domingo, 26 de junio de 2011

¡20!

Hola, así como algunos sufren de crisis existenciales a los 30 o 25, a mí me está dando a los 20. No creo que el mundo se va a acabar luego del 17 de julio de 2011, y que voy a tener que ser amante del botox para poder vivir en paz. Es solo que veo atrás, ¡y son 20 años! Puede parecer poco, pero para mí es un pincho. Es más, yo juro que ayer cumplí 18, pero mi DNI dice otra cosa.

Estoy medio bipolar, y es que por un lado ando super feliz de cumplir 20, y de por primera vez tener los ánimos para organizar una fiesta con onda medio pop/vintage, y ver a todos ebrios hasta que no puede pararse. Pero, por el otro, ando medio emo, porque siento que no tengo la ayuda necesito, y porque no he cumplido varias metas que me había propuesto para esta edad, como al menos tratar de estar en una relación formal, escribir una serie de cuentos, etc.

Quizá sea muy cojudo para pensar en esas cosas, pero tengo 19 (aún), y el tiempo corre, y a veces no tengo idea de dónde va para esto. Solo quiero que las cosas salgan bien. Estoy viviendo una etapa de transición, eso lo tengo clarísimo. Últimamente han pasado cosas que me han hecho reflexionar sobre lo que quiero, y cómo lo quiero lograr. Sonará simple, pero quiero hacer las cosas bien. He tomado varias decisiones. Algunas joden mucho a otros, otras no.

Una muy buena amiga mía me ha ofrecido el departamento de su flaco para hacer la fiesta, pero quiero pedirle ayuda a mi hermana. Ya faltan pocos días para mi cumple, y no puedo negar que tengo un poco de miedo ante las expectativa que he generado en alguna gente, y porque quiero que todo salga de la puta madre. Sé que no todos irán, y que no a todos les va a gustar el tema, pero, qué chucha, es mi día, y lo celebro como quiero.

lunes, 20 de junio de 2011

Aprender

A finales del 2009 yo salía con D. Todo era perfecto. Claro, para mí. Habíamos hecho varios planes de salida juntos para el 2010, nos veíamos con cierta regularidad, y estudiaba cerca a mi universidad. Las cosas aparentemente marchaban bien, pero la verdad es que yo no quería ver lo que "era obvio": él aún seguía cagado por su ex. A pesar de que varias personas me lo advirtieron, decidí salir con el 31 de diciembre para ir de camping, para que a las 2:35 p.m. confirmara dichas sorpresas, y acabase sintiéndome imbécil por no abrir los ojos cuando pude hacerlo.

Es cierto que algunas veces aprendemos a golpes, unos más fuertes que otros, y quizá queremos que otros aprendan de la misma forma, pero no es el caso. Creo que cada uno llega en un momento indicado, y que no se debe incitar a que otra persona se golpee antes de lo debido si lo que se quiere es que aprenda. Tampoco soy partidario de que se prevengan. Esto me parece de lo peor, pues no permite descubrir experiencias a la otra persona.

Existe gente que si sale con un tipo que no le gusta, le termina, y su excusa es que tarde o temprano le tocará aprender. Y, quizá está bien, pero no se trata de basarse en eso como pretexto para terminarle a alguien. Muchas veces he oído de patas que acaban relaciones por el bien del otro, "para que aprenda", y, francamente, me parece una estupidez, porque existen motivos mucho más trascendentales para acabar con una persona.

De otro lado, están las personas que se aferran a la relaciones, porque no quieren que el otro salga lastimado, porque aún es un bebe y el mundo es cruel. Eso me parece también terrible, ya que no se puede privar a alguien de una experiencia, y porque no se puede pensar siempre en la felicidad de la otra persona sin tener en consideración la propia. No se trata de egoísmo. Es solo que uno no debe sentirse atado a alguien solo para que no sufra, sin considerar la auto-realización personal.

Las lecciones llegan en diversos momentos, y depende de uno si decide aprenderlas o no. Es tonto pretender que el otro aprenda por más castigo o refuerzo que se le otorga, si no tiene ganas de adquirir el conocimiento. Cada quien ejerce control sobre lo que quiere saber, y lo que no.

miércoles, 15 de junio de 2011

Juego de roles

Era finales de diciembre de 2008. Las cosas no marchaban bien. De pronto, todo se jodió: I se acostó con su ex, y me lo hizo saber. Entonces, me refugié en su mejor amigo con quien mantuve una de las mejores conversaciones morbosas hasta ahora. Luego, él se enteró. Me hizo el peor escándalo del mundo, y se largó a Cádiz. Una vez allí, se tiró a media ciudad. Mientras tanto, me quedé en lima sintiéndome mal por lo que hice . En ese transcurso, me dejé gilear por el pata que él más odiaba. Sin embargo, cagué a este de la peor forma.

Las situaciones que atravesamos siempre son distintas, las acciones también. Cada fracción de nuestras vida es como una escena de película. A veces se es villano, otras la víctima, algunas el amante, unas tantas el esposo, etc. Nos acomodamos a cómo nos sentimos en ese instante, y al modo que el contexto lo exige. Nunca somos estáticos, nos estamos transformando, incluso sin darnos cuenta.

No es bueno encasillarse en un rol, pues uno limita su percepción de la realidad. Ello genera conflicto con los demás, pues no todos están predispuestos a tratar con el mismo sujeto siempre. Si eso ocurre, puede parecer un estúpido o un apático de mierda. Es bueno ser consciente de lo que se es en cada situación, sino se acaba por estancarse. Tampoco es bueno exagerar el personaje. La vida continua: solo tienes que moverte.

lunes, 13 de junio de 2011

Simplemente, no te quiere (,o NUNCA aprendes)

Es fácil decirlo, pero no que te lo digan. Quizá tú c ees que el chico por que no te habla y se hace el difícil, en verdad sí quiere contigo, pero juega a hacerse el misterioso para así crear cierta fascinación tuya hacia él. Entonces, te ilusionas, y crees que no te llama para seguir en el juego, sin embargo, tarde o temprano terminas dándote cuenta de que simplemente no te quiere, que no te hace caso porque no le interesas más que como un amigo, y que en realidad lleva semanas saliendo con tipo -sí, un tipo, porque no le puedes decir chico-, mientras que tú esperas que él venga de la nada un día y te diga: ¿salimos?

Ilusionarse apesta. Lo sé por experiencia propia, pero, lo peor de todo, es que es irremediable no hacerlo muchas veces. Cuesta tanto no dejarse llevar por tus sueños, y creer que todo va a ser lindo at the end of the road, luego de todas esas amargas esperas por su llamada o una muestra de afecto, y que van a vivir felices por siempre mientras el sunset te acoje con tu chico, hasta que tarde o temprano la realidad pasa factura, y bajas de las nubes.

Lo peor que deviene de idealizar el amor perfecto es cuando le pones excusas a todo, o para todo le encuentras una respuesta lógica. Así, si él se olvida de tu cita, está cansando. Si no te habla mucho, es que es tímido. Si te dice que no quiere ir al cine ver una comedia romántica porque le parece estúpido, quizá se hace el interesante. Si te regala chocolates, pero no te habla, le cuesta expresar tus sentimientos. Si dice fresh todo el rato, es que sus amistades no son las indicadas.

Esto no es malo en pequeñas dosis; sin embargo, lo terrible es cuando no consideras la otra opción que quizá el chico no te hace caso, porque no le atraes, no le importa salir contigo en plan de cita. Es ahí cuando surge el problema, porque de seguro tú, webon, webona, crees que el del problema es él cuando tu tonta cabeza ha sido la que ha creado esas respuestas para "salvarse" de la triste realidad.

Así que la próxima vez, no solo vueles, también aterriza. Tampoco le heches la culpa al mundo, fíjate primero en tus errores antes de rajar/criticar a los demás, o de explotar con el universo; y, si vez que el chico no te hace caso, asume que quizá no quiere tener una relación contigo, di next y sigue la vida. Aún existen muchas veces para que llores por tu enésimo primer amor, y muchas otras tantas fiestas con tus amigos para celebrar ese fin.

domingo, 12 de junio de 2011

El mancebo

No recuerdo cuál tarde de sábado fue cuando caí en cuenta que era su amante. Salimos varias veces a caminar, y nos acostamos otras tantas. Nos veíamos con determinada frecuencia, y mi cuerpo aún temblaba cuando se me lanzaba encima antes de empezar la faena. Nada me parecía fuera de lo normal; sin embargo, ese día, luego de aconsejarle cómo debería hacerle el amor a su novio, fue distinto: lo supe por primera vez.

....

Allá por el 2008, cuando era un mocoso poco conocido, y no gustaba de vicios, tuve la dicha de tener varios encuentros sexuales. No me codeaba con muchos gays, y los poco que frecuentaba no los trataba más de 3 o 2 veces, según la calidad del polvo. Quería "curiosear". Tenía apenas 16 años, y mis hormonas estaban a flor de piel. No recuerdo con exactitud con cuantos me acosté por aquel entonces, pero sí recuerdo a alguien especial: el Charrúa.

Lo conocí de la misma manera que a los demás: a través de El Chat. La primera vez que lo vi no paraba de tartamudear por los nervios. Eso más mi timidez me hizo quedar como el púber más gay que él hubiese conocido; no obstante, no tardé mucho en visitar su departamento y en saber algo más de él que sus tallas. Él es estudiante de derecho una prestigiosa universidad, y salía con un chico bonito de un instituto de diseño muy popular, el Castañito.

Nunca traté en persona al novio del Charrúa, aunque su manera apasionada de relatarme cómo era él me bastaba para darme una hermosa idea de aquel muchacho, que no sabía de mi existencia. Cada encuentro su alma salía al aire, y me fascinaba cuánta misterio y belleza podía hallarse en alguien que apenas me llevaba 2 años, por eso le agarre afecto.

Siempre el Charrúa fue muy cortés y gracioso conmigo, pero ese día apenas me dirigió la palabra, algo no estaba bien. Me daba pena verlo así. Le pregunté qué pasaba. Me dijo que tenía problemas con el Castañito. Entonces, comenzó a contarme sus problemas de alcoba con él. Lo escuchaba entre excitado y preocupado. Estaba así cuando me miró a los ojos, y cayó. Yo solo sonreí, y le empecé a decir qué cosas me agradaban, cuales no me gustaban, y qué otras podría probar con él. Allí todo cambió.

Después de aquella tarde, nos seguimos viendo otras tantas veces. Sus atenciones hacia mí aumentaron, así como la distancia entre cita y cita que acordábamos. Con el tiempo, lo dejé de ver; aunque, aún mantengo contacto con él. Su relación de pareja acabó hace meses, pues el Castañito huyó cansado de Lima gris y la presión, y se alojó en los brazos de un pintor, pero esa es otra historia.

No he vuelto a compartir otro hombre como lo hice con él. Algunas noches su recuerdo hace que se me dibuje una sonrisa estúpida en rostro, o que mis manos suden más de lo normal. No me arrepiento de lo que fui. Ahora quiero probar ser novio, pero me resulta más complicado.

sábado, 11 de junio de 2011

Tómalo todo (y no me avises cuándo)

Ver a Marion Cotillard en Nine no me sienta bien. Ella no tiene la culpa, sino su personaje, Louisa. Es una mujer condenada. Tiene los ojos vacíos, y la belleza oculta dentro del vestido negro. Habla pausado, y mientras juega con ser ella misma, sabe que no lo es. Su sonrisa se ha extraviado hace tiempo, igual su encanto. Se la ha llevado él junto con sus más dulces recuerdos luego de algunas películas, y algunos castings. Como es comprensible, su esposo no la necesita, y ella lo sabe, pero por ser lo que es se siente atada a él. Eso es lo que no comprendo.

Me gustaría por momentos entrar en el film y obsequiarle "Llámalo amor, si quieres", pero no estoy tan seguro de si lo leería. Quizá me creería un impertinente por tratar de salvar su vida personal siendo tan solo un extraño, pero es que no la quiero ver mal, no me quiero ver mal. Es que hay algo en su mirar que me recuerda al mío, supongo que eso me asusta. Me aterra creer que quizá yo también me pueda quedar así por un tipo que no sabe compartir. Por eso, me asusta enamorarme.

No tendría miedo si algún día me llegase a enterar que el chico con el que salgo se acuesta con otros. Tampoco celos. Quizá ese día hable con él seriamente, y le pida que si desea hacerlo no me cuente sus experiencias sexuales, sino que las aplique con rigor. Sin embargo, sí le exigiría que no haga pública sus vida con aquellos chicos más allá de sus respectivas camas, me daría pánico saber que aquellas experiencias vividas solo con él no son solo mías. Rompería mi razón para sentirme en parte atado a él.

Espero que, cuando llegue, no me deje cegar tanto por la ilusión. Enamorarse, creo yo, es tomar parte de uno de los juegos más arriesgados de la vida, y no salir perdiendo es lo más difícil.


sábado, 4 de junio de 2011

Vida y Yo

Estoy un poco resentido con la vida. Es que la huevona se pasa. Yo doy todo lo que puedo para manejar bien la situación, pero me la pone difícil, pues. ¡Qué culpa tengo yo? Sí, lo sé. He sido bien pesimista últimamente, pero a todos nos viene la regla tarde o temprano, ¿no? No es que ahora sea Mr. Felicidad y sonría a todo el mundo, y crea que mañana todo será pinky, pero he aflojado mi carácter, y mucho. Entonces, ¿por qué se comporta así conmigo?

No lo entiendo. Cuando quería conmigo, estaba sin ganas, y ahora nada. ¿También le habrá venido la regla? Quiero que volvamos a estar como antes. No había peleas, pero tampoco mucho entendimiento. Eso era pajita, al menos me tenía pensando sin llegar al extremo de querer que me jale de los pelos por sus dudas. Ay vida, vida, si supiera todas las tonterías que me hace. La echo de menos sus toques, lo suficiente diría yo. Estamos en un break, pero quiero verla de nuevo.

Creo que somos buena pareja, siempre hay equilibrio. Lo malo es que a veces se pasa de pendeja. Yo no tengo problema con ello. Tenemos una relación bien open mind, pero no me gusta que otros me increpen lo bien que se lo pasan con ella, mientras estoy peor que perro arrastrado. Eso me jode. Solo le pido que sea más caleta cuando se quiera divertir, nada más. Espero que esté más tranquila esta semana que viene. Han sido días pesados. Hasta pronto, es hora de ir a su encuentro.