viernes, 21 de enero de 2011

Mi princesa de Fuego II

Ella respira la libertad restringida desde su habitación. Ha perdido su brillo. Es débil. Cada día al despertar me sonríe para hacerme saber que está bien, me alegro con ella. A veces me abraza, muy suavemente. Jugamos con nuestras manos, y le susurro que está más flaquita. ¿En serio?, me dice. Sí, le digo. Ella se alegra, me gusta verla sonreír. Entonces, bajamos de la mano a desayunar.

Comemos en silencio, o entre risas. Habla poco, y cuando lo hace te fulmina con su mirada sin querer . Lleva en sus ojos la alegría oculta. Siempre sonríe, aunque al recordarse llora. A mí me duele verla así. Nunca sé cómo actuar para que no se ahogue más. Sufre adentro, yo también. Cuando eso ocurre, la abrazo, muy fuerte, y le digo que todo irá bien. Ay flaquito, flaquito, susurra entre sollozos. Yo la acompaño, pero no puedo llorar.

Luego, antes de acostarse, me dice lo mucho que me quiere. Algunos días me quedo a su lado viendo una película mientras le acaricio el pelo. Nunca nos hemos abierto el corazón, pero nos queremos. Dormir con ella es alcanzar el cielo, y ver que estás con un ser divino a tu lado. Su paz es mi consuelo. Lamentablemnte, mi consuelo no es su mejor opción.

4 comentarios:

  1. Veo que sigues amándola... Eso que mi consuelo no es su mejor opción ¿habla de un amor no correspondido?

    Un abrazo

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  2. algunso nacen para amar y otros para ser amados!!

    acotacion:
    -dverias voltear la pagina, total siempre hay un mañana!!

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  3. Hola realmente quede fascinado con este post, me encanto desde la primera hasta la ultima letra, tu blog tambien muy chulo gracias.

    Saludos desde Cuba

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  4. Peace for ever: Es mi hermana, y sucede que consolándola no voy a calmar nunca su dolor interno.

    R.D. Slater: Jajajajajja, ¡es mi hermana!

    Delphos: Gracias, eres bienvenido cuando quieras.

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