sábado, 1 de octubre de 2011

Super 20 años

El dedo con tinta indeleble como señal de asistencia al cumple de Sofi.

Eran las 11 de la noche, y aún no llegaba a  la fiesta. Estaba parado, con frío,esperando la dichosa combi que me llevaría a mi destino, pero no aparecía. Con el pasar de los minutos, me impacientaba. Hay que incluir a todo esto que me sentía el gay más visto del mundo, a pesar que estaba todo vestido de negro, salvo por mis zapatillas blancas. Quizá fue mi cara de noséquéhagoalguienporfavorsálveme la que hizo que una chica me guíe en la ruta a tomar un carro dentro de toda mi desubicación espacial, no estoy seguro. Como sea, le estuve agradecido.

Aterricé en el happy depa temprano, tiré mi casaca a un lado, y me dispuse a servirme un vaso de lleno de ron. Hay que añadir que estaba en una reu str8, y que vetaron el uso los condones que estaban en la mesa de centro para mí. Maricas, tod@as.  Saludé a mi amiga Sofi por su cumple, y los demás que estaban reunidos también.  Parecía uno de esos reencuentros donde todos se saludan entre todos; se cagan de la risa por estupideces; recuerdan a las perras; rajan entre ellos cuánto ha engordado o adelgazado tal persona, y esperan con ansias ver quién la caga más rápido para grabarlo y reírse a mil el día siguiente. Los sándwiches de Sofi volaron al toque, ya ha aprendido la receta casera, y la Coca Cola se acabó. Entonces, decidí irme al grifo cercano a comprar más con el vege y otra gente.

Fuimos cada uno con su vaso de ron en mano, y entramos riéndonos de la vida, mientras la chica que atendía nos miraba asustada como si fuésemos a vomitar toda su tienda o causar un desmadre. Estaba pagando en la caja cuando ingresó un tipo en sus cuarentas. Era alto, usaba lentes tenía el cabello castaño, y un aliento a ron maldito. ¿Dónde está la caja rápida!, ¡quiero una caja rápida! gritaba el hombre que con las justas se mantenía en pie. Luego, me vio, lo miré, y me dijo, Flaco, me gustan las cosas rápidas, ¿pero por qué esta pendeja se demora tanto en la caja! No sé, le respondí. ¡Quiero una caja express o embriagaré a todos con mi tufo!

Juro que no podía más. Tenía que salir de allí, o morirme de risa, y ver qué tan lejos podría llegar el tipo del tufo. Estas cosas solo pasan en la reu de Sofi. Después de un rato, vino Jojo con un amigo. Mis amiguitos ya estaban mal, y empezaron a  cantar canciones en inglés conforme las caras en las fotos cada vez salían peor. Jojo solo podía tomar cosas incoloras, y le di a probar 'El Pisco Tío Carlos', un demoníaco y poderoso liquido denominado pisco preparado por el tío de Sofi cuyos efectos graves varían de acuerdo a la persona y la situación. Solo faltaba Lindsay, el weed, y listo.

Como a las dos de la madrugada, vino Lindsay con su pollita. La primera estaba más picada que la segunda, y venían cargadas con un super troncho poderosísimo. Basta decir que lo prendimos, lo fumamos un toque, y el cuarto se horneo maleadamente. De pronto, una nube media gris, media amarilla yacía sobre nuestras cabezas, y empezaba a reírme por estupideces. Sí, lo admito, cuando estoy bajo ciertos efectos me río demasiado, tanto que no puedo hablar bien, solo me río, como loquito, sin parar, sobre cualquiera cosa. Es una imagen muy decadente, y muy cague de risa de mí, pero es la vida real.

Una vez que ya habíamos probado de todo con mis amigos, el chico que vino con Jojo se fue, y yo me puse a cantar Britney Spears con las flacas de mi u. Estaba en mi onda bailando y cantando a la gordita cuando pusieron el Pokerap. Sí, el Pokerap, porque mis amigos son fans de Pokemón, y es inevitable no cantar alguna canción de Pokemón, Digimónn, o El Rey León cuando estamos en grupo por el simple gusto de hacerlo. Jojo se reía de mis estupideces, mucha gente ya se había quitado, una amiga estaba más borrachayarrebatada que Paris en crack, y comenzaba a sentir la bajada.

No pasó mucho para que le dijera a Jojo para irnos juntos. Me despedí de todos, acompañamos a Lindsay a tomar su carro con Samantha, al vege para que se vaya con Ash, y al final nos fuimos a tomar nuestro taxi. Mientras esperábamos, un grupo de maricas nos hizo bulling, jajaja. Estaba tan mierda, que me empecé a reír como poseído hasta que llegó el taxi. Adentro, sacamos unas conclusiones sobre ciertos personajes del grupo, y hablamos sobre él. 

3 comentarios:

  1. Me alegra que te lo pasases tan bien, riendo tanto.

    Un abrazo.

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  2. Que buena noche, me dieron ganas de parrandear, de tomarme hasta las copas de los arboles, y tomar de todo menos decisiones...

    saludos!

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  3. Piece for ever: Muchas gracias!

    Didier Freítas: Sí, fue una noche de copas, una noche loca, y la pasé muy bien.

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