lunes, 9 de noviembre de 2009

Ella

Ella era muy hábil para la cocina. Ella preparaba todos los viernes grandes Buffets para toda la familia. Ella era la responsable de los ataques de estrés de mi vieja. Ella gustaba de vernos sentados y riéndonos. Ella nunca me dejó ayudarla en al cocina, pues decía que mi lugar era con los niños.

Un día de verano te mudaste a mi casa. Yo estaba muy feliz, pero tú no lo estabas del todo. Con el correr de los días te acostumbraste. Siempre fuiste buena al momento de enfrentar situaciones nuevas. Siempre admiré tu fuerza y sensibilidad. Me enseñaste que el trabajo dignifica al hombre y uno deja de ser humano el día que deja de amar o empieza a odiar. "Lo importante no es solo ser feliz, porque eso es simple, sino aprender a compartirla". Parece que todos hubiesen olvidado tus palabras, tus bromas, tus comentarios de doble sentido. ¿Recuerdas cuando nos fuimos a visitar a D y me dijiste que el nombre de su hijo era de perro? Fue muy gracioso. Siempre te gustó hacer ese tipo de comentarios sin temor a esperar una respuesta. Nunca te quedaste callada, siempre decías lo que pensabas, pero "con tino". "Uno siempre debe aprender a respetar y a hacer bromas de los demás sin agredirlas".

Todo era tan simple en ese entonces. Yo llegaba del colegio. Tú me recibías con mi Nana y llamabas a Ro... para que viniese a servirme el almuerzo. Era un placer almorzar contigo y ellas. No había almuerzo en el cual no hablásemos de algo relacionado con sexo o familiares. Yo me burlaba de todo y tú me tirabas el tenedor por encima de la cabeza cuando exageraba. Algunas veces me caía, otras no. Luego de hacer mis tareas, en la noche, me iba a tu cuarto a ver televisión. Tú estabas viendo tu misa y yo le cambiaba a "ese canal donde solo pasan calatas". Algunas madrugadas me iba a tu cuarto a dormir contigo, otras no.

Recuerdo que cuando me golpeaban por salir mal en matemáticas eras tú la que lloraba. Yo no lo hacía, pero verte llorar me ponía triste. Me dijiste que "el resentimiento no conlleva a nada positivo". "Es como un bichito que te impide crecer". Siempre me dijiste que me ezforzara para ser grande, pues que estaba destinado al éxito. A ti te gustaban mis dibujos, esculturas, canciones, cartas, acrósticos y demás. Creías que quizá sería artista, cura, escritor o algo parecido. Nunca me pediste nada, salvo ser feliz y sonreír. Claro,"siempre uno debe ser feliz sin pisar otro, ¿por qué? Así te joden menos"

Hace ya varios mases que no estás. Qué poco sonrío en comparación a esos tiempos. Cómo se acaba en mí la felicidad al llegar almorzar. ¿Estás en buen lugar? No lo sé. Sólo sé que donde sea que estes tu sonrisa de mi mente nunca se irá.

5 comentarios:

  1. Que lindo y enternecedor ¿Era tu abuela?

    Escribes muy bien, me ha llegado al alma.

    Un abrazo,

    Josep

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  2. Parece que guardas un lindor ecuerdo de esa señora. No creo que sea tu abuela, era alguna empleada?

    Saludos.

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  3. agradece que la has tenido buen tiempo contigo

    admito haber llorado leyendo, me hizo recordar a algo que me pasó este año con una persona realmente especial... grandes personas nunca se olvidan, más si son parte nuestra :)

    sería genial que ella te viera reir como antes, eso seguro que quieren los que realmente nos estiman(a pesar de todo lo que pasemos, no se debe olvidar sonreir sinceramente)

    genial el post (me lagrimeó), saludos :)

    PD: creo haberte visto más de una vez en la U

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  4. muy emotivo, suerte la tuya que pudiste compartir muchas cosas con ella, yo la perdi cuando cumpli el pirmer año de edad. quisiera hablar contigo....saludos.

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