lunes, 25 de julio de 2016

Volver

Siempre vuelvo sobre mí. Es justo y necesario. Verdaderamente, es justo y necesario. Es nuestro deber y salvación.

No siempre sé cómo empezar sin embargo. Sobre qué hablar, qué decir.

Podría decir, por ejemplo, que he vuelto a tener un encuentro con la muerte. Que ya van 5, aunque solo hablé con 3. Que estoy en alerta.

Podría decir que aún no ha llegado la hora de leer La Odisea. Quizá no encontrar un ejemplar a buen precio en la feria fue lo mejor. No lo hubiera soportado con la noticia de ayer en la noche. Tal vez, hubiese sido demasiado.

Podría decir que no tengo tanto miedo de morir, como de morir joven. Que me aterra conocer a alguien por estos días y descubrir su nombre en un obituario no más de 3 años después de nuestra primera charla.

Tengo terribles errores de sintaxis. El asunto es que lo leo todo en mi cabeza, pero no lo escribo. Entonces, no digo nada de lo que quería decir, porque ya lo dije, aunque no lo haya escrito. ¿Me entiendes? Es un proceso muy rápido, casi incontrolable. Yo detesto las pausas que generan la manía de corregir textos. No son naturales.

Me gusta tener esos vómitor verbales, aunque me pierda un poco y luego regrese a corregir 'vómitos' porque está mal escrito y luego continúe, aunque me pierda...

Y luego el vacío.

Pero es así, me gusta escribir así. Qué conflicto entre entenderse y saberse entender. Como sea, ya pasé del miedo a saberme entender.

Podría decir que es suficiente por hoy y quizá sí lo sea.

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