Hace mucho tiempo, en Arco Iris Town, en las tierras de Gayland, vivía un príncipe de cabellos ondeados y castaños llamado Maxxienieves. Su cuerpo era alto y delgado como un alfiler, su piel blanca como el papel, y sus ojos amarillos como el sol. Él habitaba en una gran palacio de cristal junto a sus sirvientes Valetodinos y su querida madre Yekacienta, quién había perdido a su pareja hace mucho en un duelo con Vizcondelmort, rey de Putiland. El príncipe tenía bajo su posesión un objeto de mucho valor llamado "El Consolatorium". Este era un báculo de poder hecho del más fino metal que jamás haya existido y en una de sus puntas tenía una esfera de marmol que decía AYR; es decir, el lema del reino: Ay, qué ricow. La importancia de que este objeto permaneciera en tenencia de Maxxinieves era sumamente grande, ya que sin él no hubiese existido el equilibrio emocional en Gayland y todos sus habitantes habrían vivido Drama Queens todos los días de su existencia. Así mismo, otorgaba la facultad de controlar a todo ser vivo dentro de las tierras del reino al poseedor. Sin embargo, había alguien que ansiaba el consolatorium con el fin de tener más poder: La Putisima del Oriente.
Esta bruja vivía en la montaña más alta y fría del mundo a las afueras de Gayland, Bitchland, donde la sonrisa de hasta los más sonrientes era capaz de extinguirse y la promiscuidad rondaba en el aire. Ella, que antes había sido una sirventa Valetodina, siempre quizo ser princesa de aquel bello lugar. Por eso, todas las noches le imploraba a la diosa Perrisa para que pudiese cumplirle su deseo. Así fue que la diosa habiendo oído sus suplicas la sedujo al ritmo de Aquarin para que escapara del palacio y se fuera a Bitchland para lograr convertirse en reina. Sin embargo, lo que la diosa deseaba de verdad era tomar forma humana, por lo que intento de forma fallida apoderarse del cuerpo de la joven, ya que la diosa Orgasmisima le envió un Orgasmillo desde Placerise, la tierra de los dioses, para que reaccionara y logre huir. Asustada, volvió al palacio, pero nadie le creyó porque su rostro había quedado más desfigurado de lo normal. Por ello, maldijo a todos los habitantes del reino y prometió que volvería para retomar venganza sobre el derecho que según ella merecía.
Esta bruja vivía en la montaña más alta y fría del mundo a las afueras de Gayland, Bitchland, donde la sonrisa de hasta los más sonrientes era capaz de extinguirse y la promiscuidad rondaba en el aire. Ella, que antes había sido una sirventa Valetodina, siempre quizo ser princesa de aquel bello lugar. Por eso, todas las noches le imploraba a la diosa Perrisa para que pudiese cumplirle su deseo. Así fue que la diosa habiendo oído sus suplicas la sedujo al ritmo de Aquarin para que escapara del palacio y se fuera a Bitchland para lograr convertirse en reina. Sin embargo, lo que la diosa deseaba de verdad era tomar forma humana, por lo que intento de forma fallida apoderarse del cuerpo de la joven, ya que la diosa Orgasmisima le envió un Orgasmillo desde Placerise, la tierra de los dioses, para que reaccionara y logre huir. Asustada, volvió al palacio, pero nadie le creyó porque su rostro había quedado más desfigurado de lo normal. Por ello, maldijo a todos los habitantes del reino y prometió que volvería para retomar venganza sobre el derecho que según ella merecía.
Todos convivían en armonía en Gayland y trataban de no tener contacto con otros reinos; no obstante, el día de cumpleaños número 40 de Yekacienta, Vizcondelmort le envió a la reina un Mensajillo Pajillero con un Ave Latex en la cual expresaba su terrible desespereación por ser perdonado en persona por ella misma. Aunque a Maxxienieves no le pareció una buena idea, su madre, que era considerada la mujer más pura y buena de aquel lugar, invitó al rey de tierras lejanas al palacio a un baile real para que concedirle el perdón sagrado. La noche de la fiesta, Yekacienta no sólo aceptó las disculpas del rey de Putiland, sino que aceptó su invitación para visitarle a su palacio con frecuencia para discutir sobre un tema de vital importancia que era cómo convencer a la princesa Rupertinina, dueña del bosque de los Sementaris, que les obsequie una semilla. Ella era la gobernadora de las tierras de Tracaland en donde abundaba aquellos arboles cuya sábila blanca se decía prolongaba la vida y daba una fuerza sin igual.
Con el paso de los meses, Yekacienta se casó con Vizncondelmort y le siguieron años prósperos a Gayland, pero un día la reina sufrió varias veces casos de histeria y depresión, algo no estaba bien. Maxxienieves, al enterarse de la situación, galopó su celeste corcel hasta llegar a las ruinas de Smallfoot, al pie de las montañas Legendark y cerca al límite con Tracaland, donde consultó a los más grandes sabios la tierra, Los Pequeñosos, qué ocurría con su madre. Su respuesta fue la siguiente:
"La reina poseída está
de una mal trago que a ella alguien le da.
Es alguien que con ella se encuentra.
Ha de perecer si su corona no se va.
De tierras lejanas, ha venido,
como un perro caído.
Su cara está desfigurándose,
más su poder se halla acrementándose.
Echarlo de Gayland debes,
o si no será tarde Maxxienives.
Vizcondelmort, el nombre del mal es.
A Arco Iris Town tienes que volver de una buena vez."
Él príncipe había intuido que lago malo iba a pasar con la llegada del rey de Putiland, pero nunca tanto. Inmedeiatamente, se puso en marcha hacia Arco Iris town, pero en el camino hacia allí un olor extraño se incrementaba en el aire, promiscuidad. De pronto, el camino desapareció y a lo lejos pudo percibir 4 sombras que se acercaban en dirección hacia él. Hasta que los tuvo a 2 4 metros de distancia y vio que eran Amixeris, jinetes que con sus movimientos corporales te dejaban un trauma psicológico. Ni bien Maxxienieves los reconoció, giró con su caballo ,y empezó a galopar todo de frente hasta que logró escapar de aquel aire asfixiante y de los Amixeris. Él princcipe siguió montando hasta que llegó a los límites con Tracaland. Tenía que salvar a su madre y su tierra, mas no sabía cómo, por lo que empezó a desesperarse. En ese momento, apareció Hadis Marquis, el hado padrino de la familia, quién le aconsejó ir con su tía Rupertinina. Era hora de pensar en un plan par salvar Gayland y descubrir qué cuáles eran los planes de Vizcondelmort.