lunes, 5 de septiembre de 2011

Preguntas en la oscuridad

Corre en la oscuridad, sin sentido, de manera que no lo puedan alcanzar. Corre, pero un golpe en la nuca hace que se caiga. Empieza a llorar, pero no de dolor. Intenta levantarse, pero uno le golpea la pantorrilla, cae al suelo. Entonces, siente la primera patada en el estómago, se queda sin aire. Empieza a toser, mientras le siguen pateando. Ahora escupe sangre, su cerebro se calienta. Se retuerce por algunas convulsiones. No puede reaccionar, y ellos le siguen pateando. Entonces, uno ve una botella de 3 litros y tiene una gran idea: hay que clavársela por el culo.

No puede ver bien, pues tiene los ojos hinchado, pero 3 de ellos ya se han encargado de ponerlo boca arriba y rasgarle los pantalones. Uno le coje los brazos, dos ambas piernas, y otro se arrodilla para introducirle la botella. Los gritos de dolor no se hacen esperar, pero no hay más que silencio. Ya entró la puntita, dice uno. Se excitan con su rostro sufrido. Él grita, y quiere safarse de ahí. Entonces, le golpean la cabeza. Ahora está a la mitad. No entra más. La sangre es abundante. En un acto de desesperación, el arrodillado se pone de pie, y patea la parte trasera . Listo, ya ingreso todo. Él inconsciente no se mueve, ha pasado un rato desde que ha dejado de poner resistencia. Finalmente, se van.

Hola, ¿dónde estás? Sé que ya no estás aquí. Me pregunto cómo te sentirás. Espero que mejor. Nadie quiere morir de esa forma. Lo sé. La ciudad está muy insegura últimamente, lo debes saber bien. ¿Por qué caminaste en la oscuridad?, ¿por qué no te fuiste a la casa de un amigo?, ¿qué hacías allí esa noche?, ¿Por qué nadie se acerco?, ¿por qué la gente está loca?, ¿por qué no gritaste más fuerte? Me pregunto tantas cosas, y estás tan lejos, o eso creo.

Intento buscar respuestas a cosas que no las tengo, y me acongojo al saber que no estás. Nadie merece morir de así. Sí, te lo repito, porque me parece atroz. Tengo la imagen tuya clavada en mi cerebro, y la de tu hermana llorando. No sé qué me dio más pena, si ver tu cuerpo destrozado o a tu hermana desesperada. Yacías irreconocible en piso. Parecía una de esas muertes de película con la diferencia de que yo era un personaje más, y tú el cadáver.

Mientras te veía, pensaba, esto solo me puede ocurrir a mí. ¿Qué cosa le podría decir a tu hermana?, ¿que iba meter a la cárcel a unos criminales anónimos? No tengo los recursos para hacerlo. Además, ambos sabemos que todo se paga tarde o temprano, pero no así. Nunca así. Me siento tan afortunado de poder respirar, comer, y vivir un día más, y me pregunto, ¿por qué te tenía que tocar así? ¿El destino? ¿Una serie de razones programadas?

No entiendo. Quizá no quiero comprender, porque me resulta ilógico que ahora estés muerto, y yo aquí, tratando de explicar el mar de pensamientos que ronda mi mente. ¿dónde estarás? ¿Seguirás corriendo, gritando (o tratando de hacerte oír)? Son muchas preguntas, y tarde o temprano me las darás. Por ahora, es momento de seguir.

3 comentarios:

  1. Espero que esto sea solo ficticio, aunque bien sé que esta puede ser una historia que se repite a diario, cambiando personajes, paisajes y formas. Una vez mas me aterra la bestialidad humana

    saludos, dear Max

    ResponderEliminar
  2. A PESAR DEL DOLOR HAY QUE SEGUIR PORQUE VALE LA PENA. POR ELLOS. POR TODO LO QUE HAY POR HACER.
    PORQUE HAY QUE SEGUIR CREYENDO QUE ALGÚN DÍA EXISTIRÁ LA JUSTICIA. LA DIVINA, NO DUDO ESPERO QUE EXISTA LA TERRENAL

    SALUDOS

    ResponderEliminar
  3. Didier Feriitas: El relao está basado en una historia real que me contó un amigo respecto a una noticia que leyó. Me pareció increíble y escalofriante hasta qué punto llega la bestialidad humana. Me impactó bastante, por lo que quise brindarle una conmemoración a través de un relato.

    Escribir es seducir: Todo se paga aquí, de una u otra forma. Eso creo yo.

    ResponderEliminar