sábado, 21 de noviembre de 2015

Crueles 25

A veces no sé qué diantres voy a hacer con mi vida, como ahora. Tengo certezas de cosas muy básicas: me gustan los colores, disfruto leer en silencio, me encantan las películas (sobretodo, y últimamente, los documentales), no creo del todo en el amor y escribo porque tengo que hacerlo.

Releo lo escrito y no sé de qué sirve que me gusten los colores en torno a cómo sobrevivir en esta ciudad. En verdad, no sé bien qué utilidad le puedo encontrar a varias cosas que me gustan. Es triste y decepcionante. Me gustaría tener otros talentos, como vender cosas o vender ideas. No soy nada hábil vendiendo cosas.

Pienso que soy un poco concha en pedirle a un desconocido que me diga cuáles son sus talentos si ni yo tengo claro cuáles son los míos, pero así son las cosas. Qué difícil puede resultar reflexionar sobre tus fortalezas, debilidades, expresarlas luego en una carta, tratar de no resultar aburrido (ni tan esnob) y ofrecerte como el producto que necesitas para que tu sistema digestivo funcione.

Para variar, salto de temas, pero sucede que mi tercer chakra es una desgracia. No lo puedo evitar. ¿Es esto la crisis prematura de los 25 de no saber qué diantres vas a hacer con tu vida! ¿Es tan jodido? ¿Será peor cuando esté a puertas de cumplir los 40? Soy muy denso. Piensas mucho, Max.

Sí, puede que sí, pero no sé... Aún no sé cómo el tipo con el que salgo sigue estando a  mi lado. Supongo que a veces "cumplo".

Creo que mis padres están desesperanzados conmigo. No hay mucho que hacer al respecto: o los hago felices o sobrevivo. De pronto no resulta tan atractivo como vivir, pero te da cierta independencia, con toda la precariedad que envuelve el sentido. Como sea, todavía estoy y algo he vivido.

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