viernes, 1 de junio de 2012

No quiero viajar

Hace un par de semanas venía desarrollando la idea de crear una organización que busque visibilizar de manera  pública ciertas demandas de derechos de los gays como ciudadanos comunes. Estaba bastante empilado al respecto. Lo conversé con unos amigos y amigas que estudian derecho, y les gustó el proyecto, pero me explicaron que sería demasiado complicado llevarlo a cabo. Todos me hicieron notar más algo que ya sé, que las transformaciones toman años, y que no siempre se dan como se desean. Además, me explicaron una serie de cosas que me dejaron medio cojudo y un tanto desanimado. Primero, que adquirir la personería jurídica era todo un trámite legal, y que necesitaría un abogado; segundo, que tenía que definir si era organización, fundación, comité, etc. Luego, que necesitaba tener claro cómo me iba a financiar y otras cosas más.

Le hablé de esto también a un profesor. Me dijo que primero desarrolle un medio y que después, en base a este, moldee una organización, porque estas son complicadas, y porque su gran fracaso  en el Perú se basa en el mal empleo de acciones para hacer visible un problema frente a la sociedad. Su idea era que desarrollase un medio de gays, por gays, y para gays. Aunque, tal cosa no me convence debido a eso. Me explicó que necesitaba manos, ayuda. Empecé a alarmarme.

Estos últimos días me he preguntado si en verdad aquellos que también son como yo buscan hacer tangible sus derechos como cualquier ciudadano, o si les importa un rábano si lo hacen o no. A veces creo que sí, pero desde cierto ángulo. Otras, simplemente que no. Como sea, no cuento con la ayuda suficiente para hacer esto.

¿Por qué no recurrir al MHOL? Por la imagen institucional que tiene, con la cual no muchos de mi generación se sienten miembros; porque sus objetivos no están orientados, en mi parecer, de la manera correcta. Mientras que el MHOL trabaja con el desarrollo de la identidad de los miembros, y realizando denuncias públicas de discriminación, no congrega a sus miembros, y a diversos actores sociales ,a debatir al respecto más allá del campo privado. La CHA (Comunidad Homosexual Argentina), por ejemplo, tiene dentro de sus objetivos principales una fuerte política de visibilización que ha obligado al estado argentino a romper con su precaria política de tolerancia para así poder poner en discusión diversos temas de la cuestión.

Me pregunto muchas cosas, pero, principalmente, ¿cómo motivar a mis amigos, compañeros a seguir luchando por un cambio pase lo que pase? No quiero viajar para sentirme reconocido como ciudadano, ni que nadie haga lo mismo.Tengo mucho en qué pensar.

PS: Por el momento, ya le escribí a Ernesto Meccia, un sociólogo argentino, sobre mi propuesta. Espero una pronta respuesta suya  que me sirva para esclarecer el panorama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario