sábado, 14 de enero de 2012

El pequeño bufón

Converso contigo y me doy cuenta de lo estúpido wannabe que eres. Simplemente me sonrío para mí. Es más fácil hacerlo cuando estoy del otro lado de la pantalla también. Si estuviera delante tuyo, creo que te habrías ido hace un buen rato al ver mi cara de burla. De alguna manera, me haces recordar a la perra con la diferencia que tú eres más chibolo y más empático, pero estúpido. Ahora, el problema no es que lo seas, sino que tienes que saber qué tanto serlo y con quien.

Esto me lleva a pensar que quizá yo también soy un poco estúpido cuando intento conocer a un hombre que me agrada. Pero, así soy yo para esas cosas. El problema contigo,  es que te crees la gran cagada, y no soporto los hombres así (ni tampoco muchos lo hacen), y si sigo hablándote es solo para reírme. Sí, soy un hijo de puta. Pero, tú me das motivos. ¿Qué puedo hacer?

Claro, hablar contigo es totalmente distinto a hacerlo con la perra. A ese huevón puedo darle su abrazo, saludarle con besito, y conversarle. Pero, siempre nuestro mutuo odio está presente, nos atacamos con indirectas, porque no nos sabemos soportar del todo. Es simple. Además, tú tienes modales, aparentemente, mientras que la perra no. Si los tuviera, quizá podría ser llamada una zorra, pero, como es marginal, no los tiene. Aunque, ya he hablado mucho de la gordita.

Pensándolo bien, sí eres distinto a la perra. Ella está en la condición que está porque es astuto y sabe con quién meterse para joder a otro o para beneplácito propio, ¿pero tú? Tú entretienes, y eso te hace ver más tonto de lo normal, pero inocente. Es tierno, ¿no? Así le gustan a ciertos hombres mayores. Tu mente aún divaga en la inmadurez, y está bien, pero es risible.

Ya he pasado por eso, solo espero que los ácidos del peeling no te quemen la cara y que no te choques tan fuerte. Eres un bufón, y me divierte verte así, pero qué pena me das. Peace.

3 comentarios: