jueves, 21 de junio de 2012

Proyecto de Cambio

Hace un par de semanas vengo desarrollando un Proyecto de Cambio, pero las cosas no han ido como las esperaba. Esto me hace pensar, ¿vale la pena el esfuerzo? (debo creer que sí), ¿conseguiré algo trabajando con quienes pienso hacerlo?, ¿estoy haciendo las cosas bien?, ¿mi futuro está acá, o no?  Doy muchas vueltas en mi cabeza pensando en lo que quiero hacer ( lograr) y mi situación, y, mientras más me cuestiono, menos respuestas encuentro.

No quiero trabajar con ninguna organización existente, porque simplemente no creo que (la mayoría) avancen de la manera correcta. Todas elaboran denuncias públicas, dan charlas motivacionales, realizan foros, informan sobre el contexto social, reclaman derechos, pero ninguna consigue nada, pues todo ocurre desde caletamente. Si no han conseguido siquiera presionar con fuerza el debate de la Ley contra los Crímenes de Odio, que está archivada, ¿cómo puedo esperar que ejerzan una mayor presión para promocionar una que haga valida una Unión Civil igualitaria?

Mi poca experiencia y lo estudiado al respecto me hacen creer que no hay otra vía que no sea la visibilización pública/mediática y la presión política para conseguir el acceso a compartir derechos ya establecidos. Los derechos están, pero no se cumplen para todos. ¿Cómo es eso? Perú, como nación, ha firmado varios convenios internacionales en los cuales defiende las minorías marginadas en las cuales descalifica a las "minorías sexuales" como parte de estas,  de manera que sea la sociedad y no el estado la que sancione estas conductas. Lamentablemente, en la escala social, varios grupos de poder, vinculados a grupos de extrema derecha religiosa, han mitificado y sentenciado la visión de los no-heterosexuales propagando una imagen errónea a la sociedad con la "libre" autorización del estado.

Por momentos, la falta de compromiso y de comprensión sobre la gravedad que se avecina, me desanima a seguir, pero debo hacerlo. Necesito demostrarme a mí mismo que puedo lograrlo, a pesar que el camino sea tortuoso y exabrupto. Tengo que luchar, porque no quiero que otro chico se levante un día más de su cama y sienta que se tiene que ir, porque acá no va a ser feliz, porque es diferente.

He estado desaparecido, pero más vivo que otros días.

martes, 19 de junio de 2012

A single man

Me dijo que lo sorprenda. Yo me quedé pensando. Se me vino a la mente esa película de Colin Firth ambientada en la década de los 60... Esa nominada al Cannes hace dos años. Esa, cuyo nombre no sabía, sería la más ideal para sentarme junto a él la tarde del jueves. Apoyaría suavemente mi rodilla junto a la suya como lo estaba haciendo en la combi y le daría otra "mirada fuerte". Ahí sí estaría justificada.

Dejé volar mi mente entre varias sonrisas que me dejaron ver como un loco a su costado. Después,  reaccioné, y le pregunté si alguna vez había matado a su madre, que yo lo había hecho. Me devolvió una mirada confundida. Le expliqué la historia, quién era mi otro amor, y por qué le había hecho tal pregunta. Hablamos de las historias de otros, de las nuestras, de que necesito un realizador de sueños, un cineasta o un director de teatro. Bajamos y seguimos.

Mientras lo miraba con la chaqueta puesta, me acordé del brutalismo, de lo imponente, fuerte, grueso... Debía parar. Centré mis ojos en el color de su chaqueta. Pensé en cara de ángel. Volví a reírme. Le expliqué que cuando estoy nervioso me río. Él se quedó en silencio. Le conté de algunos chicos con los que intenté mantener una relación. Me detalló de sus definiciones de pasión, de sexo por sexo, y sexo con amor. Me decía todo de una manera muy seria. Tanto que casi me hace creerle. Yo simplemente sonreía. Era muy Inez, pero él no era mi ex novio, ni tenía un aire pedante.

Nos dirigimos al aula. Le pedí que me acompañara a caminar. Llegamos al segundo infierno de Dante y nos sinceramos. Una vez limpios, regresamos al purgatorio. Le narré mi tragedia, y justo cuando le iba decir que no había podido escribir la historia de amor, ella apareció, impertinente y prudente como siempre. Silenciamos con palabras falsas nuestra conversación hasta que entramos.

Lo contemplé largo tiempo. No le gustan las cosas fáciles.  No quiere nada con nadie. No te acerques mucho. No hagas ningún movimiento. No sé cómo actuar. ¡Qué complicado sentirse atraído por alguien así!




viernes, 1 de junio de 2012

No quiero viajar

Hace un par de semanas venía desarrollando la idea de crear una organización que busque visibilizar de manera  pública ciertas demandas de derechos de los gays como ciudadanos comunes. Estaba bastante empilado al respecto. Lo conversé con unos amigos y amigas que estudian derecho, y les gustó el proyecto, pero me explicaron que sería demasiado complicado llevarlo a cabo. Todos me hicieron notar más algo que ya sé, que las transformaciones toman años, y que no siempre se dan como se desean. Además, me explicaron una serie de cosas que me dejaron medio cojudo y un tanto desanimado. Primero, que adquirir la personería jurídica era todo un trámite legal, y que necesitaría un abogado; segundo, que tenía que definir si era organización, fundación, comité, etc. Luego, que necesitaba tener claro cómo me iba a financiar y otras cosas más.

Le hablé de esto también a un profesor. Me dijo que primero desarrolle un medio y que después, en base a este, moldee una organización, porque estas son complicadas, y porque su gran fracaso  en el Perú se basa en el mal empleo de acciones para hacer visible un problema frente a la sociedad. Su idea era que desarrollase un medio de gays, por gays, y para gays. Aunque, tal cosa no me convence debido a eso. Me explicó que necesitaba manos, ayuda. Empecé a alarmarme.

Estos últimos días me he preguntado si en verdad aquellos que también son como yo buscan hacer tangible sus derechos como cualquier ciudadano, o si les importa un rábano si lo hacen o no. A veces creo que sí, pero desde cierto ángulo. Otras, simplemente que no. Como sea, no cuento con la ayuda suficiente para hacer esto.

¿Por qué no recurrir al MHOL? Por la imagen institucional que tiene, con la cual no muchos de mi generación se sienten miembros; porque sus objetivos no están orientados, en mi parecer, de la manera correcta. Mientras que el MHOL trabaja con el desarrollo de la identidad de los miembros, y realizando denuncias públicas de discriminación, no congrega a sus miembros, y a diversos actores sociales ,a debatir al respecto más allá del campo privado. La CHA (Comunidad Homosexual Argentina), por ejemplo, tiene dentro de sus objetivos principales una fuerte política de visibilización que ha obligado al estado argentino a romper con su precaria política de tolerancia para así poder poner en discusión diversos temas de la cuestión.

Me pregunto muchas cosas, pero, principalmente, ¿cómo motivar a mis amigos, compañeros a seguir luchando por un cambio pase lo que pase? No quiero viajar para sentirme reconocido como ciudadano, ni que nadie haga lo mismo.Tengo mucho en qué pensar.

PS: Por el momento, ya le escribí a Ernesto Meccia, un sociólogo argentino, sobre mi propuesta. Espero una pronta respuesta suya  que me sirva para esclarecer el panorama.