy complicado. Mientras lo hacía, me vi a mí mismo hace 5 años. Fue una imagen muy triste, desoladora. Lamentablemente, no podía curar las heridas del muchacho, ni decirle nada sobre más adelante. Vinieron todas mis dudas e inseguridades a mi cabeza. Fue muy chocante recordar ciertas cosas que había olvidado, y otras tantas que había bloqueado por salud mental.

Hace poco leía que cada uno se merecía lo tenía. Bajo este concepto, los miserables tienen la vida que les corresponde, porque han aceptado esa condición hasta interiorizarla, y porque no han hecho nada que les haga desmerecer esto. Entonces, me puse a pensar que  si yo, con las comodidades que tengo, no consigo llegar sentirme satisfecho o feliz, es porque en cierta medida no he buscado nada para ser feliz, lo cual guarda mucha lógica.

Pero, salir de mi estado de desgano y tristeza es tan complicado. Es una especie de círculo vicioso, uno mismo busca autofrenarse para no avanzar. Es difícil creer que uno quiera salir de esto, y a la vez se ponga más obstáculos para no lograrlo, pero pasa, es más común de lo que se cree. No tengo muchos motivos ahora para escribir, para pintar o hacer. Prefiero pensar, pero es dañino, porque mi mente procrea historias muy fantasiosas que se confunden con mi realidad. Me marean, me ponen mal.

De pronto, me siento débil, sin ganas de luchar, sin espíritu, patético, común. Qué incómodo es esto.Conforme transcurren las noches, estos pensamientos se tornan más fuertes en mí. Es horrible, pero no sé            hacer. No hay nada por hacer. Como si eso bastara, el optimismo no es precisamente mi cualidad más resaltante.

sábado, 3 de marzo de 2012

Noche de La gorda

Ayer fui a aquel antro de nuevo. Mejor dicho, al nuevo local con la misma gente del antro antiguo. Hacía más de 3 meses que no iba, y casi nada había cambiado: las mismas personas, las mismos grupos, la misma música, los mismos tragos, el mismo ambiente incómodo en el cual no socializar es una condena. 

Pensé en verme ayer con un amigo para salir, tomaríamos unas cervezas y luego a bailar. La esquina de Vivanda de Pardo sería nuestro punto de encuentro. Llegué puntual, pero no vi a nadie, hasta que reconocí a una hipster con un tipo gordito qruzando la pista. Eran Nino y Al. Nos saludamos. Iban acompañados de una cerveza cada uno, felices, tontos, picados al fin y al cabo. Intercambiamos un par de palabras y dimos una vuelta. Llamé a mi amigo, pero no pudo venir, porque "se le presentó un inconveniente". Estoy harto de esas mentiras, así que no dije nada y colgué. Estaba oficialmente sin planes, pero tenía la compañía de mis dos amigos.

Caminamos un poco más, y entramos a Vivanda por un pack de cervezas. Fuimos a hipstercueva, conversamos, quedamos en ir al nuevo lugar, tomamos, fumamos. Me encantó que todas las puertas del pasadizo del noveno piso sean rojas con las paredes blancas. Le otorgan mucha eroticidad al espacio. Supuse que tirar ahí debe ser excelente. Le he propuesto a Nino que un día de estos me preste su oficina para hacer travesuras. Ella ha accedido con gran facilidad. Será cuestión de ver cómo y cuándo es.

Faltando 20 minutos, marchamos al dichoso nuevo lugar. Entramos, estaba muerto. Daba más pena que una fiesta temática en lola, los cigarros se habían acabado. Jodidos. Decidimos caminar hasta el grifo Pecsa del Ejercito pasando el segundo óvalo. Como Nino estaba ebrio, y yo y Al necesitábamos nicotina, el trayecto resultó no tan largo. Nos reímos el tiempo que duró, hasta que regresamos. Fumábamos en silencio, hasta que vino Ignacio con su novio y su grupo de amigos.

Juro que traté de ser amable e integrarme. En serio, hice todo lo posible por tratar de soltar algo más un hola, pero no lo conseguí. No podía. De nuevo, me invadió ese asco, esa repulsión hacia la gente que tiene la asquerosa manía de cerrarse. Era más que suficiente para mí. Lo peor de todo, es que tuve que esperar como imbécil en silencio a un tipo x para que Al se digne a entrar con todos. Allí me percaté que sería una larga noche.

El local se empezaba a llenar de hombres, abrazos, besos, risas, más asco. Me puse a reflexionar sobre por qué me daba tanta náusea estar en aquel sitio. Hace aproximadamente un año cuando fui  la pasé bien, pero ahora todo era distinto. Las personas habían cambiado, pero muy ligeramente, entonces, ¿había cambiado yo? Reflexionaba sobre esto, y la falta de motivaciones para lanzarme a mantener contacto visual con un chico o para integrarme en un grupo, hasta que me di cuenta de que Nino no estaba a mi lado, tampoco Al.

Le intenté preguntar a Ignacio dónde estaban, pero él yacía ocupado saludando a sus conocidos. Me fui al baño a lavarme la cara, a ver si así me despertaba de tal pesadilla, pero nada. En cambio, una amiga cansada y demacrada me recibió en la puerta. Ella ya no podía, yo tampoco. Mucha mierda por un día. Me marché cansado, con la herida que me ardía, pensativo, decepcionado, ligeramente triste y más estúpido de lo normal. Me propuse no volver a ir, pero quién sabe cómo será el próximo viernes.

jueves, 1 de marzo de 2012

Una pausa

Hace unos días estaba un poco deprimido, porque no encontraba aquello que me hacía simpático.   Aún busco eso. Divagaba en mis pensamientos cuándo fue aquella vez que me miré en el espejo y me di cuenta que era diferente, que había cambiado, que había dejado la ternura por algo más. Buscaba un periodo en el tiempo, y quizá fue cuando cumplí 19, no estoy seguro. Estaba sumergido en plena angustia hasta que un viejo amigo se me acercó a hablarme. Le comenté sobre mi problema, sobre los caminos que tomamos, y caí en cuenta que parecía  irreconocible. 

Años atrás me hubiera bastado más de un par de minutos para expeler, casi involuntariamente, algo de coquetería. Ahora ya no ocurría eso. Mientras hablábamos, veía que él guardaba en sus memorias la imagen que otros tantos chicos aún conservan de mí: la de un flaco dulce, con cabello ondulado y largo, suave,  y ojos grandes. Él me recuerda así, pero ya no soy así. Le expliqué cómo me miraba, pero que aún no me reconocía del todo. Yo sé que le jodió admitir que el tiempo pasa. En verdad, creo que le molestó más verme así. Empezamos a hablar del rumbo que cada uno siguió.

Él conoció un tipo de mi edad. -Mírese cómo utilizo la palabra tipo, y no persona, porque me siento en posición de guardar distancia de ese sujeto-. Se lo tiró un muy buen par de veces; le abrió su pequeño corazón, pero el muchacho desapareció, casi se podría decir que se esfumó. Aun así, él lo recuerda con tristeza y sonrisa las veces que sintió su piel y afecto. Yo, en cambio, salí con varios chicos con ganas de experimentar ser amado, pero ninguno de ellos tenía ganas de querer. Acabé cagado dos veces, y decidí enclaustrarme por sanidad espiritual. Callamos.

Estábamos en silencio cuando lo rompí para comentarle sobre ciertas cosas muy mías, y a dónde había llegado a parar con los hombres. Él se asombró un poco, me dijo que era un estúpido, que ya no tenía amantes porque no quería, que todo era cuestión de actitud. ¡Actitud, Qué pichulada es esa? Le insulté un poco, sonrío. Para ser pasivo, tienes un carácter... El me aguantó, y me dijo que sí, que todo se basaba en eso, que por último actuase mi interés y dejase de lado mis problemas mentales antes de acostarme con un hombre para así simplificarme la vida. El problema es que me gusta lo difícil, lo trillado, lo imposible, aunque me haga mal.

Me dijo algo que vengo oyendo desde hace un par de meses por varias bocas, que mis problemas mentales espantan a los hombres, a pesar de lo atractivo que quizá llegue a ser.  He llegado a creer que tal vez sí es cierto, que mis dudas, mis pajazasos mentales, aterran, pero es que no puedo controlar mis demonios así no más. Se me escapan por los poros. La gente cree que es fácil para mí salir con un tipo sonreír; lanzar un comentario astuto; sonreír más, y llevar una conversación inteligente a una más morbosa, pero es complicado. Hace tiempo decidí no ser estúpido. 

No tenía más que decir, nos miramos un largo rato. Es difícil para mí aceptarme luego de todo lo que ha pasado. Como si eso me bastara, la operación... La piel es más fresca y sensible que antes, pero con el tiempo pasará. Extraño intercambiar palabras por besos, helados por sudor o sexo por tardes. Debo explorarme más. Aprender más de mí. Como le dije a un amigo, estoy viviendo una segunda pubertad  un poco más jodida que la anterior. Lo bueno de todo esto es que tengo herramientas para salir bien librado.

A aquel amigo, ex amante, le despedí con un beso en la mejilla. Sé que no le gustan las mariconadas, pero a mí me deja, porque soy yo. Ojalá lo vea en un par de meses. Se extravía igual que otros tantos, pero regresan. Cuando llega la tarde, vuelven. En cuanto a mí, quiero jugar un poco cuando esté más recuperado.