No tiro cuando, ni cuanto quiero. A veces, ni con quien me da la gana. Tampoco amanezco en la cama que deseo; ni mucho menos de la forma más adecuada. No tomo descontroladamente; ni me juro el yolo del año cojudamente. No tengo dinero; menos cigarros. Vivo con mis viejos. No consigo prácticas. No hago ejercicios. No tengo un cuerpazo. Me pierdo entre la fantasía y la realidad. En fin, soy soltero, y no hago (para nada) lo que quiero.
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